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«Pasen hambre hoy; mañana comerán» #LetrasAlMargen #GustavoLuisCarrera

El socialismo marxista ha pasado a ser sinónimo de hambre y dictadura. A los pueblos sometidos se les proponen dos pactos: «pasen hambre hoy; mañana comerán» y: «renuncien a la libertad individual en favor de la libertad colectiva»

Gustavo Luis Carrera 

De costumbre, los programas políticos aplican lemas o eslóganes que resumen un principio o una propuesta. Con el tiempo, en el ejercicio del poder, los gobernantes ajustan sus pancartas de propaganda, cambiando o complementando sus ofertas o sus peticiones. Es un juego perverso, no exento de cinismo. «Pasen hambre hoy; mañana comerán», es una dramática y cruel solicitud… ¿del socialismo?

EL REAL SOCIALISMO. Las tesis socialistas -es decir, las de los primeros socialistas llamados utópicos (Saint-Simon, Owen, Fourier), en el siglo XIX- cambiaron la historia de las ideas políticas y económicas en el mundo. Herederos de la Revolución Francesa, ellos propugnaron por la protección de los trabajadores y de los desposeídos, y por la justicia social; todo esto dentro de la democracia y el respeto a la propiedad privada y a los derechos humanos fundamentales. Pierre Leroux, de los llamados socialistas utópicos sansimonianos, por primera vez usa el término «socialismo» en 1833, y precisa que es sinónimos de cuatro valores: Libertad, Fraternidad, Igualdad y Unidad. Allí está la clave del verdadero socialismo. Vale decir, socialismo en democracia, socialismo en respeto a los derechos humanos fundamentales. De estos antecedentes nacen los poderosos y múltiples partidos «socialdemócratas». Siendo la socialdemocracia auténtica y plena la defensa de las ideas de socialismo en democracia: progreso bajo un régimen democrático, limitación del consumismo y la especulación, control del capitalismo exacerbado («salvaje»), reivindicación de los derechos fundamentales (económicos, sociales, políticos, ciudadanos) de los trabajadores y de los sectores más desposeídos, justicia social, preservación de los derechos y de los deberes del Estado en relación con las riquezas naturales y los servicios públicos. En fin, una larga lista de características y atributos, que puede resumirse en el concepto dual de una acción socialista en democracia, con respeto de la propiedad privada y de las libertades públicas. Ese es el real socialismo, no utópico; en cambio el que se ha pretendido «socialismo real» o «socialismo científico» es, en verdad, utópico, irreal, inaplicable, como lo demuestra la historia.

EL FALSO SOCIALISMO. Los socialistas marxistas, que no tardaron en pasar a llamarse «comunistas», calificaron a los socialistas fundadores de «utópicos», puntualizando que ellos representaban el «socialismo real». Esta tendencia se hizo patente en el surgimiento de la Unión Soviética (Unión de Sóviets, es decir de Comunas). Un sistema de anulación de las libertades públicas, de partido único, de fundamento militar, de autocracia partidista, dentro de carencias materiales que incluyen los alimentos y las medicinas, de crisis económica y de profunda desigualdad entre un pueblo empobrecido y una nomenclatura política enriquecida junto con sus asociados; se hizo llamar socialismo. En el fondo, se trata de un seudo comunismo, de un socialismo autodenominado marxista, que no respeta los derechos civiles ni la libertad de pensamiento. Por igual, pretende ignorar la crisis económica que provocan la colectivización y el régimen comunal. Ese falso socialismo se ha extendido en varias latitudes mundiales, sojuzgando pueblos y anulando su subsistencia. Así, socialismo marxista ha pasado a ser sinónimo de hambre y dictadura. A los pueblos sometidos a este régimen se les proponen dos pactos: «pasen hambre hoy; mañana comerán» (nunca llega el mañana), y: «renuncien a la libertad individual en favor de la libertad colectiva» (en realidad, se pierden ambas libertades). De este modo, a través de la demagogia y del engaño, el régimen socialista marxista (comunista) se perpetúa en el poder.

LA VERDAD ACTUAL. Los datos están a la vista. La Unión Soviética resistió el dominio del falso socialismo durante 74 años; Corea del Norte ya lleva 73; China 72; Vietnam 67; Cuba 62; Venezuela 23. Rompiendo el esquema principista del socialismo marxista integral, China y Vietnam han adoptado el esquema capitalista-comercial en lo económico, manteniendo una férrea dictadura del partido comunista; todo en un absoluto monopartidismo militarista, más parecido a las tradicionales y sangrientas dictaduras capitalistas militaristas, que a otra cosa. Un hecho cierto es que en todos los casos se establece un régimen represivo, fundado en el terror. Las libertades esenciales son conculcadas. La propiedad privada es eliminada o sometida a ingentes expropiaciones-despojos (como en Venezuela).Se establece el imperio de un partido único, comunista; o se intenta lograrlo (tal como ha ocurrido en Venezuela). Imposición del fallido y económicamente destructivo Estado comunal (como se pretende en Venezuela). En todos los casos la consigna ha sido la misma: «se padecen privaciones en la actualidad; luego vendrán los buenos tiempos». Es la añagaza, la trampa, que suele funcionar. Hasta que los pueblos toman conciencia y dicen: «¡ya me cansé de ser engañado con falsas promesas»! En nuestro país ya sumamos 23 años oyendo el mismo eslogan: «pasen hambre hoy; mañana comerán»; mientras el hambre no sólo no pasa, sino que se incrementa, y el país se cae a pedazos. ¿No basta ya de soportar tan cruel engaño?

VÁLVULA: «La propuesta del socialismo extremo de pasar hambre para llegar, después, al tiempo de la abundancia, es una despiadada falacia con la cual se pretende engañar a todo un pueblo. En nuestro país tenemos 23 años oyéndola, dentro de un sistema que se pretende socialista. El resultado ha sido la evidencia de una gran mentira: cada vez hay más hambre y menos libertad. Y cada día el pueblo venezolano ve con mayor claridad las consecuencias fatales de un falso socialismo».

glcarrera@yahoo.com

EL AUTOR es doctor en Letras y profesor titular jubilado de la Universidad Central de Venezuela, donde fue director y uno de los fundadores del Instituto de Investigaciones Literarias. Fue rector de la Universidad Nacional Abierta y desde 1998 es Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua. Entre sus distinciones como narrador, ensayista y crítico literario se destacan los premios del Concurso Anual de Cuentos de El Nacional (1963, 1968 y 1973); Premio Municipal de Prosa (1971) por La novela del petróleo en Venezuela; Premio Municipal de Narrativa (1978 y 1994) por Viaje inverso y Salomón, respectivamente; y Premio de Ensayo de la XI Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (1995) por El signo secreto: para una poética de José Antonio Ramos Sucre. Nació en Cumaná, en 1933.

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