Por cada litro de gasolina de 95 octanos (cuesta Bs 0,097) la estación de servicio recibe Bs 0,35: casi cuatro veces más que el costo del combustible. Pese al subsidio, las bombas apenas se mantienen y los trabajadores no laboran en óptimas condiciones
Marisela Castillo Apitz
La gasolina es tan barata en Venezuela que el Estado le tiene que pagar al sector privado para que la vendan en las estaciones de servicio. De lo contrario el dinero producto de su comercialización no alcanza ni para pagar a los empleados de la misma bomba de gasolina.
Actualmente cada litro de 95 octanos cuesta Bs 0,097 céntimos. Lo que quiere decir que si una bomba vende 150.000 litros a la semana (cada tanque tiene una capacidad promedio de 30 mil litros) recibe 14.550 bolívares, que en total serían 58.200 bolívares al mes.
La situación puede ser peor en el caso de la gasolina de 91 octanos, que tiene un costo de 0,070 bolívares. Por 150.000 litros de gasolina vendidos el dueño de la bomba recibe Bs.10.500 semanal y 42.000 bolívares mensual.
En vista de estos pequeños márgenes de «ganancia», el Estado venezolano buscó la manera de hacer productivo para el sector privado operar una bomba de gasolina y decidió pagarle por vender combustible. Por cada litro de 91 octanos el dueño o concesionario de la estación recibe 0,28 bolívares, mientras que por la de 95 octanos le pagan 0,35 bolívares, precisaron varios dueños de bombas, quienes prefirieron no ser identificados.
«Para que este negocio sea rentable es necesario buscar vías alternas. Montar una tienda, ferretería, venta de repuestos o lunchería»
De esta manera la rentabilidad para el operador de la bomba aumenta. Ahora en vez de ingresar 14.550 bolívares por vender 150.000 litros semanales de gasolina de 95 octanos, gana 67.050 bolívares por semana, producto de los 52.500 mil bolívares de subsidio que le da Pdvsa al sector privado.
Sin embargo, durante un recorrido que hizo «La Razón» por diferentes bombas de gasolina ubicadas en Caracas y el estado Aragua los dueños de las estaciones denunciaron que este subsidio «no llega a tiempo» y que el Estado se tarda hasta 3 meses en pagar. Lo que hace que definitivamente una bomba de gasolina no dependa de la venta de combustible para sobrevivir.
Según explicó el operador de una bomba de gasolina en Aragua, que decidió no revelar su nombre porque Pdvsa tiene más de 5 años que no le renueva la concesión y su negocio está pendiendo de un hilo, este subsidio tampoco es suficiente y además está rezagado porque no incluye los últimos tres aumentos de salario mínimo ni el pago de los cestatickets a los trabajadores.
«Para que este negocio sea rentable es necesario buscar vías alternas. Montar una tienda de conveniencia, una ferretería, venta de repuestos o lunchería», agregó.
Según los propios cálculos de su bomba de gasolina, que considera es mediana por tener 5 tanques y 25 empleados, el 80% de sus ingresos proviene de la lunchería que montó. Allí vende refrescos, sándwich de jamón y queso, chucherías y opciones sencillas para almorzar. «Con los ingresos que me dan estas ventas es que puedo pagar a los empleados de la bomba y tener algún tipo de ganancia. De lo contrario ya estuviera quebrado», dice.
En Venezuela existen1659 bombas de gasolina, según las cifras que aportó Wills Rangel, secretario general de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST).
La cuentas no cuadran
Otro de los ingresos que percibían las bombas de gasolina era lo referente a la venta de aceites y lubricantes, pero «como solo tenemos acceso a una cantidad regulada de estos productos también nos vemos afectados», dice el dueño de una bomba ubicada en el municipio Baruta. Según cuenta, el gobierno le asigna a un grupo de estaciones de servicio un proveedor de aceite al que solamente le pueden comprar.
En su caso tiene derecho a adquirir 1.080 unidades de litros de aceite al mes, pero como Pdvsa no le ha pagado el subsidio referente a la venta de gasolina no tiene capital para hacer esta compra. Advierte que ya le pasaron una normativa de vender solo dos litros de aceite por persona y que debe pedir la cédula y hasta el carnet de circulación del carro.
En Venezuela hay 6.800 trabajadores vinculados a las bombas de gasolina, según el secretario general de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST). Varios bomberos consultados aseguraron que el sindicato que los agrupa está muy dividido y no tienen una vocería fuerte que defienda sus reivindicaciones
Actualmente un bombero gana sueldo mínimo (este mes pasaron de poco más de 7.000 bolívares a 9.649 bolívares), pero al mes pueden hacer más de Bs 5.000 producto de la propina que reciben. Es por eso que ninguno de los trabajadores consultado está de acuerdo con que aumenten el precio del combustible porque saben que los primeros afectados serán ellos.
«Yo sé que la gasolina aquí prácticamente se regala, pero con la crisis que hay y si suben el precio la gente no nos va a dar tanta propina. Así que por ahora es mejor que ni la aumenten», asegura Pablo Suárez trabajador de una estación de servicio ubicada en Chacao.
En algunos casos, los empleados recibían 5% de las ventas de lubricantes, pero como estos productos dejaron de venderse libremente, ya no perciben ese ingreso que, según los propios bomberos, era importante para «redondear» sus ingresos.
Sin protección
Cuando la gasolina venezolana contenía plomo el Estado le daba un vaso de leche al día a cada bombero por motivos de salud. Sin embargo, esto cambió luego de que le quitaran el plomo al combustible. Ahora, según relataron varios trabajadores, les dan un bono anual en bolívares, que varía según el contrato colectivo que hay por región.
Los uniformes eran dotados por Pdvsa hasta hace poco más de 2 años, pero ahora este gasto corre por los privados, indicaron los empleados de una estación de servicio ubicada en La Castellana.
Cada bombero debe tener un tapa boca por razones de salud pero ni el Estado ni el privado se lo dan. Por ello la mayoría no lo tiene al momento de trabajar, aunque algunos optan por comprarlos ellos mismos. Se trata de un gasto nada económico, pues el precio ronda los 3.000 bolívares, informó un bombero que trabaja en una estación de gasolina en Chuao.
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