, ,

Morir en Caracas | El luto se guarda entre trámites

Desde el día en el que una persona fallece hasta que la entierran las horas de luto se convierten en correderas, angustias, papeleos, trámites, desembolso de dinero y hasta impotencia. En Caracas parece haber días buenos y días malos para morir


Jesús Suárez

El 11 de septiembre el señor Rodolfo Mejías (nombre ficticio), de 87 años de edad, ingresó al Centro Médico Docente de La Trinidad, en Caracas, por problemas de deglución. Necesitaba atención especializada y en un primer contacto los médicos previeron operarlo, pero después de chequeos exhaustivos determinaron que su salud estaba muy deteriorada.

Luego de varios días de hospitalización la cobertura del seguro médico se agotó. La deuda de la familia pasó los 500.000 bolívares y le dieron de alta, le asignaron una dieta líquida, indicaron los cuidados especiales e informaron a la familia que su recuperación sería lenta.

El viernes 25 de septiembre el señor Mejías llegó a su casa. La familia adaptó una de las habitaciones para él, consiguieron una cama clínica, un aire acondicionado portátil (debía estar en un ambiente fresco para evitar que una bacteria o virus lo afectara, y se organizaron para su atención. Pero el sábado, después de las 3:30 de la tarde, Mejías falleció. Empezó el vía crucis.

Primer día

El hijo del señor Mejías, Rodolfo Mejías Soto, se puso en contacto con un médico vecino para que certificara su muerte. Éste le hizo los chequeos de rigor: toma del pulso en muñecas y cuello, respiración; de inmediato le sostuvo la cabeza y le amarró alrededor una funda de almohada como si tuviera paperas. “Es para evitar que se desfigure el rostro”, explicó con pesar.

recomendaron tener el cadáver en una habitación con baja temperatura y con las piernas juntas y derechas. Después de 4 horas del fallecimiento es más difícil manipular el cadáver

Los parientes llamaron a los servicios funerarios para que buscaran el cadáver pero se llevaron una sorpresa: “para retirar el cuerpo necesitamos el acta de defunción, sin ella no podemos hacer nada”, respondieron del otro lado del teléfono. “Deben ir a Sanidad”, agregaron.

Pasaban de las 4:00 pm y ningún familiar tenía contactos con funcionarios de algún Distrito Sanitario, que en este caso debía ser alguno ubicado en el municipio Libertador, por ser la jurisdicción en donde murió.

En la misma llamada desde el servicio funerario indicaron que de no poder hacer el trámite en ese momento tenían que esperar hasta el día siguiente y recomendaron tener el cadáver en una habitación con baja temperatura y mantenerlo con las piernas juntas y derechas. Después de 4 horas del fallecimiento es más difícil manipular el cadáver por la rigidez que adquiere, explicaron a la familia.

Fue una noche larga, había que estar pendiente cuando el aire acondicionado se apagara para botar el agua y que siguiera funcionando. Lo tuvimos a 16° grados, que era lo más bajo que el aparato permitía. Supongo que si no hubiese sido así el cuerpo se iba a descomponer muy rápido”, contó Mirna Balza, sobrina del difunto y quien se quedó esa noche en el apartamento para que Rodolfo Mejías pudiera descasar.

conservar-cuerpo
En el Registro Civil no pueden hacer nada si no se puede garantizar ese parentesco”, informa Yolíver Duarte, trabajadora social del Hospital Vargas de Caracas.

Segundo día

A la mañana siguiente el reloj marcaba las 6:00 am cuando Mónica de Jesús Peña y Leonela Torres (cuñadas del fallecido) llegaron a las oficinas de la Dirección de Epidemiología, región Capital, ubicadas en El Cementerio, al lado del Hospital Padre Machado. “Tuvimos que esperar hasta las 8:00 am, al menos el guardia de turno nos dejó pasar para no esperar afuera en esas calles solas, además era domingo”, dijo Peña.

A la hora estimada llegó una funcionaria y les entregó la planilla del certificado de defunción que debía llenar el médico. De ahí salieron hacia el Centro Médico Docente La Trinidad, el doctor que trató a Mejías llenó los papeles y, sin corroborar los datos, los familiares se fueron directo al apartamento.

En la funeraria les pidieron cancelar 12.000 bolívares para cubrir los honorarios profesionales de quien preparó el cadáver, debido a que estaba descompuesto

En la vía llamaron al servicio funerario para que retiraran el cuerpo, eran las 11 de la mañana y ya el cadáver tenía cerca de 19 horas en la cama. Cuando se lo iban a llevar a la funeraria, uno de los trabajadores se percató de que la planilla tenía muchos errores: el médico la llenó con datos de una mujer y había información que no concordaba con Mejías. Lo grave era que debía ser llenada por el médico que certificó su muerte, no por el especialista que lo vió antes en la clínica.

De nuevo debieron ir a El Cementerio, buscar otra planilla, buscar al doctor vecino y seguir a la funeraria Vallés, donde se realizaría el velorio.

Mientras esperaban el cuerpo en la capilla, uno de los trabajadores les pidió acudir a las oficinas a llenar unos documentos y ver cómo quedó el cuerpo, pero se encontraron con un nuevo problema: el seguro funerario no cubría todos los gastos, la póliza era de 45.000 bolívares y los servicios de capilla, cafetería, ataúd, habitación de descanso para dos familiares, carroza y arreglo del cadáver pasaban los 90.000 bolívares.

Además en la funeraria les pidieron cancelar 12.000 bolívares en efectivo o cheque (no permitían tarjetas de débito o crédito) para cubrir los honorarios profesionales de quien preparó el cadáver, debido a que estaba descompuesto y requería un trabajo de mayor envergadura.

Una vecina facilitó el efectivo, solucionaron el pago a la funeraria y llevaron el cadáver a la capilla. El acto velatorio comenzó a las 5 de la tarde y transcurrió en horas más calmadas que las últimas 24, pero finalizó pronto. La funeraria cierra sus puertas a las 9:00 pm por la inseguridad y solo pueden quedarse dos familiares.

Antes de que todos se marcharan acordaron la agenda del día siguiente: ir a la Jefatura Civil para que firmaran el certificado de defunción y dieran el acta, e ir al cementerio a las 7 am para tramitar el entierro.

La teoría

La Comisión de Registro Civil (dependiente del Consejo Nacional Electoral –CNE-), es el órgano encargado de expedir las actas de defunción, requisito fundamental para la inhumación o cremación de un cuerpo, según detalla la Ley Orgánica del Registro Civil en su artículo 123.

«Tienen suerte los familiares de quien muere en el día y durante la semana porque tienen más facilidades para hacer los trámites”

También especifica que las defunciones deberán ser declaradas de manera obligatoria dentro de las 48 horas siguientes a su ocurrencia y solo pueden informarla los familiares directos hasta el tercer grado de consanguinidad y primero de afinidad; cónyugues y cualquier persona o autoridad civil, médica, militar o policial que tenga conocimiento del fallecimiento de una persona desconocida. En caso de no hacerlo se puede aplicar una multa de 20 Unidades Tributarias (3.000 bolívares), a los responsables.

El acta contiene información del fallecido: de qué murió, fecha, hora y lugar del deceso; datos del personal médico que suscribe el certificado de defunción, identificación de todos los hijos que tuvo, tanto los vivos como fallecidos; nombres y números de las cédulas de los testigos y firma del registrador civil, declarantes y testigos.

“Los documentos imprescindibles para solicitar el acta de defunción son la cédula y la partida de nacimiento del fallecido y de todos sus hijos, las cédulas son para dejar constancia del registro y las partidas para corroborar que son familia. En el Registro Civil no pueden hacer nada si no se puede garantizar ese parentesco”, informa Yolíver Duarte, trabajadora social del Hospital Vargas de Caracas.

Además, corrobora que el trámite del acta deben hacerlo los familiares obligatoriamente, ellos como especialistas en la materia solo hacen el acompañamiento.

Para Eduardo Vallés, expresidente de la Asociación Profesional de la Industria Funeraria (Asoproinfu), todo el proceso -desde el acta de defunción hasta el permiso para el entierro- es necesario, minucioso, importante y muy bien planteado en la teoría pero mal desarrollado en la práctica.

«Deben darle prioridad a los familiares de los difuntos y no ponerlos a hacer colas»

“Hay muchos retardos, debería ser más rápido. Hay jefaturas civiles que ni dan la planilla para hacer el certificado de defunción sin tener el informe médico, entonces las familias deben llamar a un médico de confianza en caso de que la persona fallezca en la casa, para que este haga el informe; luego deben llevarlo a la Jefatura para retirar la planilla que debe llenar el doctor para luego ir al Registro Civil y que hagan el acta de defunción. Un proceso que te puede llevar horas, y si es fin de semana es peor. Tienen suerte los familiares de quien muere en el día y durante la semana porque tienen más facilidades para hacer los trámites”, asevera.

Tomás Rodríguez, presidente de Cámara Nacional de las Empresas Funerarias (Canadefu), considera necesario que el Estado garantice efectivamente la atención inmediata a los familiares cuando tramitan el acta de defunción. “Los registros deberían trabajar 24 horas como las funerarias. Nosotros solo servimos de orientadores”, dice Rodríguez.

Además sostiene que deben darle prioridad a los familiares de los difuntos y no ponerlos a hacer cola, como con cualquier otro trámite, y con esto coincide Vallés: “no es lo mismo un matrimonio o un acta de nacimiento, estamos hablando de un cuerpo que está en una cama y que deben sacar cuanto antes”.

En Caracas un servicio funerario básico puede costar entre Bs. 60.000 y 70.000.
En Caracas un servicio funerario básico puede costar entre Bs. 60.000 y 70.000.

Una póliza funeraria no está de más

Yolíver Duarte, trabajadora social del Hospital Vargas, resalta la importancia de contar con un servicio funerario, pues es lo único que evita “tener más dolores de cabeza que los ya genera todo el proceso”.

Cuando la persona no tiene una póliza funeraria y las familias son de bajos recursos todo es más cuesta arriba. Deben dirigirse a un centro de salud y solicitar que pongan el cuerpo en una cava para que no se descomponga mientras hacen todas las diligencias. También deben buscar una urna donada (usada por un cuerpo que no fue enterrado sino cremado) y ponerse en contacto con alguna funeraria para hacer el traslado.

«El cuerpo empieza a descomponerse una vez muere la persona»

El velorio es lo más complicado si al cadáver no le inyectan formol, el cual lo mantiene en buenas condiciones por al menos 24 horas.

“El cuerpo empieza a descomponerse una vez muere la persona; sin embargo, la velocidad con la que eso ocurra dependerá del ambiente. En un clima caliente como Maracaibo, Puerto La Cruz o Coro los cadáveres duran menos de 24 horas; en ciudades o habitaciones que tengan temperaturas bajas, hasta 48 horas máximo. A partir de ahí el olor es muy fuerte, es por eso que en las cavas los congelan para mantenerlos un poco más”, precisa Duarte.

Como paso siguiente, Vallés aclara que los servicios funerarios se ajustan a las personas y sus necesidades, dependen de lo que quieran y pidan: pueden preparar un cuerpo para que lo velen 48 horas, durante cuatro días, para un viaje de una semana o hasta 30 días; o elegir entre una capilla sencilla a una más grande, decorada y cómoda. A partir de las exigencias es que hacen el presupuesto.

En Caracas un servicio funerario básico que incluya buscar y arreglar el cuerpo, la urna, la capilla por un día, cafetería y traslado al cementerio con carros de acompañamiento cuesta entre 60.000 y 70.000 bolívares, según un recorrido y consultas realizadas a varias funerarias.

Funeraria-Velorio
Luego de 48 horas de trámites el cuerpo descansó en paz y la familia también. Foto referencial

Último día

Ese lunes 28 las cuñadas de Mejías llegaron con el certificado de defunción, cédula y partida de nacimiento del difunto y de sus hijos a la Jefatura Civil de la parroquia San Pedro, la que les correspondía por la dirección de la casa donde falleció, pero no estaban trabajando por falta de papel. Se trasladaron entonces a la Jefatura Civil de San Agustín del Sur, consignaron los documentos, les firmaron el acta de defunción y volvieron a la funeraria.

En un principio, Rodolfo Andrés Mejías había conversado con un trabajador del Cementerio del Este, en La Guairita, para que lo enterraran en la mañana, pero ni con “palanca” logró estar entre los primeros de la “cola”. Le dijeron que solo había posibilidad para sepultarlo a las 3 de la tarde, no tenía más opciones y aceptó. Volvió a la funeraria.

Nuevamente estaban todos los familiares en la capilla dándole el último adiós a Rodolfo Mejías. A las 2:30 de la tarde cerraron en ataúd y salió la caravana rumbo al cementerio. Al llegar ya estaba todo preparado, la misa fue simbólica, bajaron el ataúd, le arrojaron flores, el cemento líquido en los bordes, la tierra y la placa. A las 3:30 de la tarde, luego de 48 horas de trámites, correderas y una inversión que rozaba los 120.000 bolívares, el cuerpo descansó el paz y los familiares también.


 

Casos especiales, otros trámites

  • Si la familia quiere cremar el cuerpo es necesario que la persona haya fallecido de forma natural, no por suicidio, homicidio o accidentes, y tramitar el permiso de cremación por el Registro Civil. Con ese documento en mano deben trasladarse hasta el lugar que preste el servicio, consignar los papeles legales que y firmar la autorización que emite la empresa.
  • Pero si la persona muere por causas no naturales (“muertes dudosas o violentas”), desde el Registro Civil deben ponerse en contacto con un fiscal de Ministerio Público, quien será el encargado de evaluar el caso, certificar cómo murió y autorizar o negar la cremación. “No se debe mover el cuerpo fallecido por una causa violenta sino esperar la presencia de algún funcionario del Cicpc y se debe formular la denuncia respectiva del caso”, explicaron en la funeraria Vallés.
  • Dependiendo de la causa del deceso el Ministerio Público podrá exigir que se traslade el cuerpo a una morgue para hacer las evaluaciones y una vez terminadas se lo entregarán a un familiar para su velorio y entierro o cremación.

Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: jesus.suarez.calderon@gmail.com