, ,

Carlos Machado Allison: “Estamos mal y deberíamos acudir a la ayuda internacional”

Carlos Machado Allison

La crisis alimentaria será aún más grave a medida que avance el año si el Gobierno no cambia el rumbo de su política económica y agroalimentaria, advierte el profesor


Patricia Marcano

La escasez actual de alimentos básicos como el arroz, el pollo, la pasta, la leche, la harina de maíz precocida y la carne, por citar algunos, no responde a una razón coyuntural generada por la caída de los precios del petróleo.

Las causas van más allá y a ellas se refiere Carlos Machado Allison, biólogo con doctorado en genética, especialista en temas agroalimentarios e integrante de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. “Esto ha sido un proceso largo, no es de los últimos dos años. Los problemas de desabastecimiento comenzaron entre 2007 y 2008, y antes de esta crisis, en 2014, ya nuestra producción total era 30% menos que en 2005-2006”, detalla.

La reducción de la producción interna es el resultado de una política gubernamental que en tiempos de bonanza petrolera era compensada con la importación de alimentos. Ahora se tienen menos recursos para traer comida desde el exterior y la insuficiencia es evidente.

“La caída de la producción de carne ha sido producto de una política. El sentido común dice que el Gobierno debe modificar sustancialmente su política económica y su política agroalimentaria. Pero ese es el sentido común, no es necesariamente el modo en que piensa la cúpula gubernamental, y hasta ahora no han mostrado ninguna intención de modificar de manera sustancial su política”, expresa Machado Allison, quien es profesor jubilado de la UCV y del Iesa pero aún da clases en el programa de Gerencia de Agrosistemas.

¿En qué etapa de la crisis alimentaria estamos?

Creo que estamos viviendo la crisis alimentaria más grave de historia contemporánea de Venezuela. Hemos tenido una caída en 2015 de la producción de prácticamente todos los rubros importantes para la alimentación de los venezolanos, un descenso en la producción de azúcar, arroz, maíz, carne, leche, frutas y hortalizas y eso se refleja en la escasez y por otro lado en la inflación.

Cuando escasean los productos su precio obviamente aumenta de manera proporcional a la inexistencia de ellos, y esto permite una especulación permanente. Ese es el caso de los llamados bachaqueros, que es un mercado negro de la comida. Alimentos que se revenden cinco, diez y hasta 12 veces el precio establecido, donde la gente está ansiosa por comprarlos porque simplemente no encuentran otro mecanismo para llegar a ellos. Y esto se afecta por otro problema.

¿Cuál?

En 2014 y parte de 2015 el Gobierno logró compensar la caída de la producción nacional con un gasto enorme en importaciones. Hablamos de cifras que han oscilado en los últimos 6 años entre 7.000 millones y 10.000 millones de dólares en alimentos por año. Ahora para 2016, como resultado de la caída de los precios del petróleo y la disminución de ingresos en divisas, el Gobierno se encuentra en una situación realmente difícil para poder compensar con importaciones la caída de la producción nacional.

«La caída de la producción ha sido entre 30% y 40% dependiendo del rubro y eso no se recupera de la noche a la mañana»

¿Cómo se encuentra la producción agropecuaria actualmente?

Tenemos serios problemas de fracturas en las distintas cadenas alimentarias como la falta de alimentos balanceados para la producción de pollos y de cerdos, y la permanente situación de emergencia con el trigo y el maíz. El trigo se acaba y falta el pan en las panaderías, llega un barco, se muele una determinada cantidad, se suple, se tienen inventarios para cinco o seis días y vuelve a fallar de nuevo.

La situación de los productores en el campo es dramática. No hay suficientes semillas, plaguicidas, ni fertilizantes; faltan repuestos para la maquinaria agrícola, hay un envejecimiento significativo del parque de tractores, faltan cauchos, hay interrupciones en el suministro de electricidad que afecta profundamente el bombeo de agua, el ordeño de los animales, la cadena de frío de la leche y del queso.

Además se registra una inseguridad muy severa, como ha denunciado Fedeagro. Hay robo de bombas, de transformadores, asaltos a camiones en las carreteras para robar no solo la comida, también roban fertilizantes, plaguicidas y semillas.

Estamos viviendo una situación realmente preocupante que debería obligar a las autoridades a establecer un diálogo bien abierto y sincero con las distintas organizaciones que representan a la producción animal, vegetal, industrial, a la distribución de alimentos y a las organizaciones que representan a los productores de rubros básicos como el maíz, arroz, caña de azúcar. De no haber un cambio de rumbo de la política económica y en la actitud del Gobierno en cuanto a la producción nacional para que genere confianza, que invite a la gente a tomar el riesgo de invertir, la situación seguirá siendo aún mas grave a medida que avance el año.

¿Qué puede pasar en los próximos seis meses si no se cambia el rumbo en el sector?

Todo apunta a un deterioro, a un incremento de la escasez, de la falta de productos porque simplemente no hay, a un aumento de precios por lo escaso. La caída de la producción ha sido entre 30% y 40% dependiendo del rubro y eso no se recupera de la noche a la mañana, hay que sembrar, esperar que las plantas crezcan, que el fruto madure, cosecharlo, secarlo, procesarlo como en el caso del maíz y el arroz, y hay que tener alimentos suficientes para completar los requisitos de la cadena, importar suficiente trigo, leche.

La leche no se ve desde hace muchísimo tiempo en un gran porcentaje de los hogares, así que tenemos problemas muy serios con respecto a los nutrientes que están en la leche y que son indispensables para los niños menores de 8 años, para garantizar un desarrollo intelectual adecuado.

MENOS SUPERFICIE SEMBRADA

¿Cómo han estado los ciclos de siembra este año?

El de arroz fue increíblemente pobre, no solo por la disminución de las lluvias sino también por el problema del suministro de agua de las distintas represas y por la falta de semillas. La producción de ese primer trimestre creo que se refleja en las estanterías. No hay arroz, escasea de una manera notable. El Gobierno el año pasado logró compensar eso importándolo, ahora no tiene los dólares para hacerlo.

Los cereales se siembran con la entrada de lluvias. Ha llegado un porcentaje importante de semillas, de maíz, pero no hay fertilizantes ni plaguicidas, entonces el rendimiento o la producción por hectáreas va a disminuir mucho si no hay una llegada oportuna del fertilizante y plaguicidas requeridos.

La producción total de maíz en Venezuela es de un millón y medio de toneladas y la demanda es de 4 millones de toneladas. Los pollos y cerdos se alimentan fundamentalmente de maíz amarillo. Para tener pollos en la nevera o en los puntos de venta hay que tener maíz y no producimos suficiente maíz para alimentar a los pollos.

En el caso de caña de azúcar la caída fue brutal en la última zafra. Venezuela llegó a procesar 9 millones de toneladas de caña de azúcar y esta zafra que acaba de concluir fue de alrededor de 3 millones y medio de toneladas, es decir, únicamente 33% de lo requerido, lo cual obliga a una importación no menor a 700 mil toneladas de azúcar; eso son muchos dólares. Tenemos dos factores que nos afectan, uno es la reducción de la superficie sembrada y otro es la falta de los insumos que se requieren para que la producción sea elevada.

¿Y en el caso de la producción de carne?

El rebaño nacional no ha crecido. La violación de los derechos de propiedad y lo que eso implica, como su impacto directo en algunas fincas y la señal que el Gobierno ha enviado a los ganaderos con eso, ha generado que no haya una inversión importante en el sector, entonces el rebaño es más o menos del mismo tamaño que hace 13 o 14 años pero tenemos 7 millones más de bocas que alimentar. Eso se ha venido supliendo con carne importada fundamentalmente de Brasil. Hemos llegado a gastar 2.500 millones de dólares para importar carne cuando en el pasado el país se autoabastecía.

¿Hay alimentos para el rebaño?

Un porcentaje elevado de nuestra ganadería es de pastos abiertos pero siempre es necesario complementar eso con minerales, porque en algunas zonas hay una deficiencia de nutrientes en los pastos. El ganado para la producción de leche requiere alimentos balanceados, requieren melaza que es un subproducto del procesamiento de la caña de azúcar, además de minerales. Hay fallas. La dieta es distinta y muy especifica según el tipo de animal, de modo que sí hay un impacto sobre el rendimiento de los animales y en el tiempo requerido para que alcancen el peso adecuado para ser llevados a un matadero y tener utilidad.

¿Esas carencias de minerales afectan la calidad de lo que dan, como la leche?

Hay muchos factores que afectan la calidad de la leche. Uno es la eficiencia de la cadena de frío, importantísimo para evitar su descomposición. La salud de los animales es importante y hay problemas de falta de medicamentos, antibióticos y vacunas para el rebaño ganadero. Y hay un problema también de precio, aunque el Gobierno acaba de aumentarlo, pero el precio resulta ser mucho más atractivo para la elaboración de quesos que para la leche pasteurizada. La leche pasteurizada ha desaparecido de los anaqueles, también la de larga duración porque el problema no es solo lo que producimos sino cómo lo procesamos y empacamos; para la leche pasteurizada y de larga duración se requieren los empaques adecuados y si no hay empaques no puede haber leche disponible.

Eso también ocurre con las compotas. La tradición en Venezuela eran las compotas de pera y manzana y ahora prácticamente es imposible hacer eso porque no producen ni peras ni manzanas y ahora no se puede importar la base para la elaboración de las compotas. En otras oportunidades falta lecitina, o faltan empaques o faltan los complementos que llevan los alimentos procesados para garantizar su buena conservación y no se descompongan.

¿Se han aprovechado bien los ciclos en todos los rubros?

La producción de hortalizas se realiza a lo largo de todo el año, no hay una estación específica, hay momentos en los cuales unos son favorecidos por la abundancia de lluvias y otros son perjudicados. El exceso de lluvias puede causar mucho daño en la producción de tomate o putrefacción en la producción de cebollas. Es un tema de balances.

Cada rubro tiene sus ciclos y eso lo conocen muy bien los productores, quien no lo conoce bien es el Gobierno cuando intenta convertirse en productor, importador y en procesador, porque eso sí que no lo saben hacer, ni en este Gobierno ni en ningún otro. Detrás del conocimiento que tiene un productor vegetal o animal a veces hay años de estudios o hay generaciones de experiencia de cómo manejar eso en un lugar determinado. Eso no se hace detrás de un escritorio.

Carlos Machado Allison
«70% de los venezolanos no tiene recursos para tener una dieta balanceada», dice Machado Allison | Foto Manuel Alegría

MESES MÁS DIFÍCILES

¿Cuál debería ser la medida urgente a tomar para que la crisis no empeore?

Para comenzar creo que la solución es política. Con la última sesión de la OEA se abre una lucecita cuando se acuerda que se realice un diálogo entre Gobierno y oposición en Venezuela. Nos está consumiendo el debate político y su agresividad y eso tiene un impacto muy serio sobre la economía, porque cuando ese debate político es tan agresivo la inversión se contrae, la gente tiene miedo de invertir por la violencia, por la pérdida de los derechos, por la falta de acceso a la justicia. Por eso creo que un diálogo o un acuerdo de paz pudiera ser un primer paso para generar confianza e ir mejorando la situación gradualmente. Pero incluso si hay un dialogo los próximos meses van a ser sumamente difíciles.

¿La situación llevará a los venezolanos a pasar hambre?

La palabra hambre significa muchas cosas. Creo que ya desde hace tiempo tenemos un problema de malnutrición con deficiencia de nutrientes y exceso de carbohidratos. Varios estudios muestran que estamos combinando malnutrición con obesidad, lo cual es una paradoja porque estar gordo no significa que uno esté bien alimentado.

En este momento yo diría que 70% de los venezolanos no tiene recursos para tener una dieta balanceada. Quien tenga un ingreso diario de 1.000 bolívares no puede comprar frutas y hortalizas que por kilo oscilan alrededor de 1.000 bolívares. Y si hablamos de proteínas, la carne está alrededor de 5.000 el kilo, el pollo por encima de 3.000, quizás un poco menos en algunos lugares. Leche no hay. Los huevos están por los 3.000. Para una familia de cuatro o cinco no alcanzan, son caros.

Alguien me preguntó una vez si en Venezuela podría haber una hambruna. La palabra hambruna uno la vincula a Somalia, Etiopía, a lo que ocurrió en China en la década del 50, a la Ucrania del período de Stalin o a Corea del Norte, que son países donde ha habido miles o millones de muertos de hambre. Hambruna es muertes masivas por hambre. Ese no parece ser el caso de Venezuela hasta ahora, todavía hay una capacidad de mantener una oferta calórica que impida la existencia de una hambruna. Lo que sí tenemos es un problema de malnutrición y hay mucha gente que no puede hacer las tres comidas diarias. Pero la gente no está cayendo muerta de hambre en la calle. Eso sería una exageración y no es adecuado.

¿Pero pudiera ocurrir?

Espero que no lleguemos a esos extremos. Un país que exporta un poco más de 2 millones de barriles diarios de petróleo no debería llegar a eso. Creo que todavía Venezuela puede aspirar a tener algún tipo de crédito en los mercados internacionales y también pudiera utilizar la ayuda humanitaria. Debería abandonar ese discurso que da la impresión de que le da pena al Gobierno aceptar que la iglesia católica, a través de Caritas, envíe medicinas a los hospitales, a los ancianos y a los niños pobres de organizaciones de la iglesia. Creo que hay que abandonar ese orgullo y esa soberbia petrolera. Estamos mal y deberíamos acudir a la ayuda internacional.

¿Estamos en emergencia humanitaria? ¿Necesitamos ayuda con los amientos?

En el caso de las medicinas mucho más que en el caso de los alimentos.

¿Cómo sería la ayuda humanitaria en alimentos?

La FAO tiene un programa de ayuda humanitaria y también hay países que tienen excedentes, que son grandes exportadores de comida y si se acude a ellos se puede obtener como donación o bien en términos de pago diferido, como se hizo con países de Petrocaribe. Venezuela podría buscar una solución de esa naturaleza. Pero para eso primero debería dejar de estar peleando con todo el mundo, creo que tenemos que modificar nuestra política exterior y buscar más y mejores aliados, no seguir amenazando a todo el mundo.

¿Conoce casos de países dispuestos a ayudarnos con alimentos?

No conozco. Pero este acuerdo de la OEA pudiese abrir la puerta para que Venezuela negocie con los grandes exportadores del continente que son Argentina, Brasil, Chile, México y Colombia. Aunque muchos otros tienen también exportaciones puntuales importantes. Guatemala exporta azúcar, Costa Rica exporta productos lácteos, Uruguay exporta quesos, los únicos que no exportamos nada somos nosotros. Todos tienen algo y creo que con acuerdos a través de Mercosur y de la OEA se puede obtener algún tipo de ayuda y que no necesariamente la vamos a llamar humanitaria. Pueden ser unos términos de intercambio.

¿Qué países han afrontado una situación como la nuestra?

Algunos aspectos de la política agrícola económica venezolana me recuerdan a las políticas que tuvo el PRI en México, en la década de 1940 y 1950, que determinaron un estancamiento del desarrollo económico y un crecimiento notable de la pobreza. También ocurrió en Perú con Velasco Alvarado y ocurrió en China, pero ellos con su gran sabiduría después de 1955 comenzaron a privatizar la producción de alimentos y hoy no hay las terribles hambrunas que tuvo al comienzo del gobierno de Mao Tse Tung. Corea del Norte no lo ha hecho y es un país que en los últimos 10 años ha tenido por lo menos 2 millones de muertos de hambre; ellos han tenido crisis realmente graves, ese es un país aislado, que no negocia con nadie y termina en esas circunstancias.

¿Cual ha sido el error más importante, cometido en estos años, para haber llegado a esto?

El tema de los derechos de propiedad. Aunque nunca han sido muy firmes en Venezuela, no han tenido la fortaleza de otros países donde el respeto a la propiedad privada es sagrado. Pero este Gobierno con la Ley de Tierras y con las confiscaciones y expropiaciones ha generado una cultura de sospecha, de no inversión, de temor. Hoy los productores le tienen mucho miedo al Gobierno y eso es terrible para estimular la producción.


Ni motores ni agricultura urbana

¿Los motores económicos mejorarán la crisis alimentaria?

Realmente no. Venezuela es un país urbano, cerca de 80% de la población vive en las ciudades y las ciudades requieren canales de suministros de alimentos procesados, canales formales de transporte de alimentos. Vehículos adecuados con procesos industriales apropiados. Estos motores pueden estimular un poco la producción local y campesina de algunos sitios pero eso no representa ni el 5% del consumo nacional y tampoco van a resolver el problema de la necesidad de importar trigo, leche, azúcar y muchas otras cosas, como el maíz amarillo que se necesita para alimentar a los pollos. Y eso no tiene nada de extraño, todos los países del mundo importan y exportan.

¿Y la agricultura urbana?

Hay muchos países que lo practican pero es una actividad de tipo complementaria, no es algo que pueda resolver la demanda general. Usted no puede tener una plantación de maíz ni de caña de azúcar en un balcón ni en el patio, ni puede estar produciendo pollos que requieren vacunas, alimento balanceado y un sistema de recolección de excrementos en una casa, patio o un barrio porque eso es invitar a las infecciones y epidemias. Eso no se puede hacer así. No puede tener una vaca en su casa sin vacunas ni antibióticos.

¿Si cambia la política económica cuánto tiempo tomará recuperar la producción?

Están los ciclos cortos y los largos. Cada uno de los 54 o 55 productos de la producción vegetal y los 8 o 10 más importantes de la producción animal tienen requisitos distintos. Si tengo las semillas, fertilizante y plaguicida mañana, todo completo, puedo tener resuelto en 3 meses el problema del tomate, pimentones y los rubros de ciclos muy cortos. Si tengo todo en un año, después de dos ciclos de siembra de arroz, puedo tener suficiente arroz. Pero los aguacates requieren 4 años, el café requiere 3 años, el cacao de 4 a 5 años y construir un rebaño para el trópico requiere cruzar distintas razas para tener una vaca adecuada a la zona de la ganadería; no es cualquier vaca, eso puede llevar 8 años. Son ciclos muy largos en la ganadería bovina. Con los pollos no, en meses puedo tener una recuperación importante de la producción de pollos si tengo las vacunas y el alimento balanceado. Si le pregunta a algún político le dirá “3 años”, pero no es así.


Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: patricia@larazon.net