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Mis diálogos con el Imperio y su dama consentida

Es satisfactorio que la cancillería venezolana haya asumido acertadamente una vía pacifista y profesional de las relaciones internacionales


 

Jesús Silva R.

Conocí personalmente a la mujer que califican como la mayor amenaza para el gobierno de Venezuela, por sus nexos con el Imperialismo y la solidaridad que desde allá se le brinda. Esto es notorio desde su foto con al entonces presidente de esa nación y con los años se ha consolidado como una relación firme, estable, orgánica y comprometida entre ella y la potencia más grande del mundo.

No creo sobreestimar a la elegante vocera venezolana del Imperialismo, mis criterios como humilde abogado en ejercicio y escritor revolucionario tienen discreta relevancia en el universo político nacional controlado por poderosos de izquierda y de derecha. Pero es que un chavista con poder y fama también la imaginó como nueva autoridad en Miraflores, no sé si por la vía de un golpe o quizás por elecciones. Él dijo una en televisión “Presidenta Machado”. No sé si fue lo que llaman lapsus linguae. En cualquier caso que me corrija el psiquiatra.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, dice en su Artículo 53: “Toda persona tiene el derecho de reunirse, pública o privadamente, sin permiso previo, con fines lícitos y sin armas. Las reuniones en lugares públicos se regirán por la ley”. Entonces, estando mi vivencia enmarcada en la Carta Magna y con certeza de no haber cometido ninguna falta o delito, revelo ciertos detalles.

Corría el 2014, año traumático de guarimbas. Asistí a un glamoroso acto protocolar en Caracas, gracias a la invitación de gentiles diplomáticos que supieron de mi existencia a través de la lectura de mis frecuentes reflexiones publicadas en la prensa venezolana e internacional. Por aquel tiempo el diario “El Nacional” quería saber mucho sobre mi iniciativa propia en los medios de comunicación defendiendo al gobierno de Nicolás Maduro. En esos términos me entrevistaban semanalmente y me invitaban a su Consejo Editorial para pedirme opiniones.

Me sorprendió el estudio previo que los diplomáticos realizaron sobre mis credenciales como profesor de estudios políticos e internacionales, estudioso del Marxismo y vigente escritor chavista. Antes y después de aquel evento del 3 de julio, dialogamos varias veces, siempre en inglés. Manifestaron interés por mis investigaciones sobre las relaciones entre Venezuela y su país de origen. Expresaron respeto a mis recomendaciones de que ambos países debían a generar un escenario de solución pacífica de los conflictos, diplomacia dialogante y eso que los expertos denominamos “teoría de la negociación en la modalidad suma variable” en vez de la “Suma Cero” que ha caracterizado 16 años de confrontación entre Caracas y Washington.

En resumen, hablé con ellos lo mismo que escribo abiertamente en mis artículos de prensa desde hace largo tiempo. Por eso hoy veo con satisfacción que la cancillería venezolana ha asumido acertadamente una vía pacifista y profesional de las relaciones internacionales sin desmedro de los principios constitucionales de soberanía e independencia, pero si en sustitución de la diplomacia de micrófono y la promiscuidad de declaraciones hostiles entre ambos gobiernos. Todo esto lo habíamos propuesto con enjundia en prensa, radio y televisión.

Cierro la anécdota: Al llegar al evento, la primera persona con la que me topé frente a frente fue a “la dama consentida del Imperio”. Mientras la coral entonaba los himnos, codo a codo ella y yo cantamos el de Venezuela. Luego ella cantó el del Imperio y yo obviamente no la acompañé aunque me conozco la letra de punta a punta (soy marxista con cultura general). No conversamos más nada porque se respiraban nervios de lado y lado.

Me quedé conversando con Milos Alcalay y otros embajadores extranjeros. Como dato curioso, poseo la distinción de ser el primer marxista invitado a esa Embajada. Mi ciclo de diálogo académico con los diplomáticos culminó cuando uno de ellos abandonó el país luego de que la TV lo mostrara como observador indiscreto en la comparecencia ante la fiscalía de esa misma dama, esta vez imputada por magnicidio, conspiración y/o traición a la Patria.

Aunque la dama respondió sonriendo como Mona Lisa, nunca me dio las gracias por defender sus derechos humanos a pesar de nuestras ideologías contrarias.

http://jesusmanuelsilva.blogspot.com