El uso que el chavismo oficial ha hecho de rentismo petrolero es de tal naturaleza, que no constituye una exageración afirmar que hoy somos un país más rentista y parasitario que antes.
Oscar Battaglini
El chavismo oficial, a semejanza del puntofijismo, también ha elaborado planes con la aparente intencionalidad de acometer la transformación de la economía nacional, la cual ha permanecido bajo el dominio del parasitismo rentístico petrolero que la ha caracterizado durante más de un siglo.
De esos planes cabe mencionar:
—El plan de desarrollo económico y social de la Nación, 2007-2013.
—El plan de desarrollo del eje Apure-Orinoco.
—El plan “socialista” para la región de Guayana.
—El “plan de la patria”, etc.
Con anterioridad a todos estos “planes de desarrollo”, el doctor J.J. Montilla, siendo ministro de Agricultura, le presentó al gobierno de Chávez el Proyecto agrícola que había venido madurando durante años sin encontrar el apoyo requerido, razón por la que se vio forzado a renunciar a su cargo de Ministro.
Demás está decir que así como “los planes de la Nación” del puntofijismo jamás se cumplieron en la práctica, los del chavismo oficial también corrieron la misma suerte. A esto se debe, en parte, que ambas opciones políticas no les haya quedado más remedio que adoptar al rentismo petrolero como el modelo económico de sus respectivas gestiones gubernamentales. De esa manera el país quedó condenado definitivamente a vivir parasitariamente de un recurso financiero (de un excedente económico) no producido intercongruente y con el cual se ha podido cubrir artificialmente el gasto que el funcionamiento general de la sociedad impone.
Bajo la administración puntofijista la renta petrolera fue usada básicamente para cubrir las demandas de las siguientes actividades: 1.- el gasto burocrático de la Administración Central y del resto de administración del Estado; 2.- el gasto clientelar con propósitos electoralistas. Fue de esta manera como AD y Copei se dotaron de consenso y se hicieron con la hegemonía política en Venezuela durante 40 años corridos; 3.- el financiamiento de la corrupción mediante la política cambiaria del dólar a 4,30 bs, el negocio bancario, las importaciones masivas irrestrictas (de todo tipo de bienes), las operaciones financieras especulativas y el peculado común y corriente.
En cuanto al chavismo oficial, podría decirse que ha hecho un uso de la renta petrolera que no difiere mayormente de lo señalado en el caso anterior, salvo en las dimensiones que han alcanzado cada uno de esos ítems bajo el régimen chavista. Veamos: 1.- El gasto burocrático que a la llegada de Chávez al poder era de unos 800 mil empleados y ahora es de aproximadamente 3 millones de funcionarios públicos; 2.- El gasto clientelar hipertrofiado por los ingentes recursos financieros del Estado que se destinan al mantenimiento de mas de 3 millones de nuevos pensionados del Seguro Social, de las numerosas “misiones”, Consejos comunales, etc. Creados por el chavismo oficial con propósitos igualmente político-electorales 3.- El reparto de considerables sumas de dinero en Sur América, el Caribe y otras latitudes con el fin de comprar apoyos políticos y diplomáticos en el exterior; 4.- El financiamiento de la corrupción que últimamente ha alcanzado niveles inusitados, como lo demuestran las denuncias realizadas en el exterior (EEUU, Suiza, España, Andorra, etc) sobre cuentas bancarias y otros efectos de venezolanos vinculados al gobierno chavista.
El peculado, el tráfico de influencias, el cobro de comisiones y la tentadora política cambiaria (sobre todo la que se realiza alrededor del dólar a 6,30), son, como en los viejos tiempos, sus principales mecanismos operativos.
El uso que el chavismo oficial ha hecho de rentismo petrolero es de tal naturaleza, que no constituye una exageración afirmar que hoy somos un país más rentista y parasitario que antes. El sólo hecho de que los ingresos del país por concepto de sus exportaciones esté ya casi al 90%, es una clara evidencia de lo que estamos afirmando.
Es bajo el influjo de esa situación y el vacío dejado por el abandono de sus “planes de desarrollo”, que Chávez toma la decisión de gobernar sobre la base de las “Leyes Habilitantes” que en la práctica se convirtieron en un mecanismo que se ajustaba perfectamente a su manera autoritaria, caudillesca y “pirata” de gobernar pero que al país no le hicieron ningún bien; en primer lugar, por el carácter inconexo y disparatado de las decisiones y medidas económicas que se tomaron por esta vía; y en segundo lugar, porque lo que se propone hacer al no corresponderse con un plan estratégico de crecimiento y desarrollo de nuestra economía, no podían conducir a un resultado distinto al desastre que está actualmente presente.
De esa acción gubernamental, surgieron muchas leyes que en la medida en que se cumplieron no produjeron un resultado favorable sino todo lo contrario. Este es el caso, por ejemplo, de las leyes de pesca y de tierra que prácticamente acabaron con la pesca y la agricultura en Venezuela. En el ámbito del petróleo, para lo único que sirvió lo dispuesto en esta materia en la Ley Habilitante de Chávez, fue adelantar todo lo concerniente a la implementación de las empresas mixtas, mediantes las cuales el régimen chavista le otorgó a los consorcios internacionales que venían operando en Venezuela desde la época de la “Apertura petrolera” de Caldera (II) pasaron a ser socios del Estado Venezolano con derecho a tomar parte en la definición de la política petrolera Nacional.
Después vendría la “política” de las expropiaciones estatizadora de tierras (de fundos) y de empresas de todo tipo de particulares, que como en el caso anterior tampoco ha ejercido un efecto positivo en la actividad económica interna. Tanto es así, que hasta las mismas propiedades que han sido objeto de medidas de expropiación lucen hoy inactivas y en estado de quiebra. Al mismo tiempo y en correspondencia con esa “política”, el gobierno puso en vigencia una serie de medidas restrictivas que le han causado un grave daño a la actividad económica nacional y, en particular, a la actividad productiva propiamente dicha. He aquí algunas de ellas: un rígido control de precios; sanciones diversas y severas; sanciones excesivas al otorgamiento de dólares para la importación de insumos para la actividad productiva, etc.
Se comprende perfectamente que es en el conjunto de estos elementos donde radican las verdaderas causas: 1.- de la crisis y la debacle de la economía nacional. 2.- el deterioro generalizado de las condiciones de vida de todos los venezolanos. A eso se debe, para decirlo en términos más concretos aún, la recesión por la que atraviesa la economía nacional; la desbocada hiperinflación y la escasez que nos afecta gravemente. Esa es la realidad que los subterfugios del chavismo gubernamental pretende ocultar.