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Cipriano Fuentes: La alcaldesa sexo diversa

Erika Farias

Por los menos el 10% de la población mundial es sexo diversa, por lo que la ONU promueve que se legisle en favor de esta importante, destacada y respetable minoría


Cipriano Fuentes

Que una mujer haya alcanzado la cima de la Alcaldía de Caracas, resulta una situación excepcional y todo un hito; pero que esa mujer, Érika Farías, sea, además, militante de la comunidad sexo diversa es un hecho que, por fin —al menos  en esta materia—, ubica a Venezuela en los umbrales de la posmodernidad. Lamentable es que dicha alcaldesa hubiese llegado al cargo mediante unas elecciones en las que el tiránico gobierno de Nicolás Maduro cometió el tercer híper fraude de 2017.

Cuando observamos el palmarés de la alcaldesa Farías al frente de los ministerios de las Comunas, de la Secretaría de la Presidencia (en tres ocasiones) y de Agricultura Urbana, así como en la gobernación del estado Cojedes, no hay nada memorable que rescate su trabajo en tales despachos: sólo un accionar dentro de la medianía o la franca mediocridad vemos a su paso. La alcaldesa Farías, quien nació en la capital venezolana en 1972, es licenciada en Educación por la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, e integra la Dirección Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela. Y no se espera mucho de ella como alcaldesa del municipio Libertador del Distrito Capital, en cuanto a su eficacia para lograr resultados prácticos y tangibles —trascendentes— en su gestión.

Los homosexuales en la historia —la sexo diversidad— tienen una amplia presencia. Desde la isla de Lesbos (en la antigua Grecia) —de donde provienen los términos lésbico y lesbiana—, han llenado páginas y páginas. En ese entonces la homosexualidad era considerada una virtud. Y estudiosos del lado oscuro del cristianismo sostienen que entre los apóstoles hubo uno que pertenecía a tal preferencia.

El legendario conductor militar Alejandro de Macedonia —conocido históricamente como Alejandro el Grande— fue bisexual, y en el séquito que lo acompañaba estaban su esposa y su amante masculino que, en este caso, hacía el rol pasivo en la relación con el grande capitán. Y en el imperio Romano se decía que el César —el emperador— era el marido de toda mujer y la mujer de todo hombre. Emperadores como Calígula y Claudio  trascendieron, entre otras razones, por su célebre comportamiento ambiguo en cuanto a su sexualidad.

Personajes de la talla de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Piotr  Chaikovski  —entre los hombres—, y Juana de Arco, Sor Juana Inés de la Cruz e Isadora Duncan —entre las mujeres—, forman parte de esa larga lista de preferencia particular. Y muchísimos más.

Se admite que por los menos el diez por ciento de la población mundial es sexo diversa, por lo que la Organización de Naciones Unidas promueve entre los gobiernos representados en su seno —195 Estados a la fecha, incluido el Estado Palestino— que legislen en favor de esta importante, destacada y respetable minoría.

Tal vez llegó el momento de que los jóvenes venezolanos —y los no tan jóvenes—, consideren la posibilidad de no utilizar, como muletilla cansona, la palabra marico o marica, porque en una conversación entre menores de 25 años en cualquier ciudad venezolana uno escucha que de cada docena de palabras pronunciadas siete, al menos, son marico marica marico marica marico marica marico marica marico marica marico marica marico marica.

ciprianofuentes1@gmail.com