Hay en la MUD un cogollo colaboracionista que la controla, pero también hay no-colaboracionistas que deberían manifestarse respaldando a la diputada Melva Paredes en su insistencia de debatir sobre la nacionalidad de Maduro como medio para salir de él ya
Jesús Antonio Petit Da Costa
Como los maestros debemos repetir lo que debería darse por sabido:
1.- La AN fue electa para cumplir el mandato imperativo que le dio el pueblo mediante una votación determinante (115 diputados): salir de Maduro ya. El 6D debe interpretarse como un revocatorio anticipado. Así lo han interpretado correctamente los señores Obispos.
2.- Bastaba para cumplir el mandato imperativo que la AN tomara esta decisión: a.- Declarar la falta absoluta de Maduro por su ilegitimidad al no cumplir con el requisito de la nacionalidad exigido por los Arts. 41 y 227 de la Constitución; b.- Deponerlo con fundamento en los Art. 333 y 350 de la Constitución por ser títere de Cuba (sin soberanía no hay Constitución) y por haber roto además el orden constitucional, siendo deber de la AN restablecer la vigencia efectiva de la Constitución; y, c.- Destituirlo con fundamento en el Art. 233 de la Constitución por abandono del cargo al delegar la función de Jefe de Gobierno en el general Vladimir Padrino fundamentado dicha delegación, por añadidura, en un estado de excepción inconstitucionalmente declarado ya que no fue aprobado por la AN.
3.- Para dar cumplimiento a esta decisión encargar de su ejecución al pueblo soberano, convocándolo a la calle con este fin, de modo que la decisión de la AN contase con el respaldo popular en lo que sería un revocatorio de calle (cuyo antecedente más lejano es el 19 de abril de 1810 y el más reciente el 23 de enero de 1958).
4.- En lugar de tomar esta decisión la AN optó por renunciar a sus atribuciones promoviendo el revocatorio previsto en la Constitución, cuya tramitación depende de la voluntad exclusiva de Maduro, quien controla el CNE y el TSJ. Con este proceder la AN ha claudicado ante Maduro y, al hacerlo, ha traicionado al pueblo que la eligió.
5.- Mientras tanto Maduro ha consumado un auto-golpe valiéndose del TSJ. La AN ha sido disuelta. No al estilo clásico de mandar a los diputados a sus casas, sino dejándola sin atribuciones. Es un lugar donde se reúnen 200 diputados para hablar pendejadas. Para eso ha quedado.
¿Porqué ha sucedido todo esto? Por las razones siguientes:
1.- En la MUD dominan los colaboracionistas. Forman el cogollo que decide. Los no-colaboracionistas les hacen comparsa. No se atreven a disentir públicamente por el chantaje de la unidad. Mientras en la vieja democracia había tendencias dentro los partidos que debatían sobre doctrina y estrategia, en la MUD no las hay dentro ni entre partidos. La insistencia de la diputada Melva Paredes de que se debata en la AN sobre la nacionalidad de Maduro para declarar su falta absoluta, indica que efectivamente sí hay no-colaboracionistas en la MUD, pero sin mando.
2.- El cogollo de la MUD negocia con la tiranía. Lo hace en secreto para que no se enteren los demás partidos y sobre todo el pueblo. Eso se ha confirmado con el último suceso. Y, desde luego, tomar la vía del revocatorio, cuando había otras más contundentes y sobre todo inmediatas (como las que mencioné al principio), sólo puede deberse a una negociación.
3.- La tiranía facilita al cogollo de la MUD que no haya disidencias asegurándole el ventajismo de administrar la participación en las elecciones. El que sea sospechoso de disentir del cogollo no tiene derecho a que su partido sea legalizado (caso Vente de María Corina Machado). Y el que se atreva a hacerlo públicamente queda sin cargos de diputados, gobernadores, alcaldes y concejales, porque la cuota reconocida a la oposición es exclusiva del cogollo de la MUD. Todos los precandidatos callan. Es el chantaje perfecto que practica el cogollo de la MUD.
Este chantaje ha funcionado hasta ahora por la ilusión de una salida pacífica y electoral, la cual ya es imposible por la urgencia que impone el que estén dadas todas las condiciones objetivas para la rebelión popular (colapso económico, crisis humanitaria y desesperación general) y la subjetiva fundamental: el pueblo pide a gritos salir de Maduro ya.
Y esa urgencia determina la dinámica que conducirá a llenar el vacío de liderazgo que se ha profundizado en la oposición después de saberse las reuniones secretas, ampliándose así el espacio para el que se atreva a insurgir (civil o militar).