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Las «Zonas Económicas Especiales» I Opinión I Oscar Battaglini

A partir de este momento, el slogan demagógico del “Socialismo del Siglo XXI” ha quedado sepultado para siempre.

Oscar Battaglini

Uno de los tantos rasgos negativos que aparecen de bulto y cobran una gran relevancia al momento de analizar la conducta política del régimen chavista es el de la impostura, esto es, el intento de hacer pasar como verdadero y beneficioso para el país algo falso, para lo cual se vale del engaño, el fingimiento, la simulación y la apariencia.

Muestra de esto es, por ejemplo, la pretensión de Maduro y su círculo palaciego de aparecer como la representación de un régimen político de izquierda y socialista, que gobierna, por un lado, a nombre de la preservación de la soberanía económica y política del país, y por otro, a nombre de los intereses sociales e históricos de los trabajadores, cuando en realidad se trata de un régimen militarista de carácter fascista con una gran propensión antinacional y uno de los que más daño le ha hecho a los trabajadores y a la sociedad venezolana en su conjunto.

A este respecto puede afirmarse, sin exageración, que son inconmensurables los daños que el chavezmadurismo le ha infligido a los trabajadores, los cuales se han visto sometidos en materia de derechos laborales a una situación que no tiene parangón con lo experimentado por ellos en épocas anteriores, particularmente en lo que se refiere al estado de pobreza creciente que los afecta gravemente y los empuja al borde de la miseria; el despojo del que han sido objeto de la seguridad social y del derecho a la contratación colectiva, y sobre todo la degradación salarial que se les ha impuesto desde el poder; la represión policial, militar y jurídica a la que son sometidos permanentemente; expresión de esto último son las detenciones policiales practicadas frecuentemente contra los dirigentes sindicales que se destacan en la lucha contra la política antiobrera del gobierno y el sometimiento de muchos de ellos a juicios en tribunales militares, como ha sido el caso emblemático del dirigente sindical de la empresa Ferrominera del Orinoco, Rubén González.

Esa misma impostura puesta de manifiesto en los casos aquí tratados, es la que invariablemente le sirve de fundamento a la ley para la creación de las “zonas económicas especiales” que acaba de ser aprobada por la Asamblea Nacional de mayoría chavista con la complicidad servil del grupúsculo opositor colaboracionista que en ese poder tiene su asiento.

En el contenido de esa ley, como era de esperarse se afirma que la misma ….. “se rige por los principios de la soberanía económica del país … (Artículo 3).

Que se trata de crear un …. “régimen socioeconómico extraordinario destinado al desarrollo de actividades económicas de inversión pública, privada, mixta y comunal que responden a los más altos intereses de la patria”… (Artículo 4).

Que la ley … “tiene como propósito contribuir al desarrollo integral de la Nación, definido en el Plan de la Patria, Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación sobre la base de la industrialización del país, el fomento y diversificación de las exportaciones, la generación de riqueza en función de la justicia social, el desarrollo de cadenas productivas, todo ello en sintonía con la sustentabilidad ambiental de los procesos productivos”… (Artículo 6).

Cuando se cotejan estos contenidos con lo que ha sido hasta ahora la práctica económica del chavismo, de inmediato se evidencia la abismal falta de correspondencia que hay entre una cosa y la otra.

El régimen militarista, de carácter fascista, no tiene reparos en ceder soberanía a intereses económicos extranjeros”

El estado ruinoso que hoy exhibe la economía nacional, no autoriza a pensar que esta vez el resultado diferente al existente; el cual, como sabe todo el mundo, es una consecuencia de que el chávezmadurismo nunca ha ajustado su  conducta en el plano de la economía nacional a una estrategia y un plan económico coherente, definido y viable, para su transformación, crecimiento y desarrollo hacia una economía distinta al parasitismo y rentismo petrolero. En esto, como es sabido de todos, sus concepciones y su práctica económica han estado dominadas desde un principio por la dinámica del rentismo petrolero, es decir, por la dinámica que bajo la dominación chávezmadurista, ha dado pie al surgimiento de una “economía de reparto clientelar y exacerbado”.

Por otra parte, lo que se persigue, en definitiva con la ley que le confiere un estatus jurídico a la creación de las zonas económicas especiales, es la formación de enclaves económicos, sin que a la dictadura militarista madurista le importe para nada que eso se lleve a cabo en detrimento de la soberanía nacional, y sin que las actividades económicas que se realicen en esos espacios de nuestro territorio, se articulen realmente y de manera provechosa al conjunto de la economía nacional.

Ese contenido extremadamente lesivo para los intereses nacionales, permanece deliberadamente oculto a todo lo largo de las formulaciones que le dan cuerpo a dicha ley. Contenido que se oculta porque en definitiva lo que le interesa a la burocracia (civil-militar) es procurarse el auxilio del capital (particularmente extranjero) con el fin de prolongar su permanencia en el poder al precio que sea. Por eso, como se ha dicho, no tiene reparos en su determinación de intentar atraer inversiones mediante la creación de estas “zonas económicas especiales” (como zonas francas) así el logro de ese fin implique ceder soberanía a intereses económicos extranjeros.

Conviene señalar que todo eso lo adelanta la dictadura madurista sobre la base del convencimiento que tiene de que sólo la inversión del capital extranjero en los enclaves económicos que promueve, podrán salvarla de la debacle que la amenaza de muerte. De ahí que la colaboración con la inversión privada para promover el crecimiento de fuerzas productivas en esos enclaves, se convierte en una cuestión de vida o muerte para la dictadura madurista; crecimiento que, como se ha dicho al tiempo que no tendrá ninguna relación ni incidencia favorable sobre el resto de la economía nacional, tampoco tendrá como referencia la construcción del “socialismo del siglo XXI”, slogan demagógico que a partir de este momento, ha quedado sepultado para siempre.

EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.

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