Más que agentes del imperio parecen bolsas los que para un país agredido como Venezuela sugieren comprar chopos caseros
Julián Rivas
Venezuela vive tiempos muy duros. Es país agredido. Las burguesías globales quieren hacer fiesta con nuestro país. Pareciera que muchos en el mando no se dan cuenta y otros, como la dirigencia perrorabiosa, cumple el guión que le han impuesto los imperialistas anglosionistas.
El asunto lleva rato. Ojalá quienes vayan a la Asamblea Nacional sean mayoritariamente venezolanos con la suficiente claridad de que es necesario defender a nuestro país. Porque no esperemos mucho de los opositores perrorabiosos. Los que están enrolados en la Internacional Socialista (IS) son instrumentos del Imperio. La IS quedo para eso. Ahora a ese organismo socialdemócrata entran hasta los extremistas de derecha, como Leopoldo López, para que adquieran cierto perfil “progre”.
Se quiere minar nuestra soberanía política, económica y militar y debemos reaccionar. Hay acciones directas y otras en el marco de las ideas. El contrabando puede ser el que práctica el bachaquero como ideológico. Los apologetas del capitalismo, promotores de la hegemonía anglo-gringa-europea niegan la territorialidad de las naciones que signifique independencia real. Más si está articulada a la idea socialismo.
Los tiempos que se avecinan serán duros. Porque hay adversarios en la acera de enfrente, y también hay enemigos de la patria disfrazados de rojo-rojito. Son infiltrados de siempre o que en el curso de tiempos recientes fueron captados por la inteligencia gringa, inglesa, francesa, española, alemana, israelí. Es un bazar. Lamentablemente estas cosas las confirmamos cuando el farsante se aposenta en Washington en plan de cooperador imperial, y gozando de protección.
A Venezuela la vienen saqueando desde Colombia. Y ninguna gracia le hace a nuestro país que nuestras autoridades guarden silencio ante los crímenes de Colombia. Qué casualidad, el derribo de aviones en la frontera se parece mucho a los que Turquía hace en la frontera con Siria. Eso es viejo. Vea un solo ejemplo: el 23 de marzo de 2014 aviones turcos derribaron con misiles un avión sirio, y Erdogan, entonces Primer Ministro en campaña para presidente turco, dijo en un mitin electoral: “Nuestros aviones derribaron la aeronave. ¿Por qué? Porque si tu violas mi espacio aéreo, de ahora en adelante, nuestro golpe será duro”.
Y así como Turquía es de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), Colombia es colaborador de la Otan. Y así como Turquía tiene acuerdos militares con Israel, Colombia tiene acuerdos militares con Israel. Así como Turquía facilita la infiltración de terroristas en Siria, Colombia infiltra paramilitares en Venezuela. Y así como Turquía le compra petróleo al Estado Islámico, barato, muy barato, igualmente Colombia promueve el bachaqueo de gasolina y otros recursos energéticos desde Venezuela. Y de casualidad, parte del petróleo que le roban a Siria termina en Israel. Lo mismo que en Colombia se sospecha que Pacific Rubiales, que es de origen israelí, compra petróleo venezolano.
Qué casualidad, así como en Colombia se pretende acabar con cuanto equipo industrial hay en Venezuela, ya está en Turquía el grueso de la maquinaria que dio fama a Aleppo como el motor industrial de Siria.
Qué casualidad, Colombia ha establecido una diabólica sustracción de recursos monetarios. Desde Venezuela sacan alimentos, equipos industriales, minerales. Nos meten drogas, que es otro mecanismo para la sustracción de dinero. Ese dinero vuelve, para comprar más productos. Así han contribuido a minar nuestra moneda, cosa que complementan con torcidos sistemas de cambio de divisas que son oficialmente avalados por Bogotá.
Pero sigue la fábula de la Gran Colombia. Mientras, no reaccionamos firmemente ante la oligarquía. Así, el gobierno colombiano redobla el intervencionismo político abierto. Del encubierto, ni hablar. ¿Vamos a seguir con ese calamar?. La Gran Colombia nunca existió, ni va a existir.
Pero para que no tengamos duda de que existe un plan para “redimensionar” a Venezuela, esta semana leímos declaraciones de Ramón Guillermo Aveledo, exjefe y ahora encargado de relaciones internacionales de la perrorabiosa Mesa de Unidad Democrática, la MUD. Aveledo sí está claro de su rol, tan al gusto de Washington. Si no es de la CIA es un tonto útil del imperialismo. No hay dudas.
Es que Aveledo sostiene que Venezuela debe comprar armamento “donde lo consiga”. Esto es un poema. Él no dice lo que quiere, que es a Washington, que en caso de conflictividad nos daría la espalda. Un proveedor tiene que ser seguro, debe estar en disposición de servicios en cualquier circunstancia, sobre todo bélica, lo que no garantizan los gringos y sus aliados europeos, que es la gente que le gusta a Aveledo.
“No estamos en carrera armamentista con nadie, no tenemos con ningún país un conflicto actual o potencial de esas dimensiones, necesitamos el armamento para unas Fuerzas Armadas para las dimensiones de las nuestras y para las demandas como las que tenemos nosotros” indicó el también fundador de la organización opositora Mesa de la Unidad Democrática, según Sputnik.
Para Aveledo hay que comprar armas para guachimán de minas, de policías. Algo así como Costa Rica, que terminó aceptando el rol imperial de Estados Unidos y hasta le presta su territorio. Aveledo casi pide que compremos máuseres, lo que estaría a su modo de ver en favor de más dinero para la escuela. Tesis que se cae con su papel en la Cuarta, cuando siendo jefe parlamentario avaló la reducción del gasto en educación y salud, por ejemplo, durante los paquetazos de Pérez y Caldera II.
“Esos no son aviones de alta velocidad, o baterías antiaéreas que parten de supuestos de conflicto, de guerra convencional, que no son los supuestos que Venezuela necesita”, agregó Aveledo.
Esto puede ser el deseo de un buen burgués, muy decimonónico. Pero coincide con Washington y Europa que en medio de sus políticas de austeridad, aumentan el gasto militar. Chile gasta más en armas que Venezuela, y Aveledo no dice nada. El nuevo secretario general de la OTAN anuncia aumento del gasto militar en el ejercito de la burguesía global. Pobre Aveledo, que se quede con Polar y la pelota. Hay que derrotarlos.
Diga usted si no es verdad, como son de la Polar, ¡parecen bolsas!