En el piso 7 de la torre Este de Parque Central viven 28 familias en un refugio que se habilitó luego de las lluvias de 2010. Después de 11 años del incendio aún la torre no está operativa en todos sus pisos
Patricia Marcano
El 17 de octubre se cumplieron once años del incendio que consumió casi 20 pisos de la torre Este de Parque Central. Once años en los que el Estado desembolsó poco más de 900 millones de bolívares para su recuperación y que no han sido suficientes para que este ícono de la capital recobre la vida que mantuvo desde su inauguración, en 1982.
La estructura no está operativa por completo. Desde hace tres años funcionan varias oficinas en las mezzaninas, pertenecientes al Ministerio Público, Saime, Gobierno del Distrito Capital y Ministerio de la Mujer, así como en niveles superiores (las colas para subir lo confirman), pero cuando se intenta ir más allá del piso 27 la frase “fuera de servicio” plasmada en los ascensores hace inferir que aún las cosas no marchan bien.
Solo funcionan dos de los cuatro módulos de elevadores: los que viajan entre el piso 1 y 15 y los que van del 15 al 27. Los restantes, del piso 27 al 39 y del 39 al 49, no, así que no hay manera de ver si la recuperación de las plantas devastadas por el incendio que comenzó ese 17 de octubre de 2004, a las 12:58 am en el piso 34, ya concluyó.
Un trabajador de Corpocapital, organismo dependiente del Gobierno del Distrito Capital y encargado de administrar el Complejo Parque Central desde 2013, informó de manera extraoficial que la recuperación concluyó hace “años” y que los pisos están listos (en obra gris) pero no han comenzado a ofrecerlos para su alquiler. No sabe por qué. La torre Este de Parque Central aún esconde parte de la indolencia que acompañó los retrasos de su reconstrucción.
“Quedamos abandonados”
De los 52 pisos que tiene la torre según sus planos originales, hay actividad hasta el nivel 22. La mayoría alberga oficinas de entes públicos como Insopesca, Fundación Musical Simón Bolívar y el Ministerio de la Mujer, pero también hay plantas totalmente desocupadas y destrozadas como el piso 8 , otras amobladas pero vacías como el 17, y una donde en lugar de sillas y escritorios hay camas, cocinas, neveras y lavadoras.
El piso 7 de la torre Este de Parque Central fue convertido en un refugio de damnificados hace 4 años. Allí todavía viven 28 familias, unas 100 personas que en general son más niños que adultos.
“Por la ley yo debía durar máximo seis meses en un refugio. Ya llevo cinco años”, comenta Maritza Berríos. Ella es la vocera del lugar. Casi nadie quiere hablar de su situación, se limitan a decir que tienen casi cuatro años allí y que vivían en el sector Anauco 2 de San Bernardino, pero si se quiere más información se debe hablar con la vocera, insisten.
«Tengo 5 años damnificada. Vivía con mi familia en El Onoto, en Caricuao, y perdimos todo con las lluvias de 2010»
La señora Maritza explica que en la torre Este había refugios en cuatro pisos: 3, 6, 7 y 8. Llegaron a ser más de 800 familias las trasladadas a esos espacios tras las lluvias de 2010, provenientes de La Vega, Nueva Tacagua, Federico Quiroz y otras zonas de la capital. Ya casi todos se fueron.
“Nosotros éramos del piso 8 y nos bajaron al 7 cuando quedó desocupado, desde entonces nosotros quedamos abandonados”, expresa.
Desde hace dos años no reciben la bolsa de comida de Mercal. El día que Maritza habló con “La Razón” había gastado 2.000 bolívares en un pollo entero y unas zanahorias. “Los pobres estamos jodíos. Es fuerte, el dinero ya no alcanza para nada”.
Hace un mes les quitaron el aire acondicionado y no tienen ventilación natural por ninguna parte; los niños se están enfermando por la contaminación que hay en ese ambiente cerrado –denuncia-, tienen diarreas e infecciones respiratorias, y hace 15 días les robaron dos lavadoras morochas en la madrugada. Nadie se dio cuenta, ni los vigilantes que están en la entrada de la torre, en el nivel Lecuna.
“Yo tengo 5 años damnificada. Vivía con mi familia en El Onoto, en Caricuao, y perdimos todo con las lluvias de 2010. Primero nos llevaron al Hospital Rísquez y allí estuvimos dos años, luego nos trajeron a Parque Central. Ya mis hijos se han casado aquí y han tenido hijos aquí”.
Maritza llegó con su esposo e hijos como una sola familia, en 36 meses la descendencia aumentó y se convirtieron en tres. Tiene 40 años, seis hijos y la más pequeña es una niña de tres años que nació con espina bífida.
Su caso y el de otra señora es distinto, aclara, pues ellos son damnificados y las otras 24 familias son “casos sociales”; no tenían casa, ocuparon ilegalmente una quinta en San Bernardino y fueron desalojados por orden de Jacqueline Faría bajo la promesa de darles un inmueble.
No saben a cuál edificio de Misión Vivienda serán asignados. Representantes del Gobierno del Distrito Capital (GDC), ente responsable del albergue, les prometieron una reunión para el 30 de octubre para informarles sobre el lugar y fecha exacta de diciembre en la que se irán, relató la vocera. “Esa es la promesa”, dice resignada. Representantes de varios ministerios han ido a pedirles el desalojo porque necesitan rehabilitar ese piso, pero ellos les responden que no pueden irse porque no tienen casa.
«Es justo que se acuerden que existimos»
Este año no han entregado ningún apartamento a los refugiados de la torre Este ni han recibido la visita del actual jefe de Gobierno, Juan Carlos Dugarte, indicó la vocera. La escasa atención que les llega es por los reclamos insistentes de los refugiados.
“No me explico por qué seguimos aquí pero algún día nos tienen que sacar. Es justo que se acuerden que existimos. Yo sé que si Chávez estuviera vivo yo no estuviera aquí; después de que murió esto empeoró”, manifestó Maritza.
Persiste el riesgo
En los pisos remodelados y ocupados por entes gubernamentales los sistemas de rociadores contra incendios fueron reemplazados y lucen nuevos, pero en el piso 7 no saben si hay o si funcionan; no tienen extintores. Ni siquiera por el hecho de que allí han improvisado cocinas y conexiones a gas para preparar los alimentos los bomberos los visitan. “Más nunca vinieron, ni a preguntar por la salud de los niños y de uno”, asegura Maritza.
Las escaleras de la torre Este disponibles para uso público no se pueden usar a lo largo de las 22 plantas “operativas”; ir de una oficina a otra no siempre es posible y puede llegar a ser un riesgo.
Cuando ocurrió el incendio en la torre Este todas las vías de escape estaban cerradas con cadenas. Mientras los bomberos tumbaban puertas el fuego avanzaba
Hay pisos donde la puerta está abierta pero abundan aquellos donde los organismos del Estado decidieron cerrarlas; en consecuencia hay tramos de hasta seis pisos donde las escaleras son espacios peligrosos, totalmente oscuros, sin luces de emergencia ni ventilación y donde se concentra el olor a orine rancio -en el mejor de los casos- o a excremento humano; en un recorrido por ellas pueden encontrarse rastros en esquinas o en paredes.
Además en los pasillos y áreas de ascensores no hay señalizaciones ni indicaciones sobre cómo salir en caso de emergencia.
Una de las limitaciones que consiguieron los bomberos para atacar el incendio de la torre Este de Parque Central, hace 11 años, fue el bloqueo de las puertas de las escaleras.
“Todas las vías de escape estaban cerradas con cadenas para evitar que se metieran a robar, los bomberos tuvieron que romper como 10 puertas y además ningún sistema contra incendios funcionaba, ni las mangueras ni las bombas, y el sistema de presurización de las escaleras tampoco servía”, recuerda Jorge Molina, arquitecto y excomandante de los Bomberos del Distrito Capital, quien era el jefe del Departamento de Investigación del organismo en 2004, cuando ocurrió el siniestro.
Mientras los bomberos tumbaban las puertas el incendio avanzaba. Molina cuenta que el fuego comenzó el domingo en la madrugada y casi lo controlan ese mismo día, pero el quiebre de los vidrios de la fachada oeste avivó las llamas (por la entrada de oxígeno) y fueron subiendo por la gravedad, arrasando piso por piso. Se extinguió el jueves.
Las torres Este y Oeste fueron construidas con unas macrolosas de concreto, ubicadas bajo los pisos 1, 15, 27, 39 y 49, que según explicaciones dadas hace cuatro años por el arquitecto de Parque Central, Daniel Fernández-Shaw, permitían aislar el fuego entre los niveles.
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Pero esa vez la macrolosa de los pisos 39 y 49, una especie de refugios que debían estar desocupados, se quemaron porque estaban llenos de muebles y equipos viejos, explica Molina. “El incendio empezó en el 34 y terminó en el 51”.
El excomandante de los Bomberos reconoce que en la torre Este se han resuelto problemas puntuales, pero aún hay normas de seguridad que se incumplen y pueden notarse a simple vista.
“La gente olvida que la prevención es una inversión, no es un gasto. Si tú quieres tener un edificio seguro, invierte en la seguridad, la prevención es rentable. Pero lamentablemente el Estado ha sido uno de los actores que históricamente ha potenciado el riesgo de forma sostenida”, manifestó Molina.
En una entrevista publicada por El Universal en 2009, Fernández-Shaw informó que la torre Este se quemó porque las autoridades no habían renovado el seguro del edificio; de ahí que el sistema contra incendios no funcionara.
El riesgo en esa torre, al igual que en la Oeste y en todo el complejo, fue advertido por los Bomberos de Caracas antes del suceso de 2004, asegura Molina. “Nos preocupaba tanto la ineficiencia del Estado que antes de que se quemara la torre hicimos una reunión con el presidente de Centro Simón Bolívar y montamos una estación de bomberos en planta baja. Parque Central no se ha quemado más porque están los bomberos allí”.
En diciembre 2012 se registró un conato de incendio en el piso 15 de la torre Oeste, donde funcionaba un refugio de damnificados. Tras el hecho, el Ministerio de Comercio –responsable del albergue- decidió desalojarlo y enviar a los refugiados al Hotel Alba.
Centro Cultural
Los anuncios incumplidos han marcado la recuperación de la torre Este de Parque Central. El primero fue dado por Ramón Carrizález, quien era ministro de Infraestructura cuando ocurrió el incendio en octubre de 2004 (el fuego comenzó en oficinas de este despacho). En 16 meses la torre estaría lista, dijo públicamente en ese entonces.
Los trabajos comenzaron en 2005, pasó 2007 y la fecha estimada de ocupación total se extendió para 2008; representantes del Centro Simón Bolívar (CSB, ente encargado de todo el complejo Parque Central hasta 2013) dieron ese anuncio. Luego se habló de 2010 y 2012.
Más de 900 millones de bolívares no han sido suficientes para reactivar todos los pisos de oficinas de una de las torres gemelas del complejo. El diputado Stalin González pidió en varias oportunidades justificar la inversión considerando la cantidad de créditos adicionales aprobados por la Asamblea Nacional.
Todas las obras de remodelación hechas en 11 años se hicieron sin consultar al arquitecto de la torre, Daniel Fernández-Shaw. Él mismo envió una carta dirigida al presidente del CSB, el 2 de febrero de 2005, ofreciendo sus servicios y los de profesionales involucrados en la obra original; la comunicación fue recibida por las autoridades pero la oferta fue rechazada.
En septiembre del año pasado la entonces jefa de Gobierno de Distrito Capital (GDC), Jacqueline Faría, informó junto a Andrés Izarra, quien era ministro de Turismo, que la torre Este sería un centro turístico entre los pisos 50 y 54, con restaurantes, salas de cine, galería de arte, tiendas y un mirador que contará con 16 binoculares.La inauguración fue prevista para año y medio después de este anuncio: marzo de 2016.
De este proyecto no han vuelto a hablar las autoridades del GDC ni de Turismo, sin embargo el comentario puertas adentro de Corpocapital, según se conoció de manera extraoficial, es que la inauguración pudiera ocurrir dentro de tres años.
Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: patricia@larazon.net
*Este texto fue actualizado el martes 27 de octubre a las 7 am