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La MUD es de la OTAN

Mud

Tenía razón Andrés Eloy Blanco cuando decía que no hay nada que haga más ruido que un diputado nuevo


 

Julián Rivas

Calma, calma. Estos resultados de las elecciones del 6 de diciembre no han sido interpretados fielmente. Unos no asimilan la derrota y otros no saben administrar su triunfo.

Qué apretados son algunos en política. Los demócratas perrorabiosos han sacado los dientes. Quieren rebanar a los chavistas, restaurar el viejo orden, borrar la Constitución Bolivariana, reducir la Fuerza Armada, tantas cosas. Acabar con Mercal, suelta una diputada(o) y Henry Ramos anda en plan de provocador. Ya se le ven las costuras al monstruo.

“Quien deja vivo al ofendido, ha de temer siempre la venganza”, advirtió Francisco de Quevedo. No lo entendieron quienes se creyeron “guías del proceso”. Tampoco ahora Henry Ramos. Sigamos con Quevedo: “El tirano más atiende a ejecutar su tiranía que a no saber administrarla; pocas veces deja el ambicioso de prometer su gobierno suave, pero después le tiraniza”.

Tirano es Henry Ramos. Ahora este veterano insulta, veja, amenaza. Se mete con periodistas. Los ofende. Pero por qué no se mete con otro fablistán, con Pastor Heydra, su compañero de partido, que lo llamó parcha.

Los revolucionarios debemos tomar las cosas con calma. Hace rato advertimos que la pequeña burguesía que se apropió del proceso, nos iba a llevar por un despeñadero. Ya nos metieron en el paquete. Calma para salvar la patria. La gente quiere revolución realmente existente.

Cierto es que fueron irresponsables estos pequeño-burgueses vestiditos de rojo-rojito. Pero está en juego el futuro de nuestra patria. No vamos a entregarle nuestro país a los sionistas, a los Estados Unidos, tarea asignada a la MUD.

Un maracucho chavista dice que el 6D al menos sirve para que los que pretendieron ser legatarios únicos y eternos del proceso reivindicador de todo un pueblo, “cojan el hilo”. Y que ahora den paso a un lado, para que ganemos las elecciones del año que viene.

De verdad, tenía razón Andrés Eloy Blanco cuando decía que no hay nada que haga más ruido que un diputado nuevo.

El imperio contraataca

Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos, mintió cuando decía que creía en la autodeterminación de los pueblos, que detestaba la diplomacia del dólar y se declaraba amigo de América Latina. En 1905 habló al Congreso de una relación de carácter ético con América Latina, de colaboración cabal y honorable. Saque la cuenta. Invadió a México, Haití y República Dominicana. También compensó con millones de dólares a Colombia por la secesión de Panamá.

Por qué sorprenderse de las declaraciones de los mandos de Estados Unidos. “En un paso democrático, el pueblo venezolano votó por el cambio. Estamos con el pueblo venezolano”, dijo Hillary Clinton, con intereses sionistas. Y John Kerry, secretario de Estado, quien en octubre dijo que Venezuela es una democracia imperfecta, ahora exclamó: “Los votantes venezolanos expresaron su abrumador deseo de cambio en la dirección de su país”.

Pobre MUD. Ahora no quieren ser de oposición, quieren ser “gobierno parlamentario, autoridad legítima”. ¿Poder paralelo? Qué bolsas. No se extrañen si piden reconocimiento externo. Así son los agentes extranjeros.

Hay un plan para meter a Venezuela en el redil del bloque Estados Unidos-Europa, que en lo militar busca la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que tiene en Colombia a uno de sus colaboradores.

Un “nuevo”, Juan Pablo Guanipa, anuncia que va a abrir la frontera con Colombia. A troche y moche, a lo arrecho. Este personaje es lo que mi abuela llamaba “hombrecito forzado”. “El cierre de la frontera en el Zulia es tratar de profundizar una crisis artificial que ellos mismos han creado contra el gobierno colombiano”, dijo hace poco. Ahora con cuerito de diputado, Guanipa apoya “legalmente” el desorden.

Este es el mundo al revés. En Colombia seguro que lo están celebrando. Y es muy curioso: Los todavía no estrenados diputados anuncian también que van a acabar con Petro-Caribe.

Pero celebran a Colombia, que las mafias paramilitares sigan haciendo fiesta bachaquera, para que nos inunden de telas caras. Para que siga la especulación del dólar Cúcuta. Casualmente, Guanipa fue el que prometió en campaña dolarizar los salarios.

Por esto un amigo ha soltado: ganaron los bandidos, los viejos corruptos. Robert D. Kaplan, teórico de la orientación guerrerista de Estados Unidos, en su libro “La anarquía que vendrá” (The coming anarchy), señala que fue con el modernismo, con el advenimiento de las naciones-estado en Europa, cuando aparecieron las fronteras. “Frontera es un concepto moderno que no existía en la mentalidad feudal”, dice Kaplan.

Y un nuevo feudalismo es lo que propugna Estados Unidos, donde el gran señor feudal reinará en Washington. Por lo demás, sin la rigurosidad de la frontera, los gringos se proponen doscientos nuevos países. Divide y reinarás. Lo cierto es que el mundo sin fronteras sería para los países pendejos. Pregúntenle al conservador Donald Trump si quiere lo mismo entre México y Estados Unidos.

Una frontera sin control del lado occidental, es el triunfo del narcotráfico. Es el dejar hacer a lo ilegal. Ya Colombia es el Israel de Suramérica. Esta ilusión tiene raíces en el anglosionismo, corriente con fecundación ideológica en eso que llaman Primero Justicia. Todo es parte de esta visión extremista burguesa, autoritaria liberal y liquidadora de la autonomía de la clase obrera. Por eso enfilan contra la Ley del Trabajo con apoyo de Fedecámaras. Y Carmona Estanga será uno de los beneficiados de una impune Ley de Amnistía. Para allá nos empujan.

Está en juego el futuro de nuestro país. El pensamiento bolivariano sobra para los extremistas de derecha. Nada de Fuerza Armada para un país realmente independiente. Por eso Ramón Guillermo Aveledo dice que no necesitamos armas de tecnología avanzada. Ya vendrán propuestas de acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y la oportunidad para que Moisés Naim, Carlos Blanco y Gustavo Tarre opinen que no estarán mal unas bases gringas por la cuadra. Si los dejamos.

¿Cómo está el cerro Toya? Ah muchachonas, aprieten duro…