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Alianzas electorales no alineadas

MIN Unidad

Venezuela es una y juntos tenemos que enfrentar la reconstrucción del país, sin odios ni rencores pero con firmeza


Luis Fuenmayor Toro

Pertenezco a una alianza no alineada ni con la MUD ni con el Gobierno. Voy como candidato encabezando la lista de Caracas (Distrito Capital) del MAS, OPINA, Bandera Roja, Partido JOVEN, Movimiento Laborista y MIN-Unidad. No milito en ninguna de estas organizaciones, pero no tengo ningún rechazo a la militancia partidista, ni creo que en este momento los partidos en sí constituyan un problema político del país, aunque conozco que una parte de los votantes así lo piensa. A los candidatos que participan en una alianza como la mencionada, liderada por el MAS, los medios de comunicación, obedientes como son a mantener la polarización político electoral auspiciada por el Gobierno y la MUD, los han bautizado como candidatos independientes, cuando en la realidad son candidatos de alianzas de partidos políticos no alineadas con ningunos de los falsos polos existentes. Podríamos aceptar que se hable de alianzas partidistas independientes del Gobierno y de la MUD, aunque pienso que el mejor término sería el de no alineadas con éstos.

Las posiciones políticas e ideológicas de los candidatos de la alianza del MAS, al igual que sus orígenes e historia, son muy diversos, tanto en Caracas como en las diversas regiones y circuitos electorales del país. Una de las razones es que su selección fue regional, por lo que privaron los liderazgos locales, la fuerza que tuvieran los distintos partidos, grupos e individuos participantes y las particularidades sociales y económicas de esas regiones. Adicionalmente, desde un principio se hizo un esfuerzo por tratar de expresar en las candidaturas la pluralidad del espectro político, ideológico y electoral venezolano, lo que al final se logró en forma bastante satisfactoria, tal y como la ex magistrada del TSJ Cecilia Sosa lo dijo en su discurso en la presentación pública de esta alianza. Esta característica explica la confluencia de candidatos como Gómez Sigala, el “cura” Calderón, Acosta Chirinos, Aldo Cermeño, Edwin Sambrano, Pablo Medina y yo mismo.

El elemento unitario nacional de todos los partidos y grupos participantes lo constituyó el enfrentamiento de la polarización política y electoral existente desde hace más de 10 años, que ha mantenido como protagonistas a sólo dos sectores del país, excluyendo a la diversidad política y electoral existente en Venezuela. Esta política, junto con otros elementos ligados a ella, como es la reelección permanente de todos los funcionarios ejecutivos, congela el liderazgo político y anula su necesaria renovación, lo que excluye a sectores importantes de la sociedad de la posibilidad de asumir tareas de conducción, para las cuales podrían estar mejor preparados que los fracasados de estos últimos 17 años. Para la gente no ha pasado desapercibida la presencia de las mismas caras en la Asamblea Nacional, en Gobernaciones e incluso en las alcaldías, mientras sus posibles reemplazos envejecen sin tener la oportunidad de demostrar sus condiciones y cualidades.

Adicionalmente a la polarización, otro elemento que unifica a quienes son miembros de esta alianza de partidos e individualidades no alineada con el poder ni con quienes han sido su comparsa, es la lucha por la proporcionalidad electoral establecida en la Constitución de 1999, pero que fue eliminada por la Ley de Procesos Electorales (LOPRE) de 2009. El establecimiento de un sistema electoral mayoritario por la LOPRE es inconstitucional y excluyente, pues limita la representación electoral sólo a los dos primeros competidores, dándole al ganador una mayoría holgada sin importar cuantos votos lo separan de quien llegó en segundo lugar. Las elecciones de 2010 son un ejemplo claro: Con 48 por ciento de los votos y una diferencia sobre la MUD de sólo 1 por ciento, el Gobierno se hizo de una mayoría holgada en la Asamblea Nacional con 20 por ciento más de diputados.

En el sistema mayoritario el ganador se lo lleva casi todo y quien llega en segundo lugar obtiene mucho menos escaños, independientemente del monto de la diferencia entre ambos. El resto de los participantes no obtiene absolutamente nada, lo que deja sin representación en los cuerpos deliberantes a aquella parte del pueblo que no sea afecta a los partidos de las alianzas polarizadas. Es el caso claro de los 200 mil larenses que sufragaron por el PPT en su estado en 2010 y no obtuvieron ninguna representación, lo que los hizo convertirse en excluidos electorales, en unos parias dentro de su patria, en unos venezolanos sin derecho a estar representados en la Asamblea Nacional, pese a que su votación fue muy cercana a la de la MUD y a la del PSUV. Enfrentar esta perversión legal significa modificar la LOPRE y esa es una tarea conjunta de esta alianza no alineada.

La lucha contra la polarización y por la democratización electoral, que significaría la incorporación plena de la proporcionalidad ordenada por el artículo 63 de la Constitución, son los elementos que aglutinan a los partidos, grupos y personalidades de la alianza del MAS. Adicionalmente, impulsaremos el respeto al pluralismo político, el rescate de la Asamblea Nacional y de todas sus atribuciones constitucionales, perversamente secuestradas por el PSUV y el Gobierno; el respeto del derecho a disentir sin ser insultado, vejado, hostigado y perseguido. Los venezolanos tenemos los mismos derechos. Venezuela es una y juntos tenemos que enfrentar la reconstrucción del país, sin odios ni rencores pero con firmeza, sin venganzas pero con justicia. Este 6 de diciembre debemos elegir una Asamblea en cuya composición no haya grupos mayoritarios, para que el consenso sea lo procedente.