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La mayoría de los escoltas porta armas al margen de la ley

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El aumento del número de secuestros y los actos delictivos ha hecho florecer el oficio de escolta y ha hecho prosperar a las empresas de seguridad. Sin embargo, la falta de regulación por parte del Estado favorece el porte ilícito de armas y los ha hecho apetecibles para el hampa, poniendo en peligro tanto a los escoltas como a los escoltados


Mónica Duarte y Andreína García

Moto de alto cilindraje, radio en mano, pistola en el cinto y actitud de comando SWAT. Trabaja bajo los parámetros de la ley pero hace tiempo que no es funcionario. La misión: proteger al presidente de una empresa, dueño de un negocio o gerente, de un secuestro, del hampa. Los años que pasó en la policía finalmente le dieron frutos a Pedro Chacón (nombre ficticio). Hoy gana lo suficiente como para vestir zapatos de más de 50.000 bolívares. Es escolta privado.

Ser escolta se ha convertido en la meta de muchos jóvenes dentro de los organismos policiales y militares. Los beneficios socioeconómicos son quizá la motivación principal que les alienta a salir a las calles a proteger a terceros por cuenta privada.

En junio de este año el sueldo básico de un escolta en una empresa de seguridad ascendía a Bs 14.500, pero dependiendo del horario, de las horas extras y los fines de semana trabajados, puede hasta triplicar el monto mensual que gana. Los clientes, por su parte, pueden llegar a pagar Bs 90.000 por contratar sus servicios.

En los últimos años han proliferado las empresas que ofrecen estos servicios de seguridad personal. De acuerdo a una fuente que trabaja en una empresa reconocida, se requiere ser bachiller, tener porte de arma vigente y armamento propio, saber conducir, tener licencia vigente y alguna experiencia policial o militar para ser escolta.

[quote_center]En junio de este año el sueldo básico de un escolta en una empresa de seguridad ascendía a Bs 14.500[/quote_center]

La Dirección General de los Servicios de Vigilancia y Seguridad Privada del Ministerio de Interior, Justicia y Paz tiene registradas a 1450 empresas de seguridad privada en todo el país. Muchos de los servicios organizados de escoltas se ofrecen a personas particulares a través de estas empresas.

El perfil de un escolta privado

“Se valora que haya realizado cursos de seguridad, de tiro y protección de personalidades. El rango de edad de nuestros escoltas es de 28 a 45 años, pero hemos aceptado a alguno de 25”, destaca la misma fuente.

Hay escoltas que trabajan por su cuenta, pero a juicio de la misma fuente prefieren trabajar en las empresas de seguridad porque “generalmente el cliente le ofrece cierto monto, pero no les ofrece seguro, ni Ley de Política Habitacional, ni HCM”, dice una fuente anónima de una empresa de seguridad.
Hay escoltas que trabajan por su cuenta, pero prefieren trabajar en las empresas de seguridad porque “generalmente el cliente le ofrece cierto monto, pero no les ofrece seguro, ni Ley de Política Habitacional, ni HCM”, dice una fuente anónima de una empresa de seguridad.

Para esta empresa, lo que se busca es que sepan reaccionar ante situaciones de peligro. El fenotipo del guardaespaldas no importa, “depende del cliente, hay algunos que son más exigentes y sí piden un prototipo. Otros piden que pasen desapercibidos”, añade la fuente.

Muchos de los hombres que contrata esta empresa vienen de sectores populares, viven en Petare, Caricuao, El Valle. “Muy pocos viven en sectores de clase media”, destaca.

Una persona que labora en esta reconocida empresa, y que pidió no ser identificada, asegura que la demanda de vigilancia ha subido, todas las semanas llegan nuevos clientes. La semana del 10 de junio les llegaron cuatro usuarios nuevos. “La demanda ha hecho que se estén cotizando cada vez más. Ellos se van con el cliente que les ofrezca más”.

Quienes solicitan sus servicios suelen ser altos ejecutivos y dueños de compañías privadas; “hasta el momento no tenemos clientes de organismos públicos”, revela.

Hay escoltas que trabajan por su cuenta, pero a juicio de la misma fuente prefieren trabajar en las empresas de seguridad porque “generalmente el cliente le ofrece cierto monto, pero no les ofrece seguro, ni Ley de Política Habitacional, ni HCM”. Muchos guardaespaldas prefieren trabajar en una empresa que les ofrezca cierta estabilidad.

También afirma que los protectores privados suelen preferir clientes con los que puedan trabajar más horas y ganar más dinero. “Si por ejemplo un cliente tiene un horario de 8 a 5, se le busca un escolta mayor, que son los más pasivos y están de acuerdo con ese horario. Pero la mayoría suele pedir horas extras. Hay unos que dicen que pueden trabajar sábados y domingos, todo el día, pero si me pagas más. Todo es en función del dinero”, manifiesta.

Un escolta privado, que pidió no revelar su nombre por protección, comentó que la profesión está cada vez en mayor auge. Sus inicios se dieron cuando trabajaba con un capitán de la Guardia, quien lo contrataba para que lo acompañara como custodio los días de cobro, allí supo que podía ganar buen dinero en la protección de personas.

[quote_right]»La gente cree que como uno es escolta, viaja, come bien y anda en camionetas blindadas pero no todo es fácil, uno debe estar alerta las 24 horas”, dice un salvaguardia profesional que prefirió no ser identificado.[/quote_right]

“Tengo experiencia practicando tiro deportivo desde 1998, hacía trabajos de custodia eventual, una vez en una competencia se me acercó una persona y me pidió que me encargara de la seguridad de su familia, estuve trabajando con ellos durante cinco años. Luego pasé a otra familia por nueve años. Mi servicio es de acompañamiento exclusivo pero a veces me llaman para trabajos eventuales con personas que vienen del extranjero y me pagan extra”.

Para este protector la profesión ha venido mermando su calidad a medida que se populariza. “Es difícil conseguir personas 100% responsables, muchos beben, fuman e intercambian conversaciones con mujeres en su trabajo, yo no. La gente cree que como uno es escolta, viaja, come bien y anda en camionetas blindadas pero no todo es fácil, uno debe estar alerta las 24 horas”.

Sin control

Javier Gorriño, criminólogo y ex funcionario del Cuerpo Técnico de Policía Judicial (CTPJ), asegura que no hay datos sobre el número de escoltas privados que ejercen en el país, porque se trata de una actividad muy nueva y poco regulada. Lo que sí se sabe es que la demanda ha aumentado por la inseguridad y la cantidad de secuestros en zonas de clase media alta. “Los escoltas han aumentado en los últimos diez años, así como los vehículos blindados y dispositivos de seguridad”, asegura.

Para el criminólogo, hoy es muy común ver a un par de motorizados resguardando un carro. “Anteriormente los usaban ejecutivos de compañías, hoy en día casi todo el mundo. Sobre todo en las áreas del este para prevenir secuestros, en La Lagunita, Oripoto, Los Palos Grandes Norte, Altamira Norte, en San Bernardino, algunos puntos de Baruta, Los Naranjos, porque son zonas de alta peligrosidad para secuestros”, cuenta.

Gorriño manifiesta que quizás el país ha llegado a los requerimientos que tuvo Ciudad de México y Colombia y sus momentos de mayor peligrosidad. Y ante esta realidad, hace una observación: “El Estado primero debe regular la actividad tanto de las compañías que emplean a estos muchachos, como también a aquellos que ofrecen estos servicios por cuenta propia”.

[quote_center]“La demanda de escoltas ha hecho que ellos se estén cotizando cada vez más. Ellos lo que hacen es irse al cliente que les ofrezca más”, asegura una fuente anónima de una empresa de seguridad[/quote_center]

El exfuncionario considera que debe pedirse una mayor preparación y vigilancia en cuanto a la permisología y al reglamento de las armas. Regular el oficio, no prohibirlo, “no ponerle trabas, sino regularlo para que la actividad esté de acuerdo a esa normativa, que debe tener muchas exigencias beneficiosas para el escoltado y para el propio escolta”.

Para el exintegrente del CTPJ “es una actividad propicia para que la regule el Estado, para que pongan ciertas condiciones, inclusive para el aprendizaje y el conocimiento. Son armas que están en la calle. Todo para optimizar el servicio”.

El general Alfredo Berríos Pardo, director de los Servicios de Vigilancia y Seguridad Privada del Ministerio de Interior, Justicia y Paz señala que esta legislación para la custodia privada de personas está en camino, “actualmente no están regulados pero tenemos una propuesta en Asamblea Nacional de una ley. Ello conlleva a definir su capacitación, acreditación, registro, su seguro social, sus derechos laborales y la forma como ellos van a prestar su servicio”.

Según el general sí se tiene previsto que el servicio de escoltas se preste a través de empresas comerciales, como ya sucede, y se espera llenar el vacío legal que existe en la materia con una ley que esté lista para este mismo año.

¿Cuál es el sustento legal de los escoltas en la actualidad?

Las normativas vigentes se enfocan en los servicios privados de vigilancia o la custodia de altos cargos gubernamentales. El sector privado de protección personal se ha expandido en el país sin una regulación jurídica.

[quote_center]»Los escoltas civiles para funcionarios en altos cargos públicos comenzaron a contemplarse legalmente desde abril de 2012 con la resolución número 070″[/quote_center]

Las empresas que ofrecen custodia personal actúan legalmente como empresas de seguridad y vigilancia y están normadas por el Reglamento de los Servicios Privados de Vigilancia, Protección e Investigación, promulgado en 1975 bajo el decreto presidencial 699. Sin embargo, este instructivo no hace referencia al servicio de escoltas, ni están definidos los alcances de las funciones de estos servicios, quedando a juicio de los reglamentos internos de cada compañía.

Por su parte, los escoltas civiles para funcionarios en altos cargos públicos comenzaron a contemplarse legalmente desde abril de 2012 con la resolución número 070, publicada en Gaceta Oficial número 39908, que dictaba las Normas para la Prestación del Servicio de Escolta Civil de Personas.

En estas normas se establece que los aspirantes deben haber cumplido con el servicio militar, aprobar exámenes físicos, psíquicos y de capacitación, hacer un curso en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, poseer porte de arma vigente y no tener antecedentes penales.

Lo que no queda claro en la resolución son las instituciones para la capacitación y entrenamiento. En su artículo 3 la norma hace referencia a la UNES como “única autoridad competente para dar instrucción a escoltas civiles”, mientras que en su artículo 5 se contempla la formación a través de instituciones educativas especializadas en materia de seguridad de carácter público debidamente certificadas.

Jorge Suárez, de la academia privada Ateca, afirma que distintas divisiones de la policía y las Fuerzas Armadas han realizado cursos de capacitación en sus instalaciones.

Portes ilegales

La falta de sustento legal ha ocasionado que el oficio quede a la deriva y cualquiera pueda trabajar como guardaespaldas. “Usted agarra, dice que es escolta y lo contratan como uno de forma independiente. No hay exigencia del gobierno para los escoltas y no hay obligatoriedad de nada, inclusive hay gente usa armas que no están a su nombre”, señala el gerente.

Suárez asegura que la mayoría de los acompañantes que existen están en ejercicio ilegal de la profesión, “los que no están con una empresa tienen arma sin la permisología correcta”. Además, dice que actualmente operan muchas empresas fantasmas o creadas con registro mercantil débil y con aparataje inadecuado que ofrecen cursos de escoltas.

Uno de estos casos, es el hermano del oficial de la Policía Nacional Bolivariana, José Zerpa, quien ejerció como escolta privado de una fiscal por 3 años luego de ganarse su confianza como mensajero. “El horario era muy estricto y siempre tenía que estar con ella, llevaba a sus hijos a la escuelas cosa que él no hacía por su propia hija. Ahora trabaja en una fábrica donde gana menos pero está tranquilo, está con su familia y tiene vida social”.

[quote_right]La mayoría de los escoltas que existen están en ejercicio ilegal de la profesión, opina Jorge Suárez, gerente de una academia de escoltas[/quote_right]

En abril de 2014 salió el nuevo reglamento de la Ley Desarme y Control de Armas y Municiones, en su artículo 64 se establece el permiso de porte de armas de fuego para la protección de terceros. Entre la serie de requisitos que se deben cumplir se exige tener mínimo 2 años con porte de arma de defensa personal y una declaración jurada de libre ejercicio profesional. Con ello, a partir del 10 de octubre de 2014 hasta el 10 de abril de 2015 se abrió el proceso de renovación y cambio de todos los tipos de porte de armas.

El director general de armas y explosivos del Ministerio de la Defensa, G/B Carlos José Alexander Armas López, aseguró en el mes de febrero que existen 140 mil personas con permiso de porte de armas y para el momento solo 10 mil habían acudido a la convocatoria de renovación, según lo reseña El Universal.

Sin embargo, un guardaespaldas consultado asegura que para ellos es mejor tener un porte de arma personal y ahorrar problemas legales. “Es mejor ser discreto, cambiar el porte de arma ya inmediatamente te identifica como escolta y muchas veces uno debe estar anónimo o hasta cambiarse el nombre por temas de seguridad”.

¿Se estudia algo?

El 30 se abril de 2013 la Asamblea Nacional aprobó 411 millones 35 mil 414 bolívares para iniciar la fase cuatro de la Universidad Nacional de la Seguridad (UNES) que contenía dentro de sus objetivos formar y capacitar a 240 funcionarios en la protección a personalidades.

Un cliente puede llegar a pagar hasta Bs 90.000 a una empresa de seguridad por servicios de protección.
Un cliente puede llegar a pagar hasta Bs 90.000 a una empresa de seguridad por servicios de protección.

La formación en la UNES para los Escoltas de funcionarios públicos está dirigida en dos áreas especializadas: Control de Reuniones Públicas y Manifestaciones (CRPM), y Uso Progresivo y Diferenciado de la Fuerza (UPDF).

[quote_right]En abril de 2014 salió el nuevo reglamento de la Ley Desarme y Control de Armas y Municiones, en su artículo 64 se establece el permiso de porte de armas de fuego para la protección de terceros[/quote_right]

Por el lado privado, la academia Ateca, en el estado Zulia, enfoca su capacitación en cuatro áreas. Una parte de orientación legal donde se les da a conocer la legítima defensa, la ley desarme, reglamentos, código penal y leyes conexas. Una parte psicológica que pretende un cambio de conducta orientada en a la seguridad, estado de alerta y modelos conductuales.

Luego, se pasa a una fase técnica donde se explican los procedimientos con vehículos, métodos individuales y en grupo, y tácticas para la protección de personalidades, siempre tomando en cuenta que el primero que debe protegerse es uno mismo. Y una última parte práctica que, dependiendo del nivel, puede incluir prácticas de armas de fuego en polígonos de tiro.

“Estos conocimientos no los manejan las personas que tienen formación policial o militar. Porque aunque tienen disciplina propia de la función están divorciados de la realidades de la protección de personalidades”, señala el gerente general de la academia, Jorge Suárez, quien además asegura que han formado a 8000 escoltas en cursos dentro de Venezuela y Latinoamérica por medio de la Organización Mundial SWAT.

Más escoltas menos policías

Varias compañías y expertos que ofrecen servicios de seguridad personal, consultados para este trabajo, han notado un incremento en el número de expolicías que aplican a un puesto como escolta. “Hemos recibido tres ex policías y se ha corrido la voz dentro de sus compañeros y han venido más a postularse. Ellos dicen que como policías ganan suelo mínimo. Por eso se están saliendo de la policía para volverse escoltas”, indicó una de las fuentes.

Un profesor de tiro en una academia de guardaespaldas asegura que, en sus años de experiencia, ha podido comprobar que de todas las personas que van a formarse como escoltas profesionales 50% son ex funcionarios policiales. De la otra mitad, 20% son jóvenes que se interesan por el dinero que puedan ganar y 30% son personas que se han venido preparando progresivamente.

Javier Gorriño, criminólogo y ex funcionario del Cuerpo Técnico de Policía Judicial (CTPJ), coincide con esta afirmación. Bajo su criterio, la migración de policías al sector privado es algo que ocurre desde hace tiempo.

[quote_center]De todas las personas que van a formarse como escoltas profesionales, 50% son ex funcionarios policiales, asegura un profesor de tiro de una academia[/quote_center]

“Cuando se revisa quiénes son los empleados de grandes empresas de seguridad, se observa que muchos son exfuncionarios policiales. Cuando chequeas organizaciones gubernamentales, que están bastante expuestas, como el caso de Pdvsa, tú ves que la dirección de prevención y control de pérdidas está llena de militares y funcionarios policiales”, añade.

Sed de armas

Desde enero hasta junio han muerto en manos del hampa 21 escoltas. Según un trabajo realizado por Eligio Rojas en Últimas Noticias, 14 de ellos trabajaban en el sector público, siete del sector privado, todos recibieron más de cinco tiros y dos fueron quemados. “Hasta ahora concluyen que la causa aparente es para robarle las armas. Pero advierten que pudiera tratarse de motivaciones políticas”, reseña el rotativo.

Desde enero hasta junio han muerto en manos del hampa 21 escoltas. 14 de ellos trabajaban en el sector público, siete en el sector privado.
Desde enero hasta junio han muerto en manos del hampa 21 escoltas. 14 de ellos trabajaban en el sector público, siete en el sector privado.

Para el criminólogo Gorriño, los ataques se deben a la búsqueda de armas de fuego. “El escolta tú lo ves, no hace falta ni que estén uniformados. Tienen un radio, se les ve la pistola. Por esas actitudes uno se da cuenta de que son escoltas, eso lo ve el hampa y va a la caza de una nueva arma”.

Sin embargo, no se han visto casos de guardaespaldas que actúen en componenda con el hampa, pero tampoco es descartable bajo la óptica de Gorriño. “El caso Serra fue uno, pero independientemente de ese hecho, que tiene otras connotaciones e implicaciones, no han habido otros casos en los que los escoltas hayan favorecido acciones delictivas”.


Si desea contactar a las autoras de este trabajo puede escribir a andreina@larazon.net o a monicaduarte@larazon.net.