Solo los que no tienen valores o principios se arropan en la excusa de la obediencia al mando para hacer daño
Tamara Suju Roa
He recibido una variedad de mensajes sobre los nuevos nombramientos en los que están involucrados quienes conforman el alto mando militar.
Cada uno trata de explicar, por ejemplo, porqué Nicolás subordina el poder civil al poder militar, o porqué pone a quien esta siendo investigado por estar presuntamente involucrado en redes internacionales de narcotráfico, como ministro, o porqué sacó a fulanito del juego, o quiénes son los que conforman el nuevo mando, quién está perdiendo el poder y la influencia, etcétera.
Lo peor es cómo se nos va el tiempo en estas olas que van y vienen, distrayendo a la opinión pública, cuando todos son caimanes del mismo pozo.
A estas alturas del camino andado, 17 años después, ninguno de ellos habría llegado al cargo que ostenta si no hubiera demostrado ser chavista y haberse sometido al proyecto de poder que empobrece a Venezuela.
Y someterse al régimen a ese nivel, es simplemente aceptar lo que desde el Gobierno se decide y se hace, porque a mí que no me vengan con el cuento de que ellos le deben obediencia al poder “civil” o a su “institución” y por eso obedecen órdenes, aunque estas sean inconstitucionales o violen los DDHH y todos los convenios internacionales sobre esta materia.
Hoy en día hasta el venezolano que habita en los lugares mas alejados de las zonas urbanas de nuestro país sabe que pasa en Venezuela
Nadie hace lo que no quiere hacer. Ni siquiera por dinero. Solo los que no tienen valores o principios se arropan en la excusa de la obediencia al mando para hacer daño, para permitir que otros causen daño, aunque las consecuencias le salpiquen hasta a su propio entorno familiar.
Hoy en día hasta el venezolano que habita en los lugares mas alejados de las zonas urbanas de nuestro país sabe que pasa en Venezuela y de quien es la culpa y además, conoce el castigo que le dan a quienes protestan por sus derechos y como los persiguen cuando señalan a los culpables.
Ningún oficial que conforma el alto mando hoy en día desconoce lo que sucede, por ejemplo, con el aislamiento y maltrato contra Leopoldo López en la cárcel militar Cenapromil, en Los Teques.
Ninguno de ellos desconoce lo que sucede con Raúl Baduel y Alexander Tirado en la cárcel civil donde están detenidos.
Ninguno de ellos desconoce lo que sucede con sus compañeros presos por el supuesto “golpe azul” o lo que sucede con los jóvenes detenidos por sus subalternos que son sometidos a golpizas salvajes y que se convierten en torturas cuando están bajo su custodia.
De las detenciones arbitrarias, las torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes, los excesos del uso de la fuerza pública, las barbaridades cometidas por oficiales y suboficiales contra civiles, saben todos los del Alto Mando.
Además, conocen como desde el ejecutivo se instiga al odio, al desconocimiento de las norma y del poder legislativo y como el discurso violento provoca la agresión a los ciudadanos.
Todos ellos saben como civiles afectos al oficialismo – violentos y armados – atacan a la población y en múltiples ocasiones con la complicidad y acompañamiento de miembros de la Fuerza Armada Nacional sin que se les despeine un cabello por controlar tal situación.
“Que me pongan donde hay” es la consigna de algunos. Y los han puesto, sobre todo porque han sido tan fáciles de corromper para luego controlarlos, que cayeron en la trampa de Chávez
Ataques contra líderes políticos, diputados de la Asamblea Nacional, dirigentes de la oposición, comunicadores sociales y periodistas, son hechos públicos que ningún oficial del Alto Mando repudia y mucho menos denuncia.
Ninguno se ha desligado, se ha pronunciado o ha exigido el cese de la persecución e intimidación contra sus compatriotas. Y esto es lo que debe importarnos realmente.
La complicidad entre ellos y para con el régimen. A mí no me interesa si unos son leales a Nicolás y los otros a Cabello, porque a los efectos del respeto que le deben a Venezuela y a los venezolanos, todos están en el mismo saco por permitir que les den órdenes o darlas para aplastar a sus compatriotas.
He visto cómo entre ellos se aúpan, se condecoran, se felicitan. Y además se sienten orgullosos de decirse chavistas y repetir todo ese bodrio de eslogan que dicen cada vez que quieren demostrar que son mas chavistas que el difunto.
Así actuaba el alto mando de Hitler, cuando creían que el exterminio de los judíos era mandato de Dios para purificar la raza.
El último, el nuevo comandante de la GNB, lo repitió completico, aun sabiendo que violaba el artículo 328 de nuestra Constitución Nacional, esa que tanto mientan, pero que violan todos los días.
Quizás lo que los diferencia de otros cuerpos militares comunistas de la historia mundial que han ejercido la represión contra sus compatriotas bajo la mampara de la “obediencia” es que algunos de los nuestros ni siquiera lo hacen por convencimiento de ideología, sino por billete y poder.
“Que me pongan donde hay” es la consigna de algunos. Y los han puesto, sobre todo porque han sido tan fáciles de corromper para luego controlarlos, que cayeron en la trampa de Chávez y están tan embarrados, que lo único que les queda es seguir arrastrándose con demostraciones de fuerza y lealtad para que no los metan presos por corruptos y sinvergüenzas, porque así paga el diablo, perdón, el chavismo, a quien le ha servido.
Por esto, estimados lectores, es que hay que seguir. Sobre todo desenmascarándolos, denunciando sus arbitrariedades y abusos de poder.
Los venezolanos no están solos, y quiero recalcar esto. Hoy en día es muy difícil esconderse de la vigilancia internacional que vela por que los Estados cumplan con las reglas de la convivencia y el civismo y sobre todo, el respeto de los Derechos Humanos.