Más de 300 árboles han sido removidos en la primera etapa de trabajos de ampliación del corredor vial. No se sabe ni dónde, ni cómo serán trasplantadas estas especies
Gabriela Rojas
El cambio en el panorama es notorio. Cualquiera que transite por la autopista Valle-Coche, especialmente desde La Bandera hasta la salida de Santa Mónica, nota de inmediato la desaparición del corredor natural de árboles que servía de barrera vegetal entre la vía rápida y la zona urbanizada, debido a los trabajos de ampliación que lleva a cabo el Ministerio de Transporte Terrestre y Obras Públicas.
Al borde de la autopista aún se observan troncos y ramas que diariamente son removidos por maquinaria pesada. Pero a la ribera del río Valle también han ido a parar parte de los troncos de grandes dimensiones que fueron talados para ejecutar las obras en ese tramo. El ministro para el Transporte Terrestre y Obras Públicas, Haiman El Troudi, informó el 8 de marzo a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) que los trabajos abarcan una intervención de 7 kilómetros para hacer cuatro canales en ambos sentidos de la vía, y está previsto culminar en noviembre de 2015.
La primera etapa de los trabajos implicó la remoción de más de 300 árboles, según la enumeración con la que fueron marcadas las especies que aún permanecen en pie. El domingo 5 de abril, un grupo de vecinos de la parroquia San Pedro logró conversar con el ministro El Troudi sobre el impacto ambiental de esta obra. El ministro les aseguró que muchas de estas especies serían trasplantadas y que por cada árbol removido serían sembrado ocho.
“La Razón” intentó contactar al ministro Haiman El Troudi para conocer específicamente dónde y cómo sería el proceso de reforestación de los árboles removidos pero no obtuvimos respuesta oficial.
La misma promesa la reiteró el recién designado ministro de Ecosocialismo y Aguas, Guillermo Barreto, quien aseguró el 22 de abril en entrevista al canal del estado Venezolana de Televisión (VTV), que una de las principales acciones será fortalecer las áreas protegidas en la Misión Árbol.
La parroquia San Pedro está amparada desde 2010 por una medida judicial precautelativa de carácter ambiental, emitida por el Juzgado 16 de Primera Instancia del Área Metropolitana de Caracas, en la cual se prohíbe toda actividad de poda o tala sin los permisos de las autoridades competentes debido a que los árboles de esta parroquia fueron declarados patrimonio forestal.
El ministro Barreto aseguró en relación a los trabajos de la autopista que están trabajando con el Ministerio de Transporte Terrestre para el trasplante de los árboles y que se trata de un plan conjunto: “lo llamamos Plan de Vías Verdes, un esfuerzo más bien de embellecer las vías públicas”.
[quote_center]Los organismos competentes deben garantizar e informar de qué manera se va a compensar el daño ambiental[/quote_center]
Yrama Capote, presidenta del Grupo Ecológico San Pedro y una de las representantes vecinales que conversó con el ministro El Troudi agrega: “hasta la fecha no sabemos ni dónde, ni cómo serán trasplantadas estas especies. Lo que estamos viendo es tala indiscriminada porque el trasplante de un árbol de esas dimensiones requiere un proceso específico que evidentemente no se está cumpliendo. Lo que están haciendo es cortarlos desde la base o simplemente llega la maquinaria y los arranca partiendo las raíces, así la planta no puede sobrevivir. Todos podemos ver que a lo largo de la vía lo que quedan son los muñoncitos”, explicó.
Pero los árboles que han sido talados no son cualquier tipo de árbol. El 60% de estas especies son caobos que están protegidos por una veda indefinida, según la Resolución 217 emitida el 23 de mayo de 2006, por el entonces Ministerio de Ambiente, que fue sustituido en funciones por el recién creado Ministerio de Ecosocialismo y Aguas.
Aunque el artículo 2 de esta Resolución hace excepción de la prohibición en caso de “aprovechamiento necesarios para la ejecución de obras de utilidad pública o social”, los organismos competentes deben garantizar e informar de qué manera se va a compensar el daño ambiental ocurrido, según explicó Kadary Rondón, concejal del municipio Libertador y presidenta de la Comisión de Ambiente y Turismo.
“Hay un impacto ambiental considerable porque no es una decena, estamos hablando de una centena de árboles. La estimación es de 500 a 700 especies. No es oponerse por oponerse a las obras pero hay un desconocimiento absoluto de los ciudadanos sobre el proyecto. No sabemos si se hizo un estudio de impacto ambiental o por lo menos no se hizo público como lo establece el artículo 127 y 128 de la Constitución”, señala Rondón.
La concejal explica que los ciudadanos lo que piden es planificación: “la gente debe saber cómo se va a compensar ese daño. La calidad de vida no es solamente ahorrarse tiempo en la cola sino entender que con estas acciones se aminora la calidad del aire que respiramos y se elimina una barrera vegetal que sirve de filtro para la contaminación sónica. La defensa del ambiente no es un asunto de los ambientalistas, es un problema de todos”.
A esto se suma que según lo que puede observarse en el sitio tampoco se están tomando las previsiones en el manejo de los restos de árboles talados.
[quote_center]»Están acabando con caobos, apamates, bucares, ceibos, cedros, jacarandas…»[/quote_center]
Rondón señala que revela falta de planificación porque en un corto plazo se pueden generar problemas por la obstrucción del río: “el volumen de los árboles que están lanzando va a traer consecuencias más adelante, en el período de lluvias. Es imprudencia y falta de vigilancia en los procedimientos”.
“Está a la vista de cualquiera que están lanzando parte de los troncos al río Valle y unos árboles de esas dimensiones van a afectar el embaulamiento”, señala Teresa Arqueades, vecina de Santa Mónica. Explica que al eliminar la barrera de árboles también desaparece el filtro contra la contaminación de los gases emanados por los vehículos. “Además de las personas que viven en las edificaciones que tienen más de 30 años allí, hay dos escuelas que son directamente afectadas por el ruido y la polución de la autopista”.
La escuela María Edilia Valero, en Los Chaguaramos tiene una matrícula de 140 niños en doble turno y la institución Eduardo Oxford, en Santa Mónica, cuenta con una matrícula de 131 niños. Ambas instituciones están muy cercas de la vía paralela al río y a la autopista.
Arqueades enumera otras consecuencias que han sido desestimadas: “hay una afectación de flora y fauna considerables porque las guacharacas, guacamayas, ardillas y garzas que habitan en esa zona comienzan a desplazarse a los urbanismos porque su hogar está desapareciendo. Además están acabando con caobos, apamates, bucares, ceibos, cedros, jacarandas, entre otras especies similares que tardan unos 40 años para llegar a ese tamaño y que son grandes productores de oxigeno”.
Si quiere contactar al autor de esta historia escriba a: gabriela@larazon.net