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Los “testigo estrella” del chavismo I Opinión I Humberto González Briceño

En el centro de la confrontación está Diosdado Cabello, amigo de Carlos Lanz y Mayi Cumare, quien ya ha sido preavisado y en este momento es sometido a una lenta trituración moral dentro del chavismo.

Humberto González Briceño

            La esencia fundamental de la praxis política del chavismo es la falsificación de la realidad. Esta práctica rinde sus frutos a la hora de embaucar a su propia clientela política y al mostrar ante los países la versión oficial de eventos que nunca pueden ser refutados o cuestionados. Por ejemplo, cada vez que hay una investigación sobre persecución por razones políticas y violaciones a los derechos humanos el régimen chavista no resuelve las acusaciones sino que inventa su propia investigación y niega la realidad. Apoyado en su propio argumento, y no en la realidad, el chavismo puede decir sin rubor que en Venezuela se respetan los derechos humanos y no existe la persecución y la tortura.

            Este ejercicio inmoral requiere de una metodología que de alguna forma sirva de soporte para proveer al argumento de cierta racionalidad y le permita ser usado como base de actuaciones policiales y sentencias. Para esto el aparato policial y judicial del chavismo siempre recurre a la falsificación de pruebas en investigaciones viciadas carentes de rigor criminológico y forensico. Aunque se trata de una práctica generalizada en el corrupto poder judicial chavista es más visible en los casos que tienen conexión con la política.  Allí es donde se puede ver con mayor nitidez como pruebas falsificadas y confesiones extraídas a cambio de tortura o dinero son los elementos incriminatorios usados en contra de los civiles y militares que hoy son presos políticos del chavismo.

            Se le debe al nefasto y corrupto Fiscal General, en tiempos de Hugo Chávez, Isaías Rodríguez, el mérito de inventar la figura del testigo estrella. Esto fue en el contexto del asesinato del Fiscal chavista Danilo Anderson donde todas las investigaciones independientes apuntaban a una conspiración fraguada entre altos operadores del régimen concertados con banqueros que habrían apoyado el golpe contra Chávez el 11 de abril de 2002 y que temían terminar en la cárcel por culpa de un díscolo Fiscal. El caso fue resuelto con el testimonio de Giovanny Vásquez, el testigo estrella,  quien años después admitió haber recibido dinero a cambio de su declaración. El propio Rodríguez aseguró que al verle los ojos a Vázquez sabía que decía la verdad.

            Este tipo de declaraciones compradas o extraídas por la fuerza son prácticamente los únicos elementos incriminatorios usados contra disidentes del régimen en procesos judiciales carentes de pruebas materiales o incluso circunstanciales.

            Hoy le toca el turno al Fiscal General Tarek William Saab para montar el show con su testigo estrella en el caso de la desaparición del connotado operador chavista Carlos Lanz. A Saab le toca el trabajo de convencernos que la desaparición y posible asesinato de Carlos Lanz es un crimen pasional y no un crimen político perpetrado por operadores del régimen. La versión oficial esta vez presentada por el Fiscal Tarek William Saab asegura que la ex compañera de Lanz, Mayi Cumare, habría pagado $8,000 para matarlo por motivos que van desde el lucro hasta el placer. Esta versión fantasiosa e inverosímil como es lógico en la racionalidad chavista solo es apoyada en la confesión de uno de los indiciados que es presentado como otro testigo estrella a quien el fiscal Tarek dice haber interrogado personalmente.

            Solo basta leer con atención los detalles del caso presentados por el Fiscal Saab y confrontarlos con la confesión del testigo estrella para ver la cascada de contradicciones en las que se hunde la versión oficial. La ausencia de pruebas de valor criminalístico ponen todo el peso de la narrativa en la confesión viciada del implicado que es lo único concreto que puede presentar el régimen, porque ni siquiera podrán mostrar el cadáver de Lanz por las razones que fueron cuidadosamente explicadas por el testigo viciado.

            La desaparición de Carlos Lanz es un crimen de naturaleza política que pretende ser presentado como un crimen pasional. La diferencia de este caso con los de otros emblemáticos tales como los del General Raúl Isaías Baduel y Miguel Rodríguez Torres es que a diferencia de los primeros a Carlos Lanz no les dio tiempo de ejecutar el linchamiento moral (desprestigio) ante su propia gente como fase preliminar para justificar su neutralización física. Por eso en la racionalidad chavista el mejor curso de acción habría sido desaparecerlos físicamente y atribuirlo a una trama pasional orquesta por su compañera aunque la historia parezca fantástica e intente superar, sin lograrlo, las novelas de Agatha Christie.

Un indicio que con el tiempo podría adquirir rango de plena prueba que estamos frente a un crimen político y no pasional es que el General de División Carlos Mejías Camacaro sigue y seguirá preso en el DGCIM por el caso Lanz. Si el fiambre que Saab quiere hacernos tragar hoy fuese cierto entonces deberían dejar en libertad al General Camacaro de inmediato. Pero no lo harán porque ellos saben en lo que andaban Camacaro y Lanz. Cada día que el General Camacaro continúe detenido la versión del Fiscal Saab perderá valor y la tesis del crimen político será la que prevalezca.

            El caso de Carlos Lanz es del mayor interés para todos los venezolanos porque revela, una vez más, las guerras intestinas que se libran dentro del régimen chavista por el control del poder. Numerosas detenciones de chavistas civiles y militares, incluso funcionarios del régimen y operadores confirman los peores miedos del madurismo: Es cierto que hay gente dentro del propio régimen conspirando para cortarle la cabeza. En el centro de esta confrontación está Diosdado Cabello, amigo de Carlos Lanz y Mayi Cumare, quien ya ha sido preavisado y en este momento es sometido a una lenta trituración moral dentro del chavismo. Su futuro no parece ser distinto al de Baduel o el de Rodríguez Torres. Hasta es posible que le consigan el más insospechado testigo estrella a la hora de justificar su defenestración.

@humbertotweets

EL AUTOR es abogado y analista político, con especialización en Negociación y Conflicto en California State University.

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