, ,

Robert Lespinasse: “El optimismo venezolano se ha visto afectado”

“Con el recrudecimiento de la crisis ha aumentado la incidencia de trastornos como la ansiedad y la depresión”, explica el expresidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, Robert Lespinasse


 

Edgardo Agüero Sánchez

Robert Lespinasse Zuloaga es médico cirujano de la Universidad Central de Venezuela (UCV), con postgrado en psiquiatría de esa misma casa de estudios. Ha sido coordinador regional de programas de salud mental en la región capital, expresidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría y profesor de la Escuela de Medicina Luis Razetti de la Universidad Central de Venezuela. A su juicio, el venezolano padece de estrés crónico y está afectado por la ansiedad y la depresión debido a la crisis generalizada por la que atraviesa el país. El psiquiatra aconseja desconectarse de vez en cuando del torrente vertiginoso de noticias que se generan a diario en el país y realizar actividades deportivas y culturales.

¿Cuáles son los padecimientos psicológicos que mayor incidencia tienen entre la población venezolana?

Hay dos enfermedades que son las de mayor motivo de consulta: la primera y la de mayor incidencia es la ansiedad, la persona está muy tensa, muy angustiada. Es importante saber diferenciar entre la ansiedad y el miedo. La ansiedad es una sensación de que algo va a pasar, como un presentimiento, como una inquietud, una expectativa angustiosa por algo que no se sabe qué es. El miedo produce la misma sensación, pero en este caso uno conoce la causa o el motivo que lo produce; el miedo, por lo tanto, se puede identificar, la ansiedad por el contrario es una situación que no podemos identificar. Hay una situación de ansiedad generalizada. La gente se encuentra inquieta, intranquila, siente que no está bien en ningún sitio, tiene ganas de salir corriendo. Por supuesto se presentan otros síntomas como el insomnio, el mucho pensar, darle vueltas a la cabeza, el desasosiego constante. La segunda es la depresión, que es un cuadro que se caracteriza porque la persona se entristece, se apaga. Aquí es importante diferenciar entre dos tipos de depresión. Están las que se producen por hechos de la vida, eventos infaustos, por ejemplo, de carácter externo, y las que se producen porque la persona lo tiene todo para ser feliz pero le bajan los neurotransmisores. Muchas veces esas segundas depresiones están vinculadas a hechos de la vida que las desencadenan en personas que han tenido episodios depresivos. El problema grave con la depresión es el riesgo suicida. En toda depresión el riesgo suicida es una de las cosas más terribles que hay.

“La gente se encuentra inquieta, intranquila, siente que no está bien en ningún sitio”

¿Padecen los venezolanos de estrés post traumático?

Lo que sí hemos visto últimamente y con mucha frecuencia, es el aumento del estrés postraumático. Este se produce cuando la vida de la persona ha corrido grave peligro o ha estado expuesta a situaciones que lo impresionan fuertemente. Supongamos que presenció un accidente o vio algo que le causó una fuerte impresión, esto le afecta al punto que hace una crisis de angustia, de nervios, esos días no duerme o no come o come mucho. A partir del mes aproximadamente del suceso, aparece una sensación que se despierta o se dispara con un ruido, un olor o una sensación que rememora lo ocurrido, esto desencadena los efectos negativos de lo ocurrido y la persona vuelve a sufrir como si estuviera viviendo el momento. Ocurre mucho en los casos de asalto a mano armada y secuestros, donde la persona ha sido fuertemente amedrentada. De igual manera en tragedias colectivas como el deslave de Vargas donde se vio mucho, pero ahora con el aumento de la delincuencia se está viendo muchísimo más.

Esa enajenación a la que induce la permanente conflictividad política, agravada por la crisis generalizada que atraviesa el país, parece no haber dejado espacio para el cultivo de algún otro aspecto de la vida individual y creadora de las personas, ¿no le parece?

Es interesante esa observación porque en determinado momento todo pareciera pasar a un segundo plano; y es que, la vida nos ha cambiado a todos. La condición de vida se ha modificado de tal manera que resulta imposible escapar del clima político, social, económico en el que estamos viviendo. Antes uno tenía recursos con los cuales experimentar la posibilidad de escapar, de alejarse del problema y permitirse, así fuera por un rato, descansar del agobio que estos factores inducen con frecuencia. Salir, ir al cine o a un restaurante, la reunión familiar o con los amigos, que en parte también se ha visto bastante afectada, en fin, pero la situación nos ha copado de tal manera que no hay sitio donde uno se sienta seguro y ese no sentirse seguro crea un estado de tensión permanente al que he llamado estrés crónico, porque el estrés es una situación puntual. Una persona está tranquila, pero de repente se ve sometida a un estímulo negativo como un frenazo, un fuerte estruendo, un grito o un asalto, por ejemplo. En ese momento hay una reacción de defensa del organismo, se incrementa la frecuencia cardíaca, las pupilas se dilatan, se dilatan los conductos de aire, la sangre fluye más hacia las piernas para facilitar la huida, toda esa respuesta fisiológica se produce en el momento, y una vez que cesa el estrés se vuelve a la normalidad. En este momento no hay ese lapso de volver a la normalidad, porque estamos sometidos a un estrés permanente las 24 horas del día, y esta condición emocional va a producir un agotamiento intenso derivado de ese estrés, lo que produce síntomas como insomnio, irritabilidad, perdida del apetito, alteraciones del funcionamiento digestivo, cardiovascular y respiratorio, decaimiento de la libido, afectación del sistema inmunológico, puesto al bajar las defensas naturales del organismo, se hace más propenso a contraer infecciones, además de presentar las personas disminución de la atención, de la concentración de la capacidad de fijación y por consiguiente de la evocación. Lo que conlleva un deterioro de la memoria, lo que contribuye negativamente a que la persona tienda a olvidar o no recordar las cosas, lo cual incide en el menoscabo de su capacidad productiva al disminuir su rendimiento laboral pues le es difícil concentrarse. Otro síntoma es la intolerancia al ruido, tendencia al aislamiento, tristeza, sentimiento de frustración e impotencia y mucha rabia, lo que determina una conducta explosiva e irascible, es decir que predispone a la persona a reaccionar violentamente frente a cualquier estímulo.

Se percibe un alto grado de agresividad y violencia en el seno de la sociedad, desde la propiamente hamponil, hasta la represiva del Estado. ¿Es posible que las actuales circunstancias actúen como caldo de cultivo para su reproducción?

Sin duda que estamos viviendo un clima cargado de mucha tensión, el deterioro de la calidad de vida debido a la escasez de alimentos, medicinas, artículos de primera necesidad, aunado al estado de crispación generalizado producto de la inseguridad que se vive en las calles, el ensañamiento del hampa contra la población trabajadora, la impunidad con la que actúan los colectivos, bandas y megabandas poseedoras de sofisticados armamentos de guerra, granadas, fusiles de asalto, ametralladoras y pistolas de alto calibre, ha instaurado un toque de queda que obliga a la gente a recogerse temprano. Si a esto añadimos los altos niveles de corrupción, la impunidad y ausencia de justicia, la inflación más alta del mundo, el hambre, la desvalorización de la vida, el miedo que se ha apoderado de la ciudadanía convirtiéndola en prisionera en sus propios hogares, además del autoritarismo del gobierno y la acción represiva de las fuerzas armadas y los organismos policiales que muchas veces se exceden al maltratar a ciudadanos desesperados que lo que buscan es subsistir, o la represión violenta de cualquier manifestación de protesta, encontramos que eso va a producir el cierre de las válvulas de escape necesarias para el drenaje de la intensa presión social con la que se vive. Es decir que esa represión del gobierno encuentra por el momento una respuesta pasiva entre la población, pero esa misma represión, conforma el caldo de cultivo ideal para que se produzca un fuerte estallido social, como en el caso de una olla, en que a la larga la presión genera un estallido. Ese riesgo latente y no se resuelve con darle bolsitas de comida a la gente.

¿Es una exageración decir que una sensación de miedo generalizado se ha apoderado de los venezolanos?

No es una exageración, pues estamos sumergidos en una condición de miedo intenso con la finalidad de anular cualquier reacción de los venezolanos, cualquier respuesta. Al pueblo se le coerciona y se le acosa cuando públicamente altos funcionarios gubernamentales expresan que si la gente no hace lo que se les exige se les quitará el usufructo de los beneficios que se les ha dado a través de las misiones; se amenaza y obliga constantemente a los funcionarios de la Administración Pública con el despido y sanciones de todo tipo si no asisten a las marchas que convocan y pasan lista para constatar las ausencias y tomar las represalias del caso. De igual modo, si no visten de rojo, o si no votan por la opción oficialista, son formas de coerción que asume el autoritarismo. Por otra parte está la presencia de los colectivos armados que se constituyen arbitrariamente en “guardianes” de las llamadas zonas de paz e imponen su poder y su violencia sobre la comunidad atemorizada. Asimismo, las OLP que aplican una justicia discrecional y desmedida cuando realizan allanamientos, detenciones indiscriminadas y ejecuciones extrajudiciales, el asesinato de funcionarios policiales que supuestamente son los encargados de brindar seguridad a la ciudadanía; la propagación de bandas delincuenciales que se han apoderado de todas las ciudades del país; un país donde se mata por cualquier insignificancia o motivo; la desvalorización de la vida, la vida no vale nada y los delincuentes no son sancionados reinando una total impunidad. Esto, sumado a la impotencia frente a todo ese despliegue de violencia, produce un intenso miedo que va a provocar la paralización o inutilización del ser humano o la huida desesperada a cualquier otro país aún en las condiciones mas precarias y adversas.

“La manifestación de protesta, el poder gritar y manifestarse, representa una salida que actúa como válvula de escape en esa situación”

No obstante, hay una aparente pasividad y conformismo, ¿no le parece?

La pasividad y el conformismo son eso: aparentes. Se debe a varios factores, el primero, la lucha intensa por sobrevivir, la necesidad imperiosa y fundamental de conseguir lo necesario para medio vivir. El bloqueo permanente a la búsqueda de alguna solución, como en el caso del referendo revocatorio que consagra la Constitución. La represión y amenaza constante a la que está sometida la población violentamente reprimida. La sensación de indefensión frente a un aparato represor totalitario, aunado esto a la ausencia de liderazgos cercanos que respalden sus exigencias o los cohesionen en una sólida unidad para el fortalecimiento de sus luchas. A pesar de que se está trabajando en ello, no se percibe como un grupo monolítico en la acción.

¿Hay alguna válvula de escape?

Inicialmente la opresión que despliega el autoritarismo va a producir como respuesta miedo, terror y esto torna al individuo en alguien que al sentirse apabullado, se repliega, se aleja de lo que lo atemoriza, abandona y como mecanismo de protección pierde el interés por lo que no le permiten conseguir, pero si esta situación se prolonga en intensidad y en el tiempo, si paralelamente se le va acorralando más y se le bloquean las válvulas de drenaje del malestar y la presión, el individuo o los individuos pueden estallar de manera violenta, muy peligrosa y destructiva. En la medida en que se siga constriñendo, asfixiando, oprimiendo al pueblo, la escasez se haga mayor, la desesperación puede hacer mayor ese riesgo. Necesariamente debe producirse, de alguna manera, una vía que permita drenar la presión. La manifestación de protesta, el poder gritar y manifestarse, representa una salida que actúa como válvula de escape en esa situación. Drenar y deslastrarse de todo ese peso que está sintiendo la gente, la frustración de no hallar la salida, la impotencia, producto de esa represión y al mismo tiempo la falta de respuestas y soluciones satisfactorias.

¿Se ha visto afectado el optimismo natural del venezolano. Sigue siendo dicharachero, ocurrente, jocoso?

Sí, el optimismo del venezolano se ha visto afectado pues en forma acelerada se le ha constreñido a un precario modo de vida que jamás se vio en el país, lo que nunca se creyó que ocurriría. Pero aún en las terribles condiciones de vida que padece, el venezolano sigue exhibiendo su buen humor, su jocosidad y su esperanza de superar esta gran crisis. Es un mecanismo de defensa.

“Aún en las terribles condiciones de vida que padece, el venezolano sigue exhibiendo su buen humor. Es un mecanismo de defensa”

¿Decae la libido?

Esta situación afecta la vida sexual de las parejas pues los altos niveles de ansiedad y la depresión van a disminuir la concentración, esto hace que esté en el sitio pero su mente está ocupada pensando en cosas diferentes, lo que le impide entregarse al disfrute de las sensaciones que produce el estímulo sexual. Esto ocasiona la disminución del interés debido a que la persona está enfrascada en atender el problema o la preocupación que le agobia.

¿En qué medida es perjudicial la exposición a un bombardeo constante de informaciones contradictorias y alarmantes?

Para preservar nuestra salud emocional es imprescindible primero dosificar la información. No es conveniente permanecer expuestos al bombardeo informativo que nos mantiene en constante tensión. Es necesario estar informados, pero alternando esto con elementos de distracción, como la práctica deportiva, la vida familiar y de ser posible económicamente y si la seguridad lo permite, ir al cine, asistir a obras de teatro o algún concierto, practicar algún hobbie o desarrollar aptitudes creadoras mediante el cultivo del arte, la lectura, etcétera.


El ejemplo de Mandela

¿Cómo superar el fanatismo, el resentimiento y el odio exacerbado entre los bandos en pugna?

El mejor ejemplo que tenemos para poder superar el fanatismo, el resentimiento y el odio que esta polarización ha ocasionado en nuestro país, nos lo da Nelson Mandela, quien luego de 27 años de prisión, sometido al mas aberrante apartheid, discriminado cruelmente por el color de su piel, torturado y maltratado, al salir de la prisión y ganar la Presidencia de Suráfrica, sin odio, sin rencor, sin deseos de venganza, buscó unir a su país a través del deporte, logrando integrar bajo una sola bandera a un país profundamente dividido. Si ellos lo lograron estoy seguro que nosotros también lo podremos hacer.

¿Cómo hacen los psiquiatras para contrarrestar los efectos negativos que les genera su profesión?

El impacto que genera el estar constantemente en contacto con hechos muy dolorosos debemos contrarrestarlo con no involucrarnos afectivamente con el dolor que expresa el paciente, a fin de poder ayudarlo con objetividad y realizar actividades que nos permitan dejar las historias en el consultorio.