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Del «WiFi para Todos» a la «Escuela en Casa» #RubénCoronel

Rubén Coronel

Con la gran mayoría de los países de nuestra región por debajo de la velocidad media global, el desafío de afrontar los problemas de la pandemia y reavivar los sectores productivos se hace aún más complejo, en un mundo cada vez más dependiente de la gran red.

Como ha sido evidente para todos, internet ha tomado un rol más relevante que nunca. El confinamiento derivado de la pandemia global ha llevado a que la gran mayoría de las operaciones de las empresas se mueva en un entorno digital y con conexiones remotas. A esto se suma el incremento en la demanda por ocio de las personas que se encuentran en sus hogares.

Aunque es posible comprar por varios miles de bolívares una conexión rápida, la mayoría de los venezolanos -que pagan varios cientos- consumen la internet que recientes estudios han descrito como una de las más lentas del mundo.

Según la empresa de medición de velocidad Ookla, el promedio de la velocidad de internet en Venezuela es el más bajo de Sudamérica.

Por su parte, el estudio State of Internet de Akami asegura que la velocidad del Internet en Venezuela promedia 1.3 megabits por segundo (mbps), compitiendo únicamente con Paraguay y Bolivia.

La conexión promedio en la región tiene 5mbps y la media mundial es de 20mbps.

“Ver una película, hacer una videoconferencia o trasmitir un evento en vivo son tecnologías que la mayoría de los venezolanos simplemente no conocen”, le dice Luis Carlos Díaz, experto en el tema del centro de investigación Gumilla.

Posición de los países latinoamericanos en el ranking hasta finales de abril de 2020 (Mbps)

30° Chile – 97,74
35° Panamá – 85,39
56° Brasil – 53,20
61° Uruguay – 47,13
68° Argentina – 37,18
70° México – 36,49
76° Costa Rica – 33,94
83° Paraguay – 31,28
88° Colombia – 28,29
103° Perú – 22,97
104° Ecuador – 22,51
172° Cuba – 2,95
173° Venezuela – 2,85

La democratización y masificación de la internet en el país.

El gobierno venezolano sostiene que sus políticas han logrado la democratización y masificación de la internet en el país. La llamada revolución bolivariana ha instalado poco menos de 300 Infocentros a lo largo del país con acceso a internet y entregado más de 2 millones de tabletas, conocidas como Canaimitas.

Alrededor de 44 de cada 100 venezolanos tiene acceso a internet, según cifras oficiales, una penetración inferior al promedio de la región, que es 54%, según el IWS.

Recientemente, el gobierno lanzó un ambicioso proyecto llamado “Wifi para todos” que busca instalar redes inalámbricas de internet gratuitas en más de 2.000 espacios públicos de todo el territorio nacional.

Sin embargo, un recorrido por tres plazas céntricas de la capital Caracas -plazas Bolívar, El Venezolano y Diego Ibarra- corroboró un comentario de muchos: la red aún no funciona del todo.

“Llevo 15 minutos intentando entrar a la red ‘GOBIERNO BOLIVARIANO’ y nada que entra”, dijo un joven en la Plaza Bolívar, mientras que otro -identificado con un carné de empleado público- señaló: “A veces entra pero son más las veces que no funciona”.

Los expertos coinciden que la causa de la lentitud de internet en Venezuela se reduce a una cosa: la falta de inversión en la infraestructura. Frank Monroy, periodista de tecnología, destaca, “El problema de internet es como el problema de las vías: mientras ha crecido el número de usuarios, las vías no se han ampliado y hemos llegado a un punto de saturación”.

El profesor de computación de la Universidad Simón Bolívar Ricardo González expande esta analogía sobre las redes de datos y las vías: “Venezuela tiene unas autopistas entre ciudades muy buenas, pero las autopistas internas de cada ciudad son un desastre, con muy pocas vías y las que hay están llenas de huecos”.

Y añade: “Adicionalmente las vías internas de cada urbanización, si las, son casi todas de tierra”, en referencia, de nuevo, a las redes de datos.

Expertos del área, señalan, CANTV desconecta a Venezuela, el Estado no ha realizado una inversión importante ni permitido la inversión privada para ampliar la red de fibra óptica, que es la estructura principal que permite el flujo de datos.

Escuela en Casa

Estamos de manos atadas, 69,4% de los usuarios en Venezuela acceden a Internet a través del servicio ABA (Acceso de Banda Ancha) de Cantv (Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela), empresa nacionalizada en 2007. La tendencia, de acuerdo con Iria Puyosa, investigadora en políticas y estrategias digitales, “es que cada vez haya un porcentaje menor de la población con acceso a Internet. Asimismo, cada vez son mayores las disrupciones del servicio,  incluyendo caídas de la conexión en ciudades o estados completos por varias horas, así como la baja velocidad de carga y descarga”.

Otro estudio de conectividad realizado por Freedom House, concluyó “La escasez de dispositivos y terminales para los usuarios finales es evidente y los pocos que se consiguen tienen precios calculados a la tasa del dólar libre que, en mayo de 2017, era superior a 5.200 bolívares por dólar –y al miércoles 10 de enero de 2018 superaba los 150.000. Es casi imposible realizar cálculos precisos en una economía con controles de cambio y alta inflación, pero la realidad es que los teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y otros dispositivos tecnológicos son prohibitivos para la mayoría de la población”

La crisis de servicios que vive Venezuela hace casi inviable en la cuarentena llevar la escuela a la casa, lo que ha aumentado la brecha de la desigualdad

Katiuska Martínez, en entrevista telefónica nos relata, su cotidianidad, da clases en un preescolar en el centro de Caracas. El salón con niños de cinco y seis años lo compartía con una colega que también se esfumó con la cuarentena. “La otra maestra no puede moverse, vive lejos y las llamadas no caen. Como ella también hay muchos representantes que no tienen acceso a la tecnología, que no tienen un teléfono con Whatsapp o una computadora e incluso un televisor para ver las clases del Gobierno, que ahora también están pasando por radio. Me toca a mí sola con los muchachos”, cuenta la maestra, que resiente la carga extra. Le preocupa que sus alumnos deben aprender a leer y escribir, y pese a las llamadas que les hace todos los días, que ahora le consumen casi todo su salario -un sueldo mínimo que equivale a 5 dólares mensuales- en recargas de megas, no puede supervisar bien ese aprendizaje.

La precaria red de telecomunicaciones del país se ha reducido aún más en el último año y medio. El Gobierno ha mantenido un fuerte control sobre las tarifas de estos servicios que ha obligado a las operadoras a reducir su ancho de banda a lo que puedan costear con el dinero que les ingresa. El tráfico de datos corporativos pudo haberse reducido por la cuarentena, pero se ha trasladado a casa con la educación online y el teletrabajo que puede cumplir un sector muy reducido de la población.

“El volumen de datos se ha incrementado en algunos casos en un 60%, pero las operadoras no tienen como dar más ancho de banda y se congestiona. La cobertura de la señal solo llega a ciudades, no alcanza para todos”, explica William Peña, consultor en telecomunicaciones. Toda la demanda de Internet que ha traído el confinamiento termina atascada en el embudo del control de las tarifas y la desinversión de un país empobrecido que en seis años ha contraído su economía a un tercio.

En el último lustro Venezuela también ha perdido 13 millones de líneas móviles y ha reducido el uso de teléfonos inteligentes, que son 55% del total. Para comprar uno básico se requieren 10 salarios mínimos. “Tenemos una red destruida y no todos van a tener la posibilidad de salir adelante. El principal operador de Internet es el del Estado (Cantv) pero solo 30% disfruta del servicio, el resto está apagado por averías. Hay comunidades que tienen más de un año sin conexión y están en Caracas, no en zonas rurales apartadas”, añade Peña. Solo 40,5% de los hogares en Venezuela tiene conexión a Internet, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos. A esto se suman las fallas eléctricas que se reportan a diario en 90% del país y que en un 4% implican apagones de varios días, de acuerdo con el monitoreo diario que hace la Asamblea Nacional.

Lo recurrente es Cantv no responda, o si responde es para la oportunidad de negocio, para el contrabando contratista, que te resuelven, el acceso entre 30 $ y 50 $, pero eso no es garantía para la velocidad . Es una tortura, un sentimiento de ansiedad que no se va y una búsqueda compulsiva de wifi. En Venezuela hay quienes han vivido sin Internet por más de un año, mientras el proveedor estatal no resolvió las advertencias que ya eran críticas en 2017. Los afectados se preguntan si el reporte quedó hecho con un signo de interrogación y, más que eso, si algún día, por más mala que sea, volverá la conexión. Mientras tanto, toca aferrarse a la lectura y ampliar los planes de datos celulares