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Benigno Alarcón Deza: Oposición hecha a la medida del gobierno no va a lograr ganar legitimidad

Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (CEP-UCAB), considera que estamos en presencia de un incremento de la autocratización del régimen de Nicolás Maduro.

«No sólo porque la venidera elección le va a permitir apoderarse de una parte importante de la Asamblea Nacional, sino porque va a tratar de desplazar a la oposición que conocemos, y la va a sustituir por otra oposición hecha a su medida», señaló el académico mediante una videocoferencia que organizó el Centro Popular de Formación Ideológica.

         Alarcón comenzó su intervención llamando la atención sobre la situación sanitaria; a propósito de la pandemia del coronavirus entre nosotros; tomando en cuenta que tiene un impacto sobre lo político; no solamente en Venezuela, sino también fuera; sobre todo, en los regímenes autoritarios, y que una de las cosas que se han observado, es que esta pandemia ha ayudado de manera importante a los regímenes autoritarios, y esto porque quien tiene el control del Estado, puede incrementar inclusive el control sobre su sociedad; contando, en ese sentido, con la policía, con el Ejército o con las instituciones.

         -El control sobre la movilización de la gente lo tienen los organismos del Estado. Pero cuando uno se va hacia zonas como el centro o el oeste de Caracas uno se va a encontrar con que ese control sobre la sociedad, no solamente es ejercido por los organismos estatales, sino también por un sistema paraestatal, que está bien montado, y que incluye colectivos armados, así como otros que también contribuyen a tratar de reafirmar ese control.

         Para Alarcón esto no es una rareza, y que no se puede pensar, incluso, como una falta de Estado; mostrándose, relativamente,  incluso de acuerdo con esto; ya que no se puede interpretar el Estado; cuando se habla de un régimen autoritario; que cuando se habla una democracia; pues, a su modo de ver, un Estado autoritario se maneja muchas veces de una manera descentralizada.

         Hizo la salvedad de que no se puede entender en este caso la descentralización; como cuando se habla de gobernadores, alcaldes; donde priva una cierta autonomía para poder resolver los problemas de las regiones o las localidades; no, descentralización en el sentido de que el control social se ejerce por medio de órganos paraestatales; como los colectivos que tenemos en Venezuela o en otros países como Irak.

Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (CEP-UCAB): El gobierno está utilizando su aparato de inteligencia social, para ubicar las «tensiones».

         -Durante el régimen de Saddam Hussein, básicamente, se ejercía el control del Estado en la capital, fundamentalmente, a través de las policías y de la institución armada; pero fuera de la capital se hacía a través de grupos paraestatales que funcionaban; guiándolos bajo una lógica, puramente, clientelar, como ha ocurrido con los colectivos aquí en Venezuela. Básicamente, con esto lo que quiero decir es que el tema de la pandemia no nos ayuda para nada en estos momentos en Venezuela.

         A propósito de la cuarentena, reiteró Alarcón, que lo que se ve es mayor control por parte del régimen; pues no nos permite reunirnos, no nos permite protestar, no nos permite organizarnos; que, es más, cuando estamos dispuestos a hacerlo, algunos tienen miedo a reunirse, justamente, por el tema de la pandemia misma; de modo que esto vuelve cualquier mecánica de lucha por la democracia muchísimo más complicada y difícil de lo que ya es, y que ese es el lado negativo por decirlo así de la pandemia.

         -El lado, digamos, pro-democracia de la misma, es que el tema se ha vuelto el foco de atención de los organismos de inteligencia del Estado y, fundamentalmente, por las tensiones que se están generando. Hoy en día sabemos que menos del 3% de la población tiene recursos para sostenerse más allá de un mes sin trabajar y en la situación actual. Estamos hablando de menos de 3%. Después, por el otro lado la pandemia tiende a salirse de control; como ha ocurrido en otros países, con la gravedad de que Venezuela no cuenta con la infraestructura hospitalaria, para poder atender este tema de manera debida.

         Expresó que con lo cual nosotros podemos tener una tasa exponencial de crecimiento muy pronto, si ya no estamos, y la opacidad de la información no nos permite saberlo; pero que podemos entrar en una fase de crecimiento exponencial; donde el gobierno va a tratar de controlar la situación un poco manejando esta especie de cuarentena, bajo la forma de que hoy se tranca, la semana que viene se libera; dependiendo el municipio; dependiendo de las ciudades; dependiendo de la localidad.

         -Por el otro lado, tratando de hacer control social, por supuesto, a través de estos mecanismos tanto estatales, como paraestatales. Pero también jugando con un cierto nivel de flexibilidad; para permitir que la gente pueda buscar sus propios medios de vida. Y estas tensiones entre un crecimiento descontrolado de la pandemia y, por lo tanto, la necesidad de mantener a la gente confinada; aparte de las presiones, que se generan porque la gente no está produciendo sus medios de vida, está suscitando unas tensiones que para el gobierno constituyen su principal punto de preocupación.

         En ese sentido, Alarcón afirmó que lo que está intentando el gobierno justamente es utilizar este aparato de inteligencia social, que combina órganos del Estado con órganos paraestatales, para ubicar dónde las tensiones están creciendo, dónde la situación se le puede ir de las manos; donde es necesario flexibilizar más y donde es necesario apretar, y que uno lo que aprecia en Caracas, por ejemplo, es que en aquellas zonas con población muy numerosa (Catia, Petare), aparentemente, no hay cuarentena; pues la gente anda tranquila por la calle, con el comercio informal instalado.

         Explicó que esto se debe al hecho de que se sabe que, en la medida en que se trate de controlar más, las tensiones se disparan, de modo que la situación se puede salir de control.

         -Ahí el gobierno busca estar en un equilibrio de permitir cierto nivel de movilidad de la gente, y tratar de lograr cierto nivel de confinamiento; pero un equilibrio que resulta muy delicado, y que para el gobierno es su principal punto de preocupación.

         Admitió Alarcón que esta cuarentena arrancó de manera adelantada, y para lo cual puso como punto de referencia el regreso de su gira por el exterior de Juan Guaidó al país el 12 de febrero; tomando en cuenta que a partir de allí comenzó a llamar a las primeras protestas; que fueron creciendo muy poco a poco, y que llegaron a su momento máximo; cuando se trató tomar la AN entre los días 10 y 12 de marzo; siendo reforzada esta acción con manifestaciones en el interior del país, y que fue lo que llevó a Nicolás Maduro el mismo 12 de marzo a prohibir las manifestaciones.

         -Para ese instante casi no se conocían casos de coronavirus en Venezuela; salvo uno que había aparecido en un colegio la Universidad Metropolitana. Entre tanto, estábamos viendo lo que pasaba en Europa. Estaba empezando a aparecer la preocupación en los EEUU. Pero en el caso de Venezuela había muy poco; de  manera que pudiéramos decir que ya estábamos en peligro; sólo que había una situación adicional, y era que nosotros estábamos en cuarentena desde mucho antes.

         Recordó que entonces en el interior del país no había gasolina; la mayor parte de los vuelos hacia Venezuela habían sido suspendidos y, por el otro lado, había una gran desmovilización entre el interior y Caracas, justamente, por el problema del desabastecimiento de la gasolina; de forma que cuando la cuarentena se produce, a su modo de ver, ésta resultó ser muy eficiente durante esas primeras semanas; teniendo presente que la gente no tenía como movilizarse.

         -Esto desaceleró mucho el tema del coronavirus. Mandó, digamos, muy plana la curva de crecimiento. Pero, ahora, cuando hay gasolina; al menos en Caracas, se ha producido un cierto nivel de movilización, y no porque la pandemia sea menos fuerte; sino, sencillamente, porque no hay forma de mantener a la gente confinada por más tiempo; entonces vemos cómo la curva comienza a crecer de manera importante.

         Se preguntó que qué puede generar ese fenómeno. Respondió que, entre otras cosas, que la situación social se vaya de las manos, y que también puede generar tensiones; de modo que ciertos sectores dentro del gobierno pueden reaccionar en un momento determinado; cosa a la cual el gobierno le tiene mucho miedo; por lo que el gobierno no deja de estar pendiente, a ese respecto, y que, en ese sentido, trata de jugar con esas tensiones.

         -Un escenario donde se pierde completamente el control; donde se produce un cambio en la cúpula del poder; porque se quiebra la situación, se trata de un escenario que no desecharía, que yo diría que no hay que subestimarlo; pero que no es el escenario más probable.

         Según Alarcón uno de los problemas que está presente, es que algunos sectores políticos; como de la gente en general, es que apuestan por el colapso, para que se produzca una transición; que esto se ve, por ejemplo, en el caso de la gasolina, que mucha gente no quiere que llegue; que, incluso, celebra el hecho de que sean interceptados los buques, que traen el combustible al país; que en ese mismo orden de ideas hay gente que abriga la fantasía, de que en la medida en que la situación se deteriora más, y las necesidades de la gente se acrecientan mucho más, puede terminar produciéndose la transición, y que la realidad del asunto es que en algunos casos la crisis social ha ayudado a la transición; pero en la mayoría de los casos esa no ha sido la situación.    

         Trajo a colación el caso de Zimbabwe; donde se llegó a niveles inflacionarios de 240 millones por ciento, es decir, mucho más de los niveles que nosotros hemos tenido; que, incluso, en Venezuela había gente que decía, que si llegábamos a mil por ciento de inflación, el gobierno se caía, y que no obstante llegamos a mucho más de ese nivel; pues superamos el millón por ciento de inflación, y el gobierno no se ha caído.

         -Había gente que decía que, si la situación social se deterioraba a cierto nivel, el gobierno no iba a aguantar, e iba a terminar, o que si los ingresos petroleros se caían, el gobierno no iba a poder sostenerse.

-La realidad del asunto es que en la mayoría de los casos, y estamos hablando, por ejemplo de Zimbabwe; estamos hablando de Birmania o de muchos otros países africanos, que se rigen por gobiernos autoritarios; o hablamos de Cuba, que es un caso mucho más cercano a nosotros o el mismo caso de Venezuela; la realidad es que en la medida en que la situación social se deteriora, la gente tiene menos capacidad para luchar.

Según Alarcón esto se debe a la circunstancia de que la gente se centra en sus necesidades básicas, de modo que se termina viviendo en una especie de cubanización de la vida, y que es cuando la población considera que la mejor opción que tiene por delante, en efecto, es la de seguir luchando, pero tratando de evitar los riesgos; lo que significa, levantarse para sobrevivir, mientras hay el otro extremo, donde se piensa que hay que luchar con todo, incluso, armándose, si es posible.

-Claro, hay una tercera opción, y que es la de irse del país. Esta última opción se ha mantenido más o menos estable. Los que se quieren ir del país, según los sondeos que nosotros hemos realizado, desde hace un año y medio para acá han estado en un 10%. Obviamente, ahora en pleno proceso de pandemia, hoy en día irse del país es imposible. Pero el grueso de la gente, que se iba a ir, ya se fue; que son unos cinco millones.

En cuanto al resto de los grupos, el que más crece, según sus investigaciones, es el aquél que piensa que lo que hay que hacer es adaptarse, para sobrevivir; de modo que ese grupo hoy en día representa un tercio de la población; mientras que el otro grupo que piensa que hay que hasta armarse para luchar, no ha dejado de crecer sin embargo, lo cual se mide por el hecho de que el año pasado apenas representaba el 8%, y ya para diciembre del año pasado esa cifra se había duplicado; representando el 18 ó 19 por ciento.

-Obviamente, ese casi 20% no va a conseguir armas para luchar y, posiblemente, si las consiguen no se van a arriesgar a empuñarlas; pero es un número que indica que hay mucha gente que está a favor de una salida violenta e, incluso, hasta participaría a ese respecto, si encuentra una forma de hacerlo. Por el otro lado, el grupo que piensa que hay que seguir luchando, y asumiendo riesgos, es un grupo que se ha venido encogiendo en la medida en que se pierden las expectativas, de que se vaya a producir un cambio político en el corto plazo.

Eso llevó a Alarcón a deducir que, en consecuencia, nosotros tenemos un país que comienza a polarizarse entre dos extremos; pues mientras hay uno que se radicaliza cada vez más, y piensa que la salida es como sea: armada, con sangre; como haya que llevarla a cabo, y los que piensan que lo que hay que hacer es agacharse, esconderse e indexarse; constituyendo ambos grupos un peligro; porque normalmente los grupos que se radicalizan son, normalmente, la carnada deseada por el gobierno.

-Por el otro lado, aquellos que se liberan para sobrevivir terminan pareciéndose mucho al fenómeno cubano. En Cuba  la gran mayoría de la población piensa que los Castro son los responsables de la forma de vida que ellos tienen. Piensa que los Castro son los responsables de su falta de oportunidades; unido a que los Castro son invencibles, y que no hay absolutamente nada que hacer; siendo lo único que les queda tratar de ser feliz. Vivir tu vida de la mejor manera posible, y tratar de sobrevivir.

Recordó que desde hace un cierto tiempo, se ha venido diciendo en Venezuela que ya los venezolanos no podemos resolver nuestro problema; tratándose de un tema geopolítico, ya que trasciende, nos supera; pues en el fondo se trata de una confrontación entre las grandes potencias: EEUU, Rusia, China; partiendo, por lo demás del hecho, de que en el mundo muchos conflictos han tenido este componente geopolítico por las razones que sean, y que la realidad del asunto es que en que aquellos conflictos con componentes geopolíticos, la solución termina dándose al final del día, básicamente, cuando la gente toma la iniciativa.

-Si ustedes, por ejemplo, ven el caso de Cuba, allí la gente decidió en algún momento que no tenía sentido tomar la iniciativa; que era mejor tratar de llevar la vida como fuera posible: si tú no conseguías gasolina; pues le echabas kerosene al motor; si no podías conseguir gas, entonces cocinabas con leña, y así sucesivamente, tratando de sobrevivir de una u otra forma.

Dijo que en la medida que se aplastan las condiciones de vida de la gente, la gente tiende a buscar su sobrevivencia; pues, de lo contrario, cuando tiene todo a la mano, entonces busca organizarse, para entonces propiciar cambios políticos, en aquellos Estados donde habita, y que de allí que resulta preocupante la circunstancia de que muchos apuestan a que la transición se dé por colapsos; porque la experiencia demuestra que las transiciones por colapsos son verdaderamente extrañas; que, por lo demás, una transición por colapso tiene costos muy altos.

Se refirió al caso de Alemania; cuando entonces la población decidió tumbar el muro; que no lo hicieron ni los marines ni otra fuerza extranjera, sino los propios alemanes; mientras que en el caso de Cuba, su población apostó por el hecho de que EEUU le solucionara el problema; cuando lo que se ha visto es que dicho país no pasa de aplicar algunas sanciones a los actores políticos, al igual de lo que está sucediendo en Venezuela; tratar de ejercer presión, con la esperanza de que la situación colapse, y se produzca un cambio político.

-La realidad del asunto es que eso no ha sucedido; lo mismo se ha hecho en Irán; lo mismo se está haciendo en Turquía, y tampoco ha sucedido. De modo que lo que hay que tener claro es que la comunidad internacional, que es bienvenida en todo lo que nos pueda ayudar, tiene limitaciones en lo que pueda hacer, y quien tiene la posibilidad real de propiciar estos cambios, es la propia sociedad.

Se refirió el caso de Donald Trump de cara al proceso electoral, que está planteado para este año en EEUU, y en donde atraviesa por una coyuntura, en la cual si tiene la audacia de intervenir Venezuela, puede que gane algunos votos en La Florida, pero es posible que los pierda en otras regiones; de electores que no estarían de acuerdo con la acción.

Al examinar el caso Venezuela propiamente, hizo ver que nos encontramos en un momento en que se ha incrementado la tendencia hacia la autocratización; un escenario donde el régimen tiende a afianzarse en el poder; donde está a punto de producirse lo que llamó un jaque a la oposición, con motivo de la elección parlamentaria, tomando en cuenta que sus fuerzas se encuentran en el dilema de participar o no participar, y que lo más probable es que al final no decidan ir.

-Yo siempre he sido partidario de acudir a las elecciones. Pero yo debo confesar con la mayor humildad que hoy en día tengo grandes dudas, y tengo grandes dudas; porque siento que las pérdidas, en las que se incurren de ir a la elección, pudieran ser superiores a las que se incurren de no ir a la elección.

Indicó que las dudas le provienen del hecho, sobre todo, porque piensa que cualquier decisión que se adopte, debe estar enmarcada en una estrategia mayor; pues juzgó que la decisión de ir o no ir a la elección se trata de una decisión táctica, más no estratégica; pues, a su juicio, la estrategia tiene que mirar más allá de la elección, y que con independencia de lo que pueda suceder, nosotros vamos a una profundización de la autocratización del régimen a partir de este evento electoral; en especial, porque va a tratar de desplazar a la oposición que conocemos, y la va a sustituir por otra oposición, hecha a su medida; donde estarían los partidos de la Mesita de la Casa Amarilla; además de los partidos intervenidos como Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia; así como de algunas figuras independientes, que han vivido de la política.

-El problema que va a tener esta nueva oposición es que no va a ser mayoría en la AN, sino que va a ser minoría; pero va a desplazar a la oposición que nosotros conocemos, seguramente, pues la táctica más probable es que se decida no participar; mientras el oficialismo se va apoderar de una parte importante de la AN; posicionarse para la próxima elección regional y municipal. Pero a mí me cuesta creer que va a lograr ganar legitimidad como oposición.

         Consideró que, en su defecto, a la oposición con la que se identifica el venezolano consciente, en el sentido de que piensa que es la que lo representa, no le quedará más camino que reconfigurarse, y que ese proceso implicaría la participación de actores viejos; que han sido o siguen siendo líderes de la oposición; como sería el caso de Henrique Capriles; como sería el caso de María Corina Machado; pero que también implicaría la participación de actores nuevos con nuevas propuestas.

         -Si a nosotros nos interesa el país; si a nosotros nos interesa que se produzca un cambio hacia la democracia; tenemos que empezar a ver los escenarios de una manera mucho más realista. Yo creo que el gran pecado que hemos cometido desde la oposición, y esto incluye no sólo a quienes no somos actores políticos o los propios actores de partidos políticos, es que hemos manejado esto con una cierta ingenuidad: el haber pensado que los marines llegaban pasado mañana.

         En ese sentido, concluyó manifestando que nosotros no podemos seguir esperando que alguien de fuera nos venga a solucionar el problema; pues nos toca a nosotros asumir y madurar la responsabilidad o nosotros propiciamos el cambio o insistimos en que alguien lo haga por nosotros; sólo que al reflexionar sobre la segunda opción se paseó por los últimos casos de intervenciones, que se han visto en el mundo; de las cuales han pasado ya muchos años; aparte de que muchas de ellas no han sido del todo exitosas, y que lo peor que nos puede pasar es que la gente termine rindiéndose y pensando que ha perdido la iniciativa de propiciar el cambio.