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Pedro Elías Hernández: “La gente no quiere bolívares”

El bolívar dejó de ser dinero hace mucho tiempo”, asegura Hernández

Enrique Meléndez

Pedro Elías Hernández, analista en materia monetaria, exdirector del movimiento Soluciones para Venezuela, periodista y analista político, considera que la escalada del dólar en estos primeros días de enero de 2021, radica en el hecho de que la gente no quiere manejar bolívares.

Por el contrario, lo que quiere es deshacerse de esta moneda, porque no solo no tiene poder de compra, sino que cada vez más pierde valor frente al dólar.

“Esto es lo que se conoce como la caída de la demanda de dinero, y eso va a seguir siendo así, indefinidamente, hasta que se pueda realmente tomar las medidas monetarias, que reviertan esta situación”, explica.

¿Qué explica la escalada del dólar, que ahora roza 1 millón 500 mil bolívares; cuando se tenía estimado que para febrero se ubicaría en 1 millón 200 mil bolívares?

– Estamos en una circunstancia, en la que el bolívar dejó de ser dinero hace mucho tiempo. Hay una cosa que se llama en la economía: la caída de la demanda dinero, y esa caída es la del bolívar en estos momentos. La gente no demanda bolívares, y un producto al no ser demandado, su precio baja. Si un producto es demandado, su precio sube; pues si la gente lo que quiere es deshacerse del bolívar, y su demanda es cada vez menor, por lo que su precio cae. Eso es lo que estamos observando. Nadie quiere tener bolívares.

“Mientras tanto, todo el movimiento del dólar: su subida, incluso, su bajada; porque cuando lo hace, es para agarrar impulso, son una consecuencia de la caída de la demanda de dinero; porque la gente no quiere bolívares, y al no querer ese producto, este pierde poder de compra y pierde valor frente al dólar”.

Indican que también estriba que Nicolás Maduro ha lanzado a la calle mucho dinero sin respaldo, como los bonos del Carnet de la Patria ¿Qué piensa usted?

– Si emites un producto, que es un bien, y que está por encima de su demanda, el precio baja. Entonces, esos bonos, que son distribución de bolívares sin valor, vienen a constituir aumento de la masa monetaria, aumento de la liquidez y, por lo tanto, mucho más cantidad de este bien en el mercado, y lo cual hace que baje su valor.

“Tenemos que tomar en cuenta que la moneda es un bien más, es como decir, caraotas, pan, bienes e inmuebles, y cualquier otra cosa, y que cuando no se cotizan, sus precios caen. Si hay muchos bolívares en oferta, el precio del bolívar cae. De modo que tenemos un problema estructural. Lo demás son reseñas, episodios de la situación por la que atraviesa el bolívar”.

“Lo sentimos cuando nos asombramos de que llegó a 500 mil bolívares o a 1 millón de bolívares, y va a seguir; porque el problema es que la gente le perdió confianza a esa moneda, y eso se llama caída de la demanda de dinero. Si no tienes confianza en esa moneda, no habrá demanda, y si no la demandas, como todo producto, su precio cae”.

¿Venezuela tiene capacidad de asumir una dolarización total de la economía, entendiendo que también eso abarcaría los sueldos y salarios, percibidos en bolívares aun cuando las transacciones se valoran en dólares?

– El gobierno está actuando por la necesidad, tomando en cuenta que está ante una realidad que lo abruma y tiende a reaccionar. Como dice el refrán: “La necesidad tiene cara de perro”. Entonces, tiende a darle mayor espacio de hecho al dólar, si tomamos en cuenta que estamos ante una dolarización de hecho. De modo que trata también de ver como puede traducirse en mayores espacios de derecho esa situación de hecho del dólar.

“Sin embargo, hay una limitante, que tiene que ver con las sanciones internacionales que impiden una dolarización plena de la economía. Obviamente, antes de dolarizar tienes que llegar a un acuerdo con la Reserva Federal de Estados Unidos, como fue el caso de Ecuador, Panamá y El Salvador”.

– Eso sería una limitante que tendría el gobierno de Maduro, para darle salida a esa situación; quizás, si esa limitante no existiera, lo haría. Creo que eso es un poco lo que habría que hablar en unas posibles negociaciones con el gobierno de Joe Biden, para ver si es posible darnos una alternativa monetaria a los venezolanos. Es decir, que se formalicen las transacciones en dólares ya no solamente de hecho, sino también de derecho. Esa sería una de las cosas que está por verse, ahora con el nuevo gobierno de Biden, en otro escenario, y que pueda producirse.

Nicolás Maduro arranca el año diciendo que en esta oportunidad sí logrará controlar la economía ¿Usted cree que el 2021 sí podrá lograr esa meta?

– Debemos entender que en este momento en Venezuela la transición no es del autoritarismo hacia la democracia, sino del socialismo al capitalismo. Ojalá lo entiendan los diferentes actores políticos también, y que creo que ya lo entendieron los factores y actores económicos. Ese es el punto central.

“Venezuela, lamentablemente, como consecuencia del arribo al poder de la ‘revolución bolivariana’ en 1999, ha sufrido la gran tragedia de quedar a expensas de la política. Hay un brillante teórico marxista llamado José Carlos Mariátegui, que dijo en su oportunidad que, en condiciones normales, la política solo es administración y parlamento, es decir, una cosa aburrida. Pero cuando hay situaciones revolucionarias, la política se transforma en el centro de la vida de las personas”.

“Tenemos más de 20 años con la política como el centro de nuestras vidas, que es lo que explica que hayamos abandonado la producción. No nos interesa la economía o la despreciamos, porque pensamos que se genera sola, es decir, que la producción y la riqueza son independientes de la distribución de la misma; sintiendo que eso está ahí, y eso es, básicamente, el socialismo.

“El socialismo es la preeminencia del interés político por encima del hecho económico, y eso sigue siendo así. Tenemos que quitarnos de encima esa preeminencia de la política, de la forma hipertrofiada como la tenemos en Venezuela. No digo que la política no sea importante pero tiene que estar sometida al desarrollo de su esfera propia, y no invadir las otras esferas de la sociedad. En Venezuela todo depende de una decisión política, todo depende de un ordenador político. Inclusive, en los barrios, quien recibe o no la bolsa CLAP depende de un comisario político, que está ahí decidiendo ese asunto”.

“Cuando hablo de la transición en Venezuela, quiero aclarar que no tiene que ser abrupta. Según los ingenieros, una transición se trata de una curva que suaviza los cambios de dirección; es decir, necesitamos una curva que suavice ese cambio de dirección, que pueda darse en Venezuela, es decir, que sea pacífica, democrático”.

“De modo que vamos a tener una transición de una economía socialista a una economía capitalista. Maduro está dando unos pasos en esa dirección, a propósito de algunas iniciativas importantes, que ha tenido. Tal vez más por razones tácticas que otras cosas”.

“Es parecido a lo que hizo Lenin en el marco de la Revolución Rusa con su programa de la Nueva Política Económica de 1921, como consecuencia del desastre, que había resultado el comunismo; que había ocasionado hasta hambrunas. Entonces, dio un viraje y abrió la economía a los capitalistas. Eso lo hizo Lenin por razones tácticas; de repliegue táctico, como les gusta decir a los socialistas”.

“Que es lo que yo creo que tenemos que hacer en este momento en Venezuela: un repliegue táctico. Pues tenemos que abrigar la convicción, de que tenemos que dejar atrás esa economía socialista, que no nos ha llevado sino a esta situación de empobrecimiento. De modo que podamos tener la posibilidad de ir hacia un régimen capitalismo moderno, democrático, como el que teníamos en Venezuela”.

“Pero, además, las fuerzas alternativas, que existen en el país, tienen que entender que el tema político no es la prioridad entre los venezolanos, como sí el tema de cómo hacer para que mi nevera esté llena de productos”.

¿Cómo ve usted la situación ambigua que vive el país con dos Asambleas Nacionales (AN), una presidida por Juan Guaidó y otra presidida por Jorge Rodríguez?

– Esa AN que preside Juan Guaidó es una ficción. Esa es una especie de fantasía juvenil; un desaguisado, a propósito de una estrategia insurreccional que no funcionó, si tomamos en cuenta que constituía asimismo un gobierno paralelo, y que podía tener efectividad en el plazo de unos tres o cuatro meses. Una vez que eso no funcionó, ya dejó de tener sentido, y ahora es una ficción, una cuestión que no existe.

“Eso fue un error desde un principio, aunque en todo caso fue una apuesta. Es decir, una apuesta insurreccional, que no tuvo éxito, y que está ya fuera de tiempo, pues la gente no puede estar permanentemente atada a una iniciativa de esa naturaleza, sin que eso tenga un resultado muy pronto, siguiendo esa estrategia que llaman la ’guerra de movimientos y de posiciones’: hago un movimiento y, en ese sentido, logró alcanzar una posición. Pero yo pienso que ya todo eso está fuera de contexto”.

“Por otra parte, la AN de Jorge Rodríguez carece de reconocimiento internacional, pero por parte de aquellos países que apoyan a Juan Guaidó; solo que esta situación pudiera cambiar, como ya se observa con motivo de ciertas ambigüedades, que se han visto en los pronunciamientos de esta comunidad de naciones, en especial, la Unión Europea, como para no terminar de quitarle el piso a Guaidó. Pero, obviamente, dándose cuenta de que la situación sobre la que está apoyado este reconocimiento ha perdido sustentación”.

“Porque, por lo demás, hay una situación legalmente constituida en Venezuela, y esa apabullante victoria del partido oficial, nos coloca frente a algo que se venía perpetrando, como es la existencia un sistema de partidos único; es decir, un solo partido que es el que decide todo”.

“Porque en el 2005 el gobierno se quedó con todo, a raíz de la elección de la entonces AN; pero tenía al frente una oposición vigorosa. Se había cometido un error muy grande, pero había esa oposición. Ahora no, ahora lo que tenemos es un solo partido”.