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Venezuela emboscada en el Esequibo #Opinión #HumbertoGonzálezBriceño

Los países que dan su apoyo protocolar y retórico al interinato de Juan Guaidó son los mismos que ofrecen un decidido apoyo a Guyana en sus pretensiones de arrebatarle a Venezuela sus derechos soberanos sobre el Esequibo

Humberto González Briceño

El diferendo entre Venezuela y Guyana por el control material del Esequibo nos lanza a los venezolanos de bruces sobre nuestra propia miserable realidad. Mientras el chavismo depredador se empeña en destruir lo que queda de Venezuela la falsa oposición se atornilla a la visión fantasmagórica de un gobierno interino que solo ha servido para la corrupción.

Mientras tanto, en el mundo de la política realmente existente avanza aceleradamente una estrategia que de perpetrarse dejará como resultado la mutilación o el desmembramiento del Esequibo del territorio venezolano para entregárselo definitivamente a Guyana.

La confrontación con Guyana por el reclamo del Esequibo nos sorprende a los venezolanos en el momento de mayor debilidad de nuestra nación. Nada podría ser peor que tener que escoger nuestro destino entre el chavismo y la falsa oposición, ambos caracterizados por  la más absoluta falta de patriotismo a la hora de defender la integridad territorial de Venezuela.

Y esta debilidad se pone de manifiesto en las implicaciones internacionales del conflicto aparente que hay entre el régimen chavista y la falsa oposición (aparente, porque entre ellos solo hay diferencias de forma que siempre son resueltas mediante negociaciones).

Los países que dan su apoyo protocolar y retórico al interinato de Juan Guaidó son los mismos que ofrecen un decidido apoyo a Guyana en sus pretensiones de arrebatarle a Venezuela sus derechos soberanos sobre el Esequibo. En una postura triangular estos países desconocen al gobierno de Nicolás Maduro, reconocen los derechos de Guyana sobre el Esequibo y a su vez reconocen a Juan Guaidó como presidente de Venezuela.

Un ejemplo de esta política triangular es el grupo de Lima del cual es miembro Guyana, que apoya al gobierno de Guaidó y la posición de Guyana al mismo tiempo. Esto le concede a Guyana la ventaja de reconocer al gobierno de Nicolás Maduro ante la Corte Internacional de Justicia y al de Juan Guaidó ante la OEA sin que nadie les pida una explicación por esa evidente contradicción.

La gravedad de esta tragicomedia es que el chavismo controla el territorio y es reconocido ante la CIJ, pero no se hace parte del proceso jurisdiccional ante ella; el interinato de Guaidó no es reconocido como gobierno ante la CIJ y solo produce resoluciones contradictorias sobre la materia que ningún país toma en serio; y Guyana, por su parte,  se da el lujo de escoger con qué gobierno se quiere entender dependiendo del escenario y de sus intereses.

En este sentido, es indudable que el apoyo internacional a la burocracia de Guaidó le ha salido extremadamente cara a la nación venezolana porque se ha traducido al mismo tiempo en una política de afianzar las pretensiones de Guyana sin que el interinato de Guaidó pueda levantar mucho la voz a riesgo de que los saquen de las sala de reuniones virtuales de la OEA.

La intervención del representante de Guaidó ante la OEA Gustavo Tarre Briceño en la última sesión del Consejo Permanente fue patética y vergonzosa por decir lo menos. Tarre Briceño hace una defensa concreta y diligente de la burocracia a la que pertenece y la cual le beneficia en lugar de haber aprovechado esa oportunidad para defender los intereses de la nación venezolana y enfrentar las pretensiones de Guyana de judicializar el conflicto que evidentemente desfavorece los intereses de Venezuela.

Suponiendo que Tarre Briceño representa a un gobierno que actúa en nombre de la nación venezolana (solo como una suposición) él ha debido rechazar categóricamente que el Consejo Permanente de la OEA y cualquier otra instancia internacional como la CIJ se ocupen  del tema limítrofe entre Venezuela y Guyana que según el Acuerdo de Ginebra debería  ser resuelto bilateralmente por ambos países.

No menos patética es la declaración oficial de la Secretaría General de la OEA tomando partido abiertamente por Guyana afirmando en un comunicado oficial, avalado por Tarre Briceño, que “La resolución de la disputa territorial entre Venezuela y Guyana es un asunto de jurisdicción internacional…”.

Si se examinan las declaraciones de los cancilleres del Grupo de Lima y las de otros países que apoyan a la posición de Guyana y al interinato de Guaidó parece existir consenso en que la CIJ fallara en favor de Guyana y eventualmente el Esequibo le será amputado a Venezuela. Y mientras Venezuela esté a merced de chavistas y falsos opositores parece que así será.

Es prácticamente imposible enfrentar en forma eficiente y victoriosa a Guyana mientras no hayamos resuelto nuestros graves conflictos internos que incluso amenazan con hacernos desaparecer. Decir esto no es darle argumentos a Guyana como sugieren algunos que también viven en la fantasía de esperar por un gran acuerdo nacional que ponga a un lado las “diferencia políticas” y nos una a todos los venezolanos en un mezclote con los mismos que han vendido la patria para, ahora sí, tomarnos de las manos, cantar armónicamente en coro y defenderla.

La realidad es que hoy estamos emboscados y no hay atajos. Los venezolanos tenemos que primero ajustar cuentas con nuestra historia y nuestros verdugos para establecer un genuino régimen patriota nacionalista y republicano. Solo entonces, como una nación unida, estaremos en condiciones  morales y materiales de retomar lo que Guyana nos haya arrebatado.

@humbertotweets

EL AUTOR es abogado y analista político, con especialización en Negociación y Conflicto en California State University.

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