Con la recién aprobada Ley de Zonas Económicas Especiales lo que en realidad está buscando el régimen es crear las condiciones y los incentivos para fomentar su propia burguesía.
Humberto González Briceño
La nueva normalidad que busca el régimen chavista está muy lejos de mostrar una verdadera recuperación económica o un país estable con oportunidades para todos cuyo Estado sea garante de la paz y la seguridad. La normalidad que pretende el chavismo es más la aceptación sumisa del régimen político más nefasto que haya conocido Venezuela como un hecho irreversible a inmodificable. El plan que tiene el chavismo no es uno para recuperar a Venezuela sino para atornillarse en el poder al precio de seguir destruyendo el país. La situación interna y externa parece favorecer por el momento las pretensiones chavistas.
Internamente el chavismo ha logrado reducir la falsa oposición a un simple mamotreto colaboracionista, primer defensor del régimen político y la Constitución de 1999. Con esa oposición dispuesta a participar en los fraudes electorales del régimen para hacerle el juego no hay ninguna perspectiva real de sacar al chavismo del poder por medios políticos convencionales. Hacer que la falsa oposición asuma la defensa del régimen político chavista es quizás el logro político más importante que haya obtenido el chavismo.
Los intentos de rebelión civil y militar por sectores que se niegan a convivir con el régimen han sido sofocados violentamente. Las protestas han desaparecido por una debilidad material para organizarse y por el descrédito de una dirigencia política que solo se aparece para tomarse autorretratos.
El régimen chavista en general y el gobierno de Nicolás Maduro en lo particular han sido muy eficientes a la hora de purgar a los sectores militares que podrían rebelarse. Aún persisten temores que dentro del complejo ecosistema de grupos y pandillas que operan en el régimen chavista algunos se puedan coordinar para atentar contra Maduro. Pero por los momentos Nicolás Maduro parece tener un control absoluto de sus Fuerzas Militares a través de Vladimir Padrino López, más aun ahora que los oficiales más o menos identificados con Diosdado Cabello han sido retirados o apresados.
Sin una verdadera oposición política, sin protestas en la calle y con unas Fuerzas Armadas corruptas y sumisas la situación política interna parece estar bajo control del régimen. A esto habría que sumar la posición privilegiada que ahora tiene el chavismo en el concierto internacional donde aun siendo un aliado militar de Rusia los Estados Unidos insisten en una política de ablandamiento y levantamiento de sanciones como estrategia para enfrentar al Estado chavista.
Los nuevos oligarcas maduristas podrán hacer negocios y traficar sin más limitaciones que las que le imponga el propio presidente adjudicador del privilegio»
El no tener una oposición interna ni externa le brinda al chavismo una inmejorable oportunidad para invertir energías en la recuperación del país. Esto parecería normal por la naturaleza gansteril y criminal de sus componentes. El único plan que tiene el chavismo es seguir en el poder al precio que sea para continuar con su empresa criminal. No hay otro.
El discurso del milagro económico venezolano intenta convencer a los incautos que Venezuela se está recuperando de la noche a la mañana y como por arte de magia. De un momento a otro comienzan a fluir ríos de dólares y a florecer restaurantes y ventas de vehículos de lujo. Los Bodegones surgen como símbolo de esa recuperación donde se puede importar los quesos y el caviar más costoso aunque más de la mitad de la población se esté muriendo de hambre.
La pregunta que no se responde es… ¿de dónde ha salido todo ese dinero que parece llover del cielo como un maná inagotable? La industria petrolera está quebrada y sus niveles de producción no pasan de ser simbólicos. El oro saqueado del Arco Minero se va quedando en la vía a Caracas y a Bogotá y poco o nada llega al tesoro nacional. El deterioro de la infraestructura más la inseguridad jurídica y personal siguen siendo factores que impiden la reactivación de empresas e industrias. Entonces ¿de dónde sale todo ese dinero? El caos institucional orquestado deliberadamente por el chavismo ha hecho de Venezuela un paraíso ideal para el narcolavado. Grandes masas de dinero fluye como el Orinoco por toda Venezuela inundando hasta los pueblos más pequeños con restaurantes y Centros Comerciales, aunque la mayoría de la población no tenga los dólares suficientes para comprar allí.
Estas ZEE serán no solo paraísos fiscales para el narcolavado sino que además estarán exentas de la jurisdicción de la Ley del Trabajo»
Controlada la situación política y militar el régimen avanza con su plan de la nueva normalidad en lo económico. Así como el régimen tiene una oposición a su medida y unas Fuerzas Armadas totalmente controladas, de igual forma necesita disponer de su propia burguesía. Lo que hay hasta ahora es un entramado donde se cruzan los cables y los intereses entre Boliburgueses y Bolichicos cuyos grupos no atienden necesariamente a la macolla del régimen integrada por Nicolás Maduro, los hermanos Rodríguez (Jorge y Delcy), y Vladimir Padrino López.
El régimen chavista dispone de todo el aparato legal para hacer lo que le dé la gana, inclusive violar su propia Constitución. En un régimen como el chavista las leyes no se hacen para regular las relaciones entre los ciudadanos y entre estos y el Estado. La ley es ultimadamente el capricho del funcionario tomando la decisión. Aquí las leyes tienen más un sentido de instrucciones y directrices generales que deben ser usadas por la burocracia oficial y en algunos casos lo que buscan es regular las relaciones entre los diferentes grupos de interés que operan dentro del régimen.
Con la recién aprobada Ley de Zonas Económicas Especiales lo que en realidad está buscando el régimen es crear las condiciones y los incentivos para fomentar su propia burguesía. Esta sería una burguesía oficial de filiación madurista como ocurre en las actuales Fuerzas Armadas. La decisión sobre quienes serán beneficiados con el privilegio de participar en estas Zonas Económicas Especiales corresponde, como es lógico, al Presidente de la República. Allí los nuevos oligarcas maduristas podrán hacer negocios y traficar sin más limitaciones que las que le imponga el propio presidente adjudicador del privilegio.
Estas ZEE serán no solo paraísos fiscales para el narcolavado sino que además estarán exentas de la jurisdicción de la Ley del Trabajo a los efectos de las relaciones laborales. Detalle este último que no ha logrado avergonzar al sindicalerismo chavista. Con esta legislación y otras el gobierno de Maduro apuesta por la creación de sus propios segmentos burgueses que respondan a los intereses de la triada gobernante y no a otros.-