Para lograr el objetivo cualquier medio es bueno, dice el régimen, y de ese credo nadie los saca
Rubén Osorio Canales
A un régimen atrapado por sus propios errores, asfixiado por su propio proyecto y sus propias torpezas, arrinconado por la crisis del agua, de la electricidad, del desabastecimiento, de la inseguridad, de la bancarrota, de la tormenta hospitalaria, de la inflación, del costo de la vida, de la corrupción, que hostigado por una multitud que de manera irreversible exige y quiere un cambio ya, no le queda más camino que ganar tiempo, entorpecer cualquier vía que apunte a su sustitución, extremar su poder para embochinchar cada vez más al país, hacer el mayor esfuerzo para inmovilizar a la oposición y sembrar aceleradamente las dudas y la incertidumbre en la gente para que aquel entusiasmo que produjo aquella flamante victoria del 6D, termine en decepción.
Ese plan está en ejecución desde mucho antes de una derrota que el régimen sabía inevitable, tal como lo demuestra la designación, sin ningún respeto a la ley, de un grupo de sus incondicionales al frente del TSJ, organismo bandera en la misión de desconocer las decisiones emanadas por la nueva AN.
Un plan lleno de múltiples recursos, legales e ilegales, constitucionales o inconstitucionales, no importan en este momento las calificaciones, ni los métodos para ejecutarlo, ni las alianzas, ni los acontecimientos sucedidos o por sucederse, que les pueda llegar ya sea por obra y gracia del azar, o de los errores y omisiones de la oposición. Para lograr el objetivo cualquier medio es bueno, dice el régimen, y de ese credo nadie los saca.
El camino fue trazado con premeditación, alevosía y se ejecuta en esos mismos términos con el mismo descaro, prepotencia e intolerancia de un régimen fascista cuyas intenciones están muy lejos de abandonar el poder.
Pretenderán no dejar ni un solo resquicio por donde se pueda expresar la oposición sin la reacción represora del régimen militar y cívico y para ello cuenta con el poder que le otorgan las armas y la fuerza bruta, e inconstitucionalmente y en un solo bloque inseparable y aparentemente indestructible, el poder ejecutivo, el judicial, el CNE, el Ministerio Público, instituciones a las que no les temblará el pulso para atropellar la Constitución cada vez que las circunstancias lo requieran.
Como es fácil suponer, esta realidad que nos concierne y nos asfixia, plagada de obstáculos, nos separa de una reconciliación nacional indispensable para rehacernos como país y nos lleva a una pregunta trascendente ¿podrá la sola actuación de la oposición en la AN, cambiar este tétrico escenario que solo favorece al régimen, o será necesario que los ciudadanos dejemos de ser simples observadores de una lucha que nos concierne a todos porque está en juego el destino de nuestra Nación?
Pienso que si le exigimos a quienes dirigen la oposición hacer suyos nuestros padecimientos y aplazar, por ahora, todo proyecto partidista distinto al que nos ocupa, tendríamos que dar un paso al frente e incorporarnos a esa lucha.
Si bien es cierto que tenemos muchas preguntas que requieren respuestas claras y de alta contundencia, como por ejemplo: ¿cómo enfrentará la oposición organizada en la MUD, las deliberadas y calculadas dilaciones del CNE que llevan como fin el anunciado bloqueo del referendo revocatorio? o ¿cómo va a reaccionar cuando el régimen se niegue a reconocer la ley de amnistía, cuando aborte la enmienda, como ya ha sido anunciado?
O ¿que hará ante la posible suspensión de las elecciones de gobernadores y alcaldes? ¿O por qué, como pensamos muchos, no se dedican de una buena vez a promover una constituyente ya que de lo que aquí se trata es de hacer un cambio verdadero y profundo, que no puede ser supeditado exclusivamente a la salida de Maduro cuando lo que nos ahoga es el castro comunismo en marcha?
Me parece que estas y muchas preguntas más merecen respuestas que no dejen ninguna duda si es que la oposición que dirige la MUD quiere de nuevo aglutinar voluntades.
Creo que a la oposición le llegó la hora de definir, ¿o es que debo más bien utilizar el verbo sincerar?, las estrategias de los próximos pasos, lo cual pasa por reafirmar que los problemas del pueblo y del país están por encima de todo y en ello va incluida la lucha por la presidencia, la cual pareciera estar inserta en cada uno de sus movimientos.
De no ser así todas esas preguntas tendríamos que dirigirlas a nosotros mismos, o sea a los ciudadanos, antes que un mal destino nos alcance.