Para el profesor universitario y economista, Héctor Valecillos, una propuesta de dolarizar los salarios “carece de toda viabilidad económica”
Enrique Meléndez
El economista Héctor Valecillos afirma que la capacidad de compra de los salarios está hoy en día al nivel existente a la muerte de Juan Vicente Gómez, en 1935.
“Esto significa que prácticamente todas las mejoras que se lograron acumular durante casi ochenta años se han vuelto sal y agua por obra de la criminal política que se ha venido implementando”, manifiesta el también profesor universitario.
«las mejoras que se lograron acumular durante casi 80 años se han vuelto sal»
¿Cómo caracterizaría la actual situación en materia de salarios en el país?
El primer adjetivo que se me viene a la mente para caracterizar esta situación es desastrosa. Debido a las rápidas y persistentes alzas de precios y al bajo ritmo de aumento de los salarios nominales, los ingresos reales de los trabajadores han experimentado un auténtico colapso, lo que ha situado a la masa gigantesca de personas que perciben esos ingresos en un cuadro de empobrecimiento brutal. No exagero al decir que, comparativamente, la capacidad de compra de los salarios está hoy en día al nivel existente a la muerte de Gómez, en 1935. Esto significa que prácticamente todas las mejoras que se lograron acumular durante casi ochenta años se han vuelto sal y agua por obra de la criminal política que se ha venido implementando.
¿Cómo ha tratado el Gobierno de enfrentar esta situación?
La práctica seguida por Maduro resume el colmo de la irresponsabilidad social. Ella se ha limitado a elevar cada cierto tiempo el salario mínimo (incluyendo la bonificación para alimentos) pero siempre con gran desfase respecto a la mayor velocidad de la inflación. Aunque el Gobierno ha asumido que esta elevación se extiende automáticamente al resto de la estructura de remuneraciones, esto no ha ocurrido o sólo muy parcialmente. Lo que ha sucedido es que la pirámide de salarios ha terminado achatándose, produciéndose una concentración de los ingresos alrededor del salario mínimo, lo que explica el empobrecimiento generalizado.
¿Qué impactos cree que tendrá a corto y mediano plazo esta política?
Esto último conlleva beneficios extraordinarios para grupos importantes de empresarios y pseudoempresarios, en especial los que venden sus productos a precios dolarizados. Aquí sobresalen toda la gama de bachaqueros y contrabandistas de alto vuelo. El propio Estado no escapa de este aprovechamiento ya que el Fisco lucra de la extracción del excedente de los consumidores por vía de los impuestos, en particular del IVA.Varios y todos muy negativos. El primero lo acabamos de mencionar: el acelerado empobrecimiento de los trabajadores y de sus familias. En el colmo de las ironías, estos sedicentes revolucionarios que controlan el Gobierno han logrado hacer realidad la profecía de Marx según la cual, en las economías capitalistas maduras, se produciría una depauperación absoluta y relativa de los trabajadores. La depauperación absoluta es obvia y no requiere comentarios. La relativa está implícita en la baja acentuada de los sueldos y salarios en el ingreso nacional, tal como los mide el BCV.
«acelerado empobrecimiento de los trabajadores y de sus familias»
¿Qué otro impacto cabría mencionar?
Uno muy importante: la baja absoluta y relativa de las remuneraciones acentúa la contracción de la demanda de consumo y, por esta vía, tiende a hacer insoluble el problema de la contracción de la economía. Esto configura un cuadro de típica “trampa de pobreza”, que se agrega a la asfixia cambiaria (déficit agudo de divisas para importar) que ahora padecemos, así como al desplome de la inversión privada y pública.
Sin embargo, algunos economistas juzgan que la contracción salarial podría ser aprovechada para impulsar la recuperación económica. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Al margen de la crueldad para con la población trabajadora que está implícita en esa apreciación, no cabe negar que en función de la capacidad potencial de exportación de bienes y servicios y de la política económica que se implemente, la baja de los costos laborales de las empresas (implícita en la depauperación salarial) permitiría –en teoría- impulsar un alza rápida de la producción y de las exportaciones.
Lamentablemente, esta baja de los costos laborales no es suficiente para materializar esa recuperación, no sólo porque los salarios no son el factor determinante de esa recuperación, sino también porque en el caso nuestro esa baja se ha producido en forma simultánea con una reducción de la productividad del trabajo, debido a múltiples factores entre los que sobresalen la disminución suplementaria de la ética del trabajo inducida por la nueva Ley del Trabajo y las prácticas laborales que ella ha permitido, en especial al ausentismo y la indisciplina de los trabajadores.
¿Cómo ve el papel de los sindicatos en el enfrentamiento de esta crisis?
Desafortunadamente, sobre esta materia es difícil adoptar un punto de vista optimista. Como sabemos, el chavismo destruyó el movimiento sindical de un modo implacable, cebándose sobre aquellas organizaciones, cuyos líderes no se subordinaron a sus dictados. Destrucción, por cierto, a la cual contribuyó sin proponérselo Carlos Ortega con el paro petrolero de 2003, que desmoralizó el liderazgo de la CTV y facilitó la labor destructiva de Chávez.
Como consecuencia, y haciendo excepción de grupos sindicales de influencia variada, pero que actúan sin mayor coordinación, el movimiento sindical opera simplemente como un apaga fuegos de los desastres del Gobierno o simple organizador de marchas en apoyo de este último. Y esto a pesar de que los trabajadores del sector público, que son el grueso de los “sindicalizados”, padecen con gran dureza los rigores del empobrecimiento. Situación que se ve agravada por el desprecio que tiene el Gobierno por valiosos instrumentos como son la contratación colectiva y las comisiones tripartitas. Lo dicho no niega que es imprescindible reconstruir dicho movimiento, confiando que en un futuro se logren superar vicios graves que desnaturalizaron dichas instituciones.
«el chavismo destruyó el movimiento sindical de un modo implacable»
¿Cuál es su opinión sobre la propuesta de dolarización de los salarios?
Para mí, carece de toda viabilidad económica y traduce sólo el deseo bienintencionado, pero irrealista de contener el deterioro de las remuneraciones. A diferencia de los precios de los bienes y servicios que son fáciles de dolarizar –como se ve en la experiencia que ahora vivimos-, la dolarización de los salarios, dada la brecha que existe entre éstos y los precios de dichos bienes, es prácticamente imposible de materializar, además y obviamente para los trabajadores carecería de sentido dolarizar los salarios a sus niveles actuales en bolívares.
Para poner un ejemplo muy simple: si esto se hiciera a la actual tasa del mercado paralelo de divisas, el sueldo de un profesor titular de la UCV se situaría en un valor cercano a 40 dólares mensuales. Obviamente, un ingreso de hambre. Figúrate lo que quedaría para los trabajadores no calificados. No debe subestimarse la influencia negativa que juega la brecha descomunal que ahora existe entre precios y salarios. Su recomposición será, con toda seguridad, una de las tareas más difíciles de todo intento de reajuste y recuperación económica.
¿Y la llamada escala móvil de salarios?
Podría intentarse, aunque por múltiples razones que no puedo examinar aquí, si se buscara aplicar se haría en el peor momento, económica y políticamente hablando. Como se sabe, lo que conspira contra esa iniciativa es tanto la fuerte segmentación del mercado de trabajo como la debilidad sindical. No olvidemos que, en gran medida, los estragos de nuestra hiperinflación obedecen precisamente a la extrema debilidad del movimiento obrero, cuyos líderes serían los más interesados en impulsar dicho mecanismo. Por otra parte, si el Gobierno lo quisiera podría imponerla, al menos para su personal, pero es obvio que estos gobernantes no asignan ningún valor a este tipo de iniciativa. Su prédica contra el empobrecimiento es sólo retórica.
¿Cuál es su opinión sobre los cambios que esta situación ha provocado en la estructura de clases de la sociedad?
«un mundo donde sólo hay trabajadores empobrecidos y un grupo reducido de burgueses»
En este terreno la nomenklatura chavista ha conseguido uno de sus “logros” más aterradores. En términos de las profecías de Marx, la expresión sociopolítica de la depauperación absoluta y relativa de la población es la polarización de la estructura de clases de la sociedad, o sea, un mundo donde sólo hay, por un lado, trabajadores empobrecidos –la inmensa mayoría de la población-, y, por el otro, un grupo reducido de burgueses que monopoliza la riqueza social. Marx asumía que esto sería precisamente lo que resolvería el socialismo, eliminando la burguesía y elevando el bienestar de los trabajadores.
En Venezuela, Chávez y Maduro han logrado destruir en muy corto plazo las clases medias, dejando sólo pobres de los de antes y nuevos pobres (la antigua clase media) y sustituyendo la vieja burguesía por boliburgueses, en especial militares golosos y buchones. No es casual que este achatamiento de la estructura de clases replique, grosso modo, la que heredó el país bajo el gomecismo, que fue la época cuando se inició la restructuración del conjunto social una vez terminada la regresión demográfica y civilizatoria que trajo el siglo XIX. Para el futuro político del país no habrá elemento más difícil o peligroso de procesar que esta polarización social contranatura, pues su persistencia es la condición suprema de la ingobernabilidad, ya que agudiza la conflictividad social y entorpece el uso productivo de los recursos.
¿Qué piensa usted de la decisión de Nicolas Maduro de supeditar algunas decisiones del Ejecutivo a la voluntad de Vladimir Padrino López?
Yo veo esa decisión como una sinceración de lo que sucede al interior del Gobierno. Es decir, cuando los militares, por ejemplo, logran el control de la administración de los puertos, se trata de un paso más en un conjunto de acciones, mediante las cuales se ha ido entregando, prácticamente, todo el poder a las fuerzas armadas. Lo que está ocurriendo en mi opinión es el que el Gobierno está reconociendo que depende íntegramente de las fuerzas armadas, y que los otros factores, como el PSUV y otros grupos civiles, simple y sencillamente no tienen ninguna relevancia en la dirección de la política. Es decir, reconoce abiertamente que sus decisiones están subordinadas a la voluntad
El Citibank y el lavado de dinero
¿Qué juicio le merece la decisión del Citibank de suspender las cuentas del Banco Central de Venezuela y del Banco de Venezuela?
Yo digo que para interpretar esa decisión un elemento clave lo constituye el juicio que tiene lugar en estos momentos en EEUU, con relación a los “narcosobrinos”. Esa acción refleja el temor y el conocimiento que tienen las instituciones norteamericanas, con toda seguridad, sobre las operaciones ilegales de lavado de dinero del narcotráfico o de la corrupción, en las cuales están implicados funcionarios de este Gobierno de muy alto nivel. Eso es conocido.
Precisamente, se dice que lo más probable es que sean suspendidas cuentas de algunos altos funcionarios. ¿Qué piensa usted?
Sí, ya han sido congeladas desde la semana pasada cuentas de un grupo de altos funcionarios gubernamentales y de militares, cuando se dijo que se les iban a aplicar medidas rígidas.