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Como en el Líbano #Análisis #JuanJoséMonsantAristimuño

La noticia audiovisual nos sorprendió y afectó. Una enorme burbuja de colores se elevó hacia el cielo del mítico Mediterráneo, recordándonos los experimentos atómicos realizados en el desierto de Nevada, o en las islas Bikini del Pacifico que aún permanecen inhabitable para el ser humano.

Juan José Monsant Aristimuño

En tanto que la Francia de la Ilustración, de manera más pudorosa, realizaba sus ensayos nucleares subacuáticos en la Polinesia francesa. En todo caso, ese estigma nos los dejó la Segunda Guerra Mundial con su destrucción masiva del género humano, que se posesionó en lo que irónicamente se denominó Guerra Fría, hasta hace muy pocos años, cuando la Unión Soviética sucumbió de su siniestro experimento estatista.

Recuerdo que hasta poco, el himno del Frente Sandinista incluía una estrofa que señalaba a los Estados Unidos como “enemigo de la humanidad”, luego suprimida en el segundo debut de Ortega. Y en realidad, enemigos de la humanidad han sido esos sistemas intolerantemente insolentes y depredadores, que le han rendido culto al partido único, al líder único, convirtiendo al Estado en una especia de divinidad tronante y avasalladora, representada por su corte de iluminados. Allí, en ese exclusivo club de enfermos se encuentran situado el comunismo, el nazismo, el maoísmo, el fascismo, el castrismo, el sandinismo, el frentismo y, por supuesto el chavismo y, el ahora, madurismo. Club del que no se escapa el Califato Islámico, los Ayatolas y, una serie de dioses menores pero letales, como Kim Jon-Un, Putin, Erdogan, los Pablo Iglesias y las Kirchner.

En algún momento de la historia Beirut fue conocida como la París del Medio Oriente, centro financiero internacional, mercados, edificaciones, restaurantes, espionaje e intrigas políticas y religiosas.

Fue así hasta su total independencia del protectorado francés, y la irrupción de guerras civiles por motivos religiosos (cristianos maronitas, musulmanes sunitas y chiitas, drusos y ortodoxos). Conflictos internos por el poder, que se agudizó y transformó cuando Jordania se vio obligado a expulsar de su territorio a los palestinos fedayines (OLP), que atentaron contra la seguridad y estabilidad del Reino. Y allí apareció, entrenados por los Guardianes de la Revolución de Irán, Hezbollá, organización guerrillera urbana transformada en franquicia terrorista internacional, que trajo como consecuencia la fracturación del país, gobernado en una convivencia obligada, negociada, atrapada en la violencia, la división y la presencia dominante iraní.

Este horrible escenario y disolución del alma nacional libanés, nos recuerda los estragos causados por la tiranía depredadora venezolana, cuya única salida pareciera ser la convivencia obligada entre enemigos excluyentes, entre barbarie y civilización; a menos que una Fuerza de Liberación Internacional intervenga para refundar el país, e impida que ese hongo del mal se expanda al continente.

                                                               jjmonsant@gmail.com

EL AUTOR es abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela, especializado en asuntos y relaciones internacionales. Exembajador de Venezuela en El Salvador.