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Algo huele mal en el CNE

A partir de ahora los inhabilitados y las primarias pasan a estar en el foco de ataques del nuevo CNE, con respaldo del TSJ de la dictadura.

Noel Gómez Herrera

En el año 1601 cuando el célebre dramaturgo inglés William Shakespeare escribió para posteridad “Hamlet” o «The Tragedie of Hamlet, Prince of Denmark«, su título original, no imaginó nunca que su célebre frase «algo huele mal en Dinamarca», quedaría en la vida política de la humanidad para designar las cosas que no marchan bien en un país por causa de la putrefacción, depravación e inmoralidad de sus dirigentes, como es el caso de la reciente designación de los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral que encabeza el contralor de facto y mano derecha de la pareja presidencial, Elvis Hidrobo Amoroso, secundado por las fichas gubernamentales Rosalba Gil Pacheco y Carlos Quintero Cuevas, el militar repitiente que mueve todos los hilos en el organismo electoral, acompañados a su vez por Aimé Nogal y Juan Carlos Delpino, cuotas de los dirigentes de oposición Manuel Rosales y Henry Ramos Allup, respectivamente, aliados del régimen en el propósito de destronar a los precandidatos inhabilitados en la oposición: María Corina Machado, Henrique Capriles y Freddy Superlano, quienes a partir de ahora pasan a estar en el foco de ataques del nuevo CNE, con respaldo del TSJ de la dictadura, mediante una escalada tribunalicia para frustrar la celebración de las primarias de la oposición previstas para el 22 de octubre, con lo cual vendrían congelación de las cuentas bancarias usadas por los directivos de las primarias en cuestión, la incautación de los equipos y de la data electrónica para implementarlas y emplazamientos judiciales  a todos los colaboradores del proceso comicial autogestionado por los propios ciudadanos.

De no ser suficiente tal andanada, vendrían detenciones indiscriminadas de los protagonistas y colaboradores de tales votaciones. Ya es definitivo. La decisión es que dichos sufragios no lleguen a celebrarse, porque más allá de su inhabilitación, de resultar María Corina Machado la más votada el 22 de octubre, se erigirá en jefa de la oposición venezolana y su interlocutora principal, situación que no le conviene ni a Miraflores ni al llamado G-4, sector que en un nuevo escenario ya “despejado”, calibraría la conveniencia de la candidatura, “por consenso” de Manuel Rosales (UNT) o  del “outsider” Luis Eduardo “El Burro” Martínez (AD-Gobierno),  quien además de ser importante ficha del magnate madurista Raúl Gorrín, sería la figura unificadora del otrora partido del pueblo, cuyas siglas podrían regresar paulatinamente al sector que encabeza Ramos Allup.