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Crónicas bolivarianas: Autobús

Autobus

Colectiveros en Argentina, guagüeros en Puerto Rico y Cuba, ruleteros en México, chofeurs en Francia, drivers en el Imperio, autobuseros en Venezuela… ¿y en Cúcuta? ¡Lecheros!


O.E.

Un autobús, como un país, es una reunión de personas que avanza hacia determinado sitio. Lo de “avanzar” e ir a determinado “ sitio” en algunos casos es simple eufemismo:

—Señor, señor, los pasajeros están a punto de amotinarse. Se quejan que vamos hacia ninguna parte, que marchamos en zigzag, por no decir en reversa, y que, por si fuese poco, nos precipitamos por el desfiladero.

—Pues, ¡urgente, que se lo reclamen al autobusero!

—Pero, señor, ¡si usted es el autobusero!

Desatino al volante, ignorancia de la Ley del Tránsito Terrestre, desacato a los reglamentos de esta última, sublevación contra el Manual de Urbanidad de Carreño, pero sobre todo sevicia con los usuarios. Si el semáforo está en rojo, el vehículo avanza a toda velocidad. Si se enciende la luz verde, aplica los frenos de manera brusca, con el saldo niños y ancianitos lesionados a bordo del colectivo. En cuanto a detenerse en las paradas para cargar y descargar pasajeros, les lanza una trompetilla.

—Y al que no le guste, que se baje de inmediato ¡carajo!

—Pero, señor, ¿cómo se van a bajar si vamos a 200 kilómetros por hora?

Colectiveros en Argentina, guagüeros en Puerto Rico y Cuba, ruleteros en México, chofeurs en Francia, drivers en el Imperio, autobuseros en Venezuela.

—Señor, señor, y a usted ¿cómo prefieren que lo llamen?

— Lechero, porque, de ñapa, soy cucuteño…

A estas alturas de la crónica, los lectores se servirán permitirnos una digresión. Inaceptable desprestigiar un laborioso gremio por la conducta de un solo zafio. Ser del oficio, no es sinónimo de ignaro, imbécil, amoral, cipayo, correveidile de Raúl Castro, integrante de alguna mafia de traficantes no precisamente de avenidas y autopistas. Menos, todavía, es equivalente de picazón, comezón, furor de Mesalina por embolsillarse los importes pagados por los pasajeros, en gavilla con sobrinos, primos, cuñados, demás parentela y compinche.

Presume de autobusero. Come como autobusero. Camina como autobusero. Habla como autobusero. Pero no es tal. Es un hampón.