Wuhan nuevamente es el epicentro de un desastre, pero esta vez involucra a la industria de oro nacional. Más de 80 toneladas de oro, prometidas como garantías de préstamo, están siendo investigadas por falsificación en China. Esta sorprendente historia nos recuerda que en Bitcoin la falsificación no es posible.
El protagonista de este suceso es la empresa Wuhan Kingold Jewelry, el mayor procesador de oro de propiedad privada de la provincia de Hubei. La empresa ha estado relacionada en su pasado con el gobierno, e incluso sus acciones se cotizan en la bolsa de valores de Nasdaq en Nueva York; datos que nos permiten imaginar cuán importante es este actor en la industria de oro de China.
En los últimos cinco años, Kingold pidió a una docena de instituciones financieras chinas más de 20 mil millones de yuanes en préstamos para cubrir cualquier tipo de pérdidas. La suma retirada representa unos 2,8 mil millones de dólares estadounidenses, y su garantía eran varias pólizas de seguro y toneladas de oro puro. O, al menos, eso creían.
El oro nunca llegó, porque muchos de los lingotes entregados por Kingold a los prestamistas fueron nada más y nada menos que barras de cobre chapadas en oro. Todo indica la anatomía de una estafa que involucra unas 83 toneladas de oro falso, según reveló una investigación del diario Caixin.
Detalles de una estafa con oro
El director de Kingold, Jia Zhihong, negó que estuviesen involucrados en la falsificación de los lingotes, e incluso aseguró que no había ningún problema con la garantía. En otra declaración pública señaló que, de tratarse de oro falso, podrían ser lingotes comprados en los inicios de Kingold como empresa y que los mismos no fueron sometidos a la debida verificación.Publicidad
Mientras se aclara quienes pueden ser los verdaderos culpables tras este fraude, prestamistas involucrados en el suceso tienen unos 16 mil millones de yuanes de préstamos en mora; y a su vez, cientos de barras falsas que no garantizan el pago de este dinero. La aseguradora estatal, PICC Property and Casualty, cubría los préstamos con unos 30 mil millones de yuanes en pólizas de seguro, pero debido a que el caso no está esclarecido no han tomado todavía la decisión de asegurar a los prestatarios.
Un porcentaje que ilustra el descalabre de este elaborado fraude es que las más de 80 toneladas de oro falso entregadas por Kingold equivalen a 22% de la producción anual de oro en China. Asimismo, si las comparamos con la reserva estatal de China en oro representarían el 4,2%.
El primer préstamo solicitado por Kingold fue en el año 2013, señalan fuentes nacionales. Y, ya para el 2019, la empresa declaró que no pudo pagar a sus inversores con productos de confianza; situación que elevó las sospechas. Un grupo perteneciente al gobierno chino ahora se está encargando de supervisar el asunto, que sigue estando en manos de las aseguradoras y las compañías fiducidiarias.
Esta no es la primera vez que ocurre un esquema fraudulento con oro en China, y las autoridades consideran que podrían estar relacionados. En el año 2016 se reveló que encontraron oro adulterado en arcas de 19 mil millones de yenes pertenecientes a empresas dedicadas a los préstamos, un suceso que sacudió a las provincias Shaanxi y Hunan.
La recurrencia de estos casos revela que aunque el oro es un activo escaso y muy apreciado por los inversionistas, no se salva de la falsificación y puede ser difícil corroborar si todo el oro adquirido es legítimo. Por otro lado, Bitcoin, que es también conocido como el “nuevo oro” o el “oro digital”, le lleva la delantera en este aspecto, porque no es posible piratear un bitcoin.
El consenso resguarda a Bitcoin
La corroboración es una característica intrínseca en el protocolo de Bitcoin. No hay necesidad que un tercero audite la emisión de criptomonedas, porque en el funcionamiento mismo de esta red es imposible que se creen o transfieran unidades falsas.
Esto se debe a las reglas del sistema y a la forma en que la red Bitcoin alcanza el consenso, que reducen la posibilidad de que una persona realice un ataque de doble gasto.
Según el glosario de términos de CriptoNoticias, se conoce como doble gasto «al acto de realizar dos pagos con una misma unidad de criptomoneda». Se trata de una operación fraudulenta, en donde un usuario puede generar dos o más transacciones a partir de un mismo UTXO (Unspent Transaccion Output), que son representaciones de salidas de transacciones no gastadas; o, lo que podríamos llamar «monedas» en Bitcoin.
Es decir, por medio de un ataque de doble gasto, una persona puede intentar falsificar una criptomoneda, pero esto no es posible en Bitcoin porque sus reglas son claras. La red permite añadir únicamente bloques a la cadena que contemplen transacciones que nunca hayan sido gastadas antes y que posean una firma válida.
Debido a ello, si un usuario realiza dos transacciones con una misma moneda, en el momento que se confirme alguna de estas dos transacciones, la siguiente deja de ser válida por simples reglas de consenso. Y esto ocurre sin importar cuantas transacciones se hagan con un mismo UTXO, siempre la red de Bitcoin invalidará las demás transacciones luego de confirmar la primera.
Todas estas reglas de funcionamiento están programadas, pero la resistencia a la falsificación de Bitcoin no depende de un código o una solución matemática, sino de la comunidad misma que respalda a Bitcoin. Y, es debido a esta naturaleza, que es resistente a ataques de hackers y entidades poderosas. Los mineros verifican las transacciones que están en espera de forma aleatoria, y no confirman transacciones de UTXO ya gastados porque viola el consenso.
A su vez, los mineros tampoco pueden emitir bitcoins falsos debido a los mecanismos de consenso de Bitcoin. Esto se debe a que las monedas en Bitcoin son transacciones, y todos estos nuevos bitcoins se emiten a través de una «transacción de generación de moneda» —mejor conocidas como transacciones coinbase—, por lo cual también ellos están sujetos a los mecanismos de anti-falsificación de la red.
Los mineros no pueden generar una transacción coinbase de cero para atribuirse nuevas monedas, porque tendrá que pasar por el proceso de resolución del acertijo hash y no será aprobada por la red porque es falsa.
Todo esto permite que cada transacción con bitcoins registrada en la blockchain sea única e irrepetible, hasta tal punto que la falsificación en Bitcoin es imposible. O sea, nadie puede hacer bitcoins de cobre y chaparlos en oro para vendérselos a terceros como activos escasos.
Es en este tipo de detalles de funcionamiento que el mal llamado “oro digital”, aka Bitcoin, sienta un presente ante la industria de oro. Y les enseña a los inversionistas a cubrirse las espaldas ante mercados que pueden ser altamente vulnerables a la falsificación.