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Entre Maduro y Guaidó ¿Por qué no negocian unas elecciones generales? #CrónicaPolítica

«El jefe del gobierno, Nicolás Maduro, y el jefe de la oposición, Juan Guaido’, están obligados a verse las caras y buscar una urgente salida electoral por Venezuela, sin intromisión de los militares».

Félix B. Sucre
CNP 8526

Pudiéramos estar llegando al llegadero sino no hay respeto y reconocimiento entre las partes que tienen este berrinche armado y, logicamente, evitar que las aguas lleguen a sus mayores niveles y el rio de las pasiones se transformen en cadáveres, lo que no debe ser lo que estén buscando los jefes de los dos sectores del país que están en pugna.

Por lo que se hace conveniente para la democracia que el jefe del Gobierno, Nicolás Maduro, y el jefe de la oposición, Juan Guaido’, están obligados a sentarse y buscar una salida electoral urgente, si en realidad están preocupado por Venezuela. Para eso el escenario puede ser modificado y llegar a unas elecciones generales, donde la Presidencia y el Parlamento sea lo que se ponga en juego en la contienda del 6 de diciembre. Allí no pueden estar los agitadores. Tiene que estar un equipo mínimo que acompañan las partes, con una agenda también mínima, pero donde sean Juan y Nicolás los que firmen, con la cooperación de los técnicos, donde no estén pajuatos que lo que buscan es enchabar la vaina.

Es bien sabido que las diferencias entre el oficialismo y la oposición del G4 es muy profunda, no tienen porqué cohabitar en la misma cama ni darse sopita entre ellos. Es como pedir que las piedras hablen en medio del desierto. Pues, ha llegado la hora de mandar bien lejos al carajo posiciones radicales al estilo Antonio Ledezma, María Corina o Leopoldo López, también el tipo de discurso de un Vladimir Padrino López, quien sabe cómo se conquista un voto al igual que aquél que pretende ir a la luna y tiene miedo de encontrarse en el camino a Dios Todopoderoso.

Es más, la crisis que se vive en Venezuela obliga que los guataneros se queden en silencio, porque el diálogo ya no puede seguir en manos de los mandaderos, quienes siguen entregando resultados «ningunos». Ellos han perdido el tiempo. En una clara demostración que Venezuela es lo último para ellos, ya que ellos no tienen los problemas que afecta al noventa por ciento de la población, dónde hay hambre, inseguridad, desempleos, aparte del «virus chino», conocido como Covid-19, el cual ya llegó a Miraflores. Esperemos que no lo expropien, como lo hicieron con cientos de empresas, repitiendo el mismo patrón cubano de Fidel Castro, guía de Hugo Chávez, como también de Nicolás Maduro, como es Donald Trump de Juan Giaido’.

Nadie en sano juicio puede decir que no es grave lo que pasa en Venezuela, lo que ha ocasionado toda la relación política de países que no están de acuerdo con lo que se viene haciendo desde Miraflores, donde la respuesta ha sido atrincherarse porque tiene a un Alto Mando Militar que lo sustenta con las puntas de los fusiles, por el otro lado a un TSJ que produce decisiones que avergüenzan a los alumnos de esos magistrados, quienes, aparte de todo,como pueden negar que no son imparciales. Asimismo está el caso del CNE, organismo electoral que no se queda atrás; la ANC, parlamento paralelo para los asuntos de Miraflores. Por último, la Fiscalía, la Defensoría y la Contraloría. Todos actúan a favor de una revolución de pacotilla.

En el otro extremo, está la oposición que controla la Asamblea Nacional, dónde el líder es Juan Guaido’, quien pareciera que sus jefes Leopoldo López y Lilian Tintori no lo dejan actuar con libertad, ya que ellos son los dueños de la franquicia Voluntad Popular, de la que una miserable decisión tribunalicia se la quitaron, como lo hicieron con AD y a PJ. Todo para impedir votos mayoritarios que le puede propinar una paliza en la venideras elecciones parlamentarias.

Es hora pues de un diálogo entre los dos líderes, porque así muchos digan lo contrario, en el país está Guaido’ y Maduro, por lo que son ellos los que pueden marcar una verdadera Hoja de Ruta para desesteabar el conflicto existente, el cual tiene una Espada de Damocles que se llama Asamblea Constituyente, la cual puede ser disuelta por Nicolás Maduro mañana mismo porque él fue quien la convocó.

Lo demás, lógicamente, serías unos puntos adicionales que, con testigos como por ejemplo, un rector del CNE, como Rafael Simón Jiménez, y un magistrado como Inocencio Figueroa.

No es tiempo de abstención. Venezuela es mucho más importante que un acto de malcriadez como la no participación en las venideras elecciones. Esto también debe entenderlo el Alto Mando Militar, quienes se creen con derecho de tutelar la democracia, cuando son parte del desastre que hay en el país. Claro, ellos también se suman al sainete de las medidas gringas, como si no se dan cuenta que todos los pata en el suelo, entre civiles y militares, no exhiben sus riquezas. No obstante, no está en juego otra cosa sino Venezuela, el país que fue quebrado por el heredero de Hugo Chávez, quien ya había abierto el camino de la corrupción con su Plan Bolívar 2000, el cual sirvió para que militares dieran a conocer cual era su nivel de compromiso revolucionario. Ese compromiso ha sido la riqueza, no Venezuela. Con esto no pretendemos exonerar a dirigentes de la oposición que pudieran estar involucrado en hechos delictivos. Todo eso tendrá su momento, en este formulamos un planteamiento que tiene que ver con una salida electoral definitiva, donde, previo acuerdo político entre Maduro y Guaido’, se le ponga punto final al drama que estamos viviendo los que nada tenemos que ver con grupo «Alacrán» o con oposición exquisita de «Casa Amarilla».

Ha llegado la hora de que todos demuestren que Venezuela está por encima de una apetencia electoral. También es bueno que la comunidad internacional nos dejen hacer las cosas a la venezolana, con bochinche incluído, tal como ha Sido nuestra historia. Con unas elecciones general, teniendo a Noruega, Grecia o Burundi, lo que nosotros requerimos, aparte de cuidarnos del covid-19, es cuidarnos de las balas que pudieran, finalmente, ser quienes hablan de democracia, al estilo del general Vladimir Padrino López.