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Sepp Blatter, que fue reelecto la semana pasada por quinta vez como presidente de la Fifa, renunció a su puesto mientras oficiales confirmaron que estaba en el foco de una investigación federal por corrupción
Tomado del New York Times – Sam Borden, Michael S. Schmidt y Matt Apuzzo
Durante días Blatter ha tratado de distanciarse de la controversia, pero varios agentes de Estados Unidos, declarando en condición de anonimato, han dicho que en sus esfuerzos por construir un caso contra Blatter ellos esperaban ganar la cooperación de algunos directivos de la FIFA que actualmente están acusados.
En un breve discurso realizado en la sede de la FIFA, Blatter dijo que la organización necesitaba «una profunda reestructuración» que él había decidido dar un paso al costado de la organización para la que había trabajado por 40 años. Blatter, de 79 años, habló en francés y se refirió a su reciente reelección al frente del organismo que agrupa a 209 naciones cuando dijo que «a pesar de que los miembros de la FIFA me dieron este mandato, no pareciera que es respaldado por todos en el mundo del fútbol».
La renuncia de Blatter no es inmediata; de acuerdo con Domenico Scala, miembro independiente del comité de auditoría de la FIFA, que habló ante los medios después que Blatter, una reunión extraordinaria debe ser convocada para elegir a un nuevo presidente. De acuerdo al reglamento de la FIFA, deben pasar al menos cuatro meses para convocar dicha reunión, así que Scala indicó que la nueva elección podría ser entre diciembre de 2015 y marzo de 2016.
La presión sobre Blatter aumentó en los últimos días, justo antes del Congreso de la FIFA el viernes pasado, donde fue reelecto. Dos días antes de la elección, la policía suiza —actuando en nombre de autoridades de los Estados Unidos— arrestó a varios ejecutivos de la FIFA, incluyendo a dos vicepresidentes de la organización y a Rafael Esquivel, presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, en un hotel de cinco estrellas en Zúrich, y el Departamento de Justicia de los Estados Unidos emitió una acusación formal de 47 cargos alegando corrupción generalizada dentro de la organización. La policía suiza también reveló ese día que una investigación paralela, que se centra en en las supuestas irregularidades que involucran la licitación de la Copas del Mundo de 2018 y 2022, había llevado a los investigadores a incautar documentos y registros de las oficinas de la FIFA.
Blatter no está implicado directamente en ninguna de las dos investigaciones mencionadas, pero The New York Times reportó el pasado lunes que Jerome Valcke, mano derecha de Blatter, había sido identificado por agentes norteamericanos como la persona vinculada a transferencias bancarias que se creen están relacionadas con pagos relacionados a la Copa del Mundo. Valcke negó cualquier vínculo, y la FIFA publicó un pronunciamiento en el que pretende distanciar a Valcke de la transacción.
De cualquier forma, no fue Valcke quien se paró frente a los micrófonos de la sala de prensa. En su lugar acudió Blatter, quien sólo algunos días atrás prometió que iba a «dirigir el barco llamado FIFA y lo iba a llevar de regreso a la orilla».
