, ,

Vientos de cambio #Opinión #DomingoAlbertoRangel

El triunfo de Guillermo Lasso, una verdadera odisea, se debió a una circunstancia que en Venezuela donde no hay opinión, pocos mencionaron para evitar: la interferencia de Rafael Correa como factótum de una elección donde el electorado está harto del exmandatario

Domingo Alberto Rangel

El día cuando la Corte Electoral de Ecuador anunció la segunda vuelta de Guillermo Lasso, me encontraba en casa de mi hermana cuyo cuñado es uno de los asesores electorales del hoy presidente electo de esa nación.

Recuerdo que, a pesar de la buena noticia, ese día allí pensaban que para el correísmo era muy fácil derrotar a un banquero. A mí, en cambio, me pareció que si Lasso se deslastraba de Lenín Moreno, el ecuatoriano más detestado, y de las vivezas de la oligarquía del Guayas… podía comenzar a escalar votos. Y así fue.

El triunfo de Lasso, una verdadera odisea, se debió sin embargo a una circunstancia que en una Venezuela donde no hay opinión, pocos mencionaron para evitar: la interferencia de Rafael Correa como factótum de una elección donde el electorado está harto de Correa.

Los nuevos electores de Ecuador no quieren saber del siempre presente Rafael Correa que desde comienzos de siglo dictaba la menor medida a tomar: quieren más bien buscar soluciones consensuadas, lo cual es imposible con el ex presidente señalando el camino, siempre disfrazado de Correa, desde Europa, México o Caracas, siempre inapelable.

La posible derrota de Arauz ya se vislumbraba cuando los medios venezolanos dejaron de mencionar el triunfo del correísmo, algo que también se hizo notorio en Bolivia cuando el omnipresente Evo Morales se tomó la dirección de campaña de la peor derrota del MAS.

Allí también se ven vientos de cambio, soluciones en vez de eternas discusiones.

Incluso en Perú, país en el cual para la población indígena que es la mayoría era vedado atravesar las plazas en Lima, unas décadas atrás.

En ese país se verá si la oligarquía más cerrada frena al indigenismo o si se deja convencer por Vargas Llosa y sus eternos odios para frenar a Keiko.

En todo caso, por allí pueden soplar vientos de cambio.

Este nuevo electorado andino no quiere discusiones interminables, y puede que cambie de parecer, pero lo cierto es que el culto a la personalidad visto con Evo y Correa, ambos disfrazados para la ocasión está pasando como antigualla.

Y eso lo saben tanto Lasso como los bolivianos o los peruanos ¡Vientos de cambio!

@DomingoAlbertoR

EL AUTOR es ingeniero civil, consultor, asesor y dirigente político. Premio Nacional de Periodismo 2019, mención Opinión.

https://www.larazon.net/category/rangel-jr/