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La inflación obliga a comprar alimentos detallados

Inflación obliga a la gente a comprar al detal

Los altos precios de la comida, la escasez y las colas han llevado a los venezolanos a comprar en pequeñas cantidades, incluso por unidad. El dinero no alcanza y el consumo de alimentos disminuye 


Mónica Duarte

Son las 11:30 de la mañana de un martes y Raúl Meléndez aprovecha el descanso del almuerzo para pasar por el comercial Abroca, un pequeño abasto en la esquina peligro de La Candelaria, y comprar tres latas de atún que llevaba algunas semanas buscando, un compañero de trabajo le avisó que habían llegado al negocio cercano a su oficina.

Esas latas pequeñas son lo único que Meléndez lleva en su bolsa porque tampoco le alcanzaba para conseguir mucho más. Gastó 1.500 bolívares en esa limitada compra.

En Venezuela las largas listas de mercado han desaparecido de las modalidades de compra. Hoy son muy pocas las probabilidades de salir a adquirir una gran variedad de alimentos para una quincena o un mes y volver con todos los productos.

“Ahora la regularidad de las compras depende del bolsillo, antes salía para el mercado quincenal, ahora lo hago cuando puedo”, dice Meléndez, quien además se queja de tener cada vez menos opciones para comer saludable.

Más temprano, ese mismo día, la maestra jubilada, Antonia Velásquez, salía del Mercado Municipal de Chacao con orégano y queso en una pequeña bolsa. Le faltaban estos ingredientes para completar una receta, pues la mayor parte de los comestibles de la semana los compra los domingos cuando asiste al mercado por pollo, frutas y charcutería para ella y sus dos hijos.

Las bolsas medio vacías también salen en manos de otros de los compradores, muchos han optado por comprar cosas detalladas que resuelvan unas pocas comidas cuando el dinero no les alcanza para mayores gastos.

“Otras veces compro un poquito más, pero aquí no hay dinero que sea suficiente, es horroroso, todo te lo cobran hasta tres veces más del costo de las cosas reguladas”, afirma Velázquez apoyada por un par de mujeres más que la escuchan en la cola para pagar.

con un billete de 50 bolívares se pueden adquirir dos paquetes de harina pan pero no se puede comprar un medio kilo de ocumo

La crisis económica es una de las principales razones que citan los consumidores al preguntarles sobre sus compras en pequeñas cantidades, al detal o por unidad.

Las familias intentan evitar gastos excesivos ante una inflación en el rubro de alimentos que supera 228% en un año (entre julio de 2014 y julio de 2015), según los últimos datos divulgados por el Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) de la Federación Venezolana de Maestros (FVM).

De hecho, en julio de este año la canasta alimentaria familiar se ubicó en 41.681,70 bolívares, lo que quiere decir que una familia de cinco miembros debe tener 5,6 salarios mínimos para costearla, precisa el Cendas.

Los productos con “precios justos” invariables se venden a montos mucho menores que el resto de los alimentos. Así, con un billetes de 50 bolívares se pueden adquirir dos paquetes de harina Pan pero no se puede comprar un medio kilo de ocumo. Las verduras y los tubérculos, que eran significativamente más económicos, han llegado a un valor similar al del resto de las hortalizas y superan algunos de los precios regulados.

“Si hago una cola y se acaba el producto no puedo comprar otra cosa, porque lo que llevo en el bolsillo era para comprar ese producto; si voy a comprar harina Pan y no hay me tengo que ir”, testifica Raúl Meléndez.

“Lo que haya, cuando haya”

Ramón Suarez, un comerciante de 67 años, se encontraba haciendo diligencias con su esposa por la avenida México y decidieron parar en una frutería que disponía de naranjas, piñas y cambures.

Para esta pareja llenar la cocina es una búsqueda constante que se da entre la economía y la variedad. Su estrategia es ir comprando por partes, “un poquito por aquí y un poquito por allá”. Aseguran que con los problemas de escasez no se pueden conseguir todos los alimentos de una canasta básica en un mismo lugar y un mismo día.

la ingesta de carne de res cayó de 51,64 gramos a 23,5 (54,4% menos)

Julio Briceño es otro que ha recurrido a las compras en pequeñas cantidades para sortear la escasez. “Cuando hay productos regulados no tengo el dinero, cuando tengo el dinero no es mi numero de cédula, y eso es solo con los alimentos. Tengo que comprar lo que haya, cuando haya. Uno va buscando algo y no lo encuentra, yo he dejado de comer hasta carne”.

Las rutinas de compra han cambiado junto con los hábitos de consumo. Aunque las cifras de este año no se conocen, pues hasta noviembre de 2014 el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el informe de consumo de alimentos por productos, ya en esa fecha el instituto reflejaba varias caídas en la ingesta de alimentos de los venezolanos.

El consumo de pollo pasó de 81,83 gramos por persona a 30 gramos, la ingesta de carne de res cayó de 51,64 gramos a 23,5 (54,4% menos), mientras que el consumo de la harina de maíz para las arepas subió más de 46%, de acuerdo a lo reseñado por la periodista Sirlene Araujo para el diario Panorama.

Las pensiones no alcanzan

Las familias inevitablemente han tenido que jugar con sus presupuestos para comprar en grandes cantidades y abastecer un hogar numeroso. Pero la historia es diferente para las personas de tercera edad que dependen de una pensión o manutención pública.

Ángel Manuel Vargiela, un residente de San Bernardino de 80 años, va todas las mañanas a comprar tres cambures para su desayuno y pan para la cena. Los frutos le salen en 75 bolívares y el pan campesino en 60.

“No puedo comprar mucho más que eso todos los días, no me alcanzaría la plata. Yo soy jubilado y gano solo sueldo mínimo. He tenido que sacrificar la cantidad de comida que como, antes comprabas lo que querías pero ahora ni teniendo los reales, porque no hay la mercancía”.

Los altos precios también han alterado la asistencia habitual de clientes en los establecimientos más populares

Aunque tienen preferencia al momento de hacer colas, movilizarse de un establecimiento a otro es más complicado para los adultos mayores, por esto muchos prefieren acudir a los comercios por su cercanía.

El señor Vargiela explica que asiste todos los miércoles a un supermercado Bicentenario y hace compras más grandes pero que los alimentos siguen estando muy caros sin importar donde se compren.

Los altos precios también han alterado la asistencia habitual de clientes en los establecimientos más populares. Francisco Rodríguez, quien vende verduras y hortalizas en el mercado de Chacao, asegura que cada vez son menos las personas que hacen grandes compras. “Solo los clientes grandes como restaurantes han mantenido la cantidad”, comenta.

En los abastos la historia es similar. Los pequeños comercios, fruterías, charcuterías y negocios pequeños han tenido que aumentar semanalmente los precios para poder seguir ganándole la misma cantidad a sus productos y eso ha disminuido a la concurrencia de clientes, quienes prefieren buscar los productos directamente de camiones que llegan del interior o en puestos no tradicionales, según lo expresan varios compradores.

cola para comprar alimentos
Algunas personas prefieren comprar alimentos detallados para no hacer largas colas, aunque eso implique pagar un poco más

Alternativa a las colas

Para personas como Eurícides Camacho, de 72 años, comprar pocas unidades también se presenta como una opción para evitar hacer colas por productos. Aunque admite que a veces es una alternativa poco rentable.

En una bolsa de plástico color azul lleva 100 bolívares en queso, 350 bolívares en un paquete de café y 400 en un cartón de huevos. Camacho a menudo lleva una bolsa similar con otros pocos víveres que va consiguiendo los días de semana y compra “para no sacrificar la calidad de su alimentación”.

“Nunca hago colas, prefiero pagar caro o comprarle a un bachaquero, voy buscando entre los abastos de este sector qué puedo conseguir y luego veo cómo lo rindo en la casa”.

En los mercados populares los consumidores ya no saben cómo estirar sus presupuestos. Algunos casos extremos incluso apuestan a adquirir pocas unidades de productos o alimentos y esperar a escuchar el total de la compra para saber si están en la capacidad de pagarlo o dejarlo en caja.


Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a monicaduarte@larazon.net