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Nicolasito y Nicolazón #Crónicas #OmarEstacio

La crueldad y la deshonestidad, no son excluyentes de la imbecilidad, como lo creen algunos. Tal vez, la disimulen, la minimicen, la releguen a un segundo o tercer plano.

Nicolasito y Nicolazón, ya son dinastía. Padre e hijo, más, tíos, sobrinos, primos, narcotíos,  nacosobrinos.

Narcoesposos y narco exesposos;  narcoesposas en ejercicio y narcoesposas pasadas a la retaguardia. Narcosegundos frentes y narcoamigas con derechos. Cuñados, concuñados, suegros, consuegros, aguelitos y aguelitas, todos narcos, pegados, sin excepción, al narcosabor, porque hay nepotismo, para la familia, extendida  y completa.

Cierta mañana, el “Príncipe Heredero” -un manganzón, de más de 30 añitos, que no ha dado golpe en su vida  salvo, dejar en la carraplana a la Escuela Nacional de Cine o amenazar, en medio de una trona mental y sentimental, a Mr. Trump, con invadir, Guasintón, D.C., él, mismo, fusil en mano- le solicitó una “audiencia formal” a su progenitor.  Una conversación de hombre a hombre. De tu, a tu. De mermado, mental y moral a mermado, mental y moral. Todo para salirle al paso a una terrible conspiración. 

  • – ¡Écheme la bendición, apá!
  • – ¡Que te bendigan, hijo mío, el  “Chapo” Guzmán, los cárteles de Sinaloa, Cali, Estambul, Teherán, de Moscú, que Dios los conserve  con mucha salud ¿Qué te trae por aquí
  • – Es que están conspirando en mi contra, apá, con la chapita  que soy,  gafo.
  • – ¡Gafo? ¡Peró qué calumnia, hijo mío¡ ¡Tú que eres tan aprovechado!
  • – Todos conspiran, apá. Delante mí, me enaltecen, me colman de elogios, de cumplidos, me pasan sus colas zalameras en medio de contorsiones de gata. Pero apenas doy la espalda, comenzando por, Diosdedos, los Rodríguez-Gómez, el general Madrino, la Primera Combatienta, hacen chacotas,  a mis costillas, apito querido. 
  • – Si eres un astro con luz propia, hijito. Has sido electo y reelecto como parlamentario, por el estado Vargas, por cierto ¿Vargas, capital? …
  • – ¡Barquisimeto! 
  • – Prosigamos. Electo, por tu liderazgo, primero, a la Asamblea Constituyente y más reciente, a la Asamblea Nacional, fraudulentas las dos, pero Asamblea es Asamblea. Además, en tu carrera parlamentaria has hecho sentir tu voz. 
  • – ¡Eso, sí apá! En cierta ocasión -la única vez que he  abierto la boca en una plenaria- ejercí mi derecho de palabra con aplomo, fiereza, con sentido de urgencia: “Colegas y colegos diputados – los emplacé-  favor indicarme con la señal de costumbre ¿Dónde carrizo queda el guatercló de caballeros, porque me estoy haciendo, una necesaria?
  • ¡Bravo, hijito! Me han contado, además, que has presidido varias subcomisiones de diputados y que, ya, gozas de reconocimiento internacional…
  • – ¡De subcomisiones, nada apito! Las que me he zampado, no han sido, “sub”, sino comisiones, completas. Del 50%, pa’rriba y pa´mi solo. En cuanto los reconocimientos internacionales, ya figuro junto contigo y junto a otros roboLucionarios, en la honrosa lista OFAC. Por ahora, los gringos, no han ofrecido recompensa por mi captura. Pero  ya la ofrecerán. Eso te lo prometo.
  • – La fama de gafo, querido hijito, que no creas, también la tuve, me la quité a fuerza de mis sobrepuestos, prestigios de chorizo y de cruel. Gafo ¿yo? si estoy bien buchón de ir pegado en todos los negociados de nuestro excelentísimo embajador, injustamente, preso, en este momento, en Cabo Verde. Gafo ¿yo? Si bailo salsa después de los asesinatos de estudiantes. Gafo ¿yo?  Si me mofo de los muertos, enfermos y aún de los no enfermos, de Covid-19, con la chapuza que poseo la cura milagrosa contra esa pandemia.

La crueldad y la deshonestidad, no son excluyentes de la imbecilidad, como lo creen algunos. Tal vez, la disimulen, la minimicen, la releguen a un segundo o tercer plano. Pero, hasta ahí, porque la estulticia es inamovible, como una montaña rocosa.    

@omarestacio

El autor es abogado, acreditado ante Colegio correspondiente de Caracas y ante la Barra, también correspondiente, de Florida, EE. UU., como consultor en derecho venezolano. Con el presente artículo no pretende emitir dictamen jurídico, sino opinar, con libertad, como cualquier ciudadano. El cronista, bajo ninguna circunstancia, aceptará patrocinar profesionalmente, ningún caso relacionado con la materia tratada en este artículo.

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