«El totalitarismo no es lo que va a prevalecer en Venezuela, sino el restablecimiento del mercado”, dice el director de Econométrica
Enrique Meléndez
El economista Ángel García Banchs asegura que estamos a las puertas de una reforma económica que, entre otras cosas, va a comprender el levantamiento de los controles. “La política ahora es una variable, no un dato. Hoy tenemos un gobierno, pero mañana podemos tener otro. Eso va a depender de si este gobierno está dispuesto a negociar con la AN para llevar a cabo la reforma”, afirma el también director de Econométrica y profesor universitario.
¿Está en capacidad la Asamblea Nacional de imponerle un plan de ajuste económico al gobierno?
La capacidad está ciertamente en la medida en que cuenta con el respaldo popular y con los mecanismos legales para presionar por la adopción de una reforma económica. Esos mecanismos legales son el juicio político, un referéndum revocatorio, una Asamblea Constituyente, que le dan un poder real a la AN para generar la suficiente presión.
¿Pero eso no produciría un choque de poderes, si tomamos en cuenta las posiciones intransigentes del oficialismo?
Precisamente, si el Ejecutivo actual no quiere hacer la reforma, habrá que cambiar al Ejecutivo. Los países tienen que seguir adelante, no paralizarse. 30 millones de personas no van a tolerar indefinidamente que haya un grupo que no quiera hacer una reforma, en especial, levantar los controles de cambio y precio, y dar al traste con un modelo económico que lo que ha generado es penuria, escasez desbordada, merma del poder de compra de los salarios, colas, caos, y desabastecimiento.
Hay mecanismos constitucionales de los cuales puede hacer uso la MUD en el marco de la AN, con una mayoría calificada, para presionar esos cambios que, de no darse, tendrían que conducir a un proceso de remoción constitucional del Ejecutivo. Lo anterior, apelando a cualquiera de los mecanismos legales mencionados anteriormente.
Si las autoridades en el Ejecutivo están dispuestas a llevar a cabo la reforma económica y a tomar el costo político de ésta, a echar a un lado el legado de Chávez, a dar al traste con el modelo económico de penurias y sustituirlo por un modelo basado en una economía de mercado, bueno, se mantendría en el poder hasta que vengan elecciones. Pero, de lo contrario, su salida constitucional será inevitable.
Por lo demás, la gente también tiene la opción, vía la protesta pacífica estipulada en la Constitución Nacional, de presionar para que se adopten esos cambios. Lo que vamos a ver es cómo fluye el juego político entre el gobierno y la AN.
¿Cuáles serían las medidas básicas que comprenderían ese plan de ajuste económico?
El punto básico o fundamental es la unificación cambiaria, es decir, acabar con el control de cambio, así como con el control de precios. Luego hay que revisar la Ley Orgánica del Trabajo, para eliminar la inamovilidad laboral y sustituirla por la estabilidad numérica. Lo anterior mantendría el nivel de empleo, la nómina de la empresa promedio, pero le permitiría al empresario sustituir a aquellos trabajadores que no están cuidando su puesto de trabajo, que no son productivos o que se encuentran en situación de ausentismo laboral, por trabajadores que sí estén dispuestos a producir y que sí tengan ganas de aportar al producto social.
«La tasa de unificación podría fluctuar en torno a los 150 bolívares por dólar»
Entonces, estamos hablando de levantamiento de los controles de cambio y de precio; reforma de la LOT; establecer un orden salarial que implique aumentos de salarios al mismo ritmo del incremento de la productividad; un orden fiscal, que acabe con el déficit y limite la tasa de crecimiento nominal del gasto público; dar al traste con los presupuestos paralelos, como el del Fondo de Desarrollo Nacional y otros.
Por supuesto, establecer un control sobre el gasto en general; acabar con la impresión de dinero para financiar el déficit fiscal; contemplar una sola tasa de cambio; y otras medidas asociadas a un plan de estabilización.
Pasar a un régimen de fijación de tasas de interés, en vez tratar de seguir controlando los agregados monetarios. Es decir, que el BCV intervenga a diario en la compra de Letras del Tesoro y bonos de la Deuda Pública Nacional, eso para mantener el precio e intervenir en el mercado interbancario.
Es fundamental, por otra parte, que se envíe un discurso favorable a lo que es la iniciativa privada. Se tiene que ir a una renegociación de la deuda y el Estado debe garantizarse el monopolio la violencia. Dicho de otro modo, debe desarticular a los colectivos violentos, bandas armadas, pranes y a la delincuencia en general. Todo esto es fundamental para avanzar en paralelo en la relegitimación de los poderes públicos.
Argentina tomó la decisión de devaluar, imagino que apoyado su gobierno en otras medidas complementarias. ¿Cree que en Venezuela se pudiera proceder igual?
Aún no hemos analizado el tema a profundidad, porque apenas ha transcurrido un día. Pero lo primero que ha demostrado el caso argentino es que no es cierto que el levantamiento del control de cambio tenga que ser un proceso gradual, progresivo, poco a poco. No. No podemos decirle a las personas en riesgo de muerte por falta de medicamentos, o a quien pasa hambre a diario, que espere que el proceso debe ser gradual.
Los argentinos demostraron que se puede hacer secuencial, sí, pero a la vez de forma inmediata. Es decir, la mafia cambiaria se tiene que acabar. Así de sencillo. No hay que ir a un proceso gradual que consuma tiempo y cosas por el estilo. El máximo rezago previo a la unificación es de un mes, para antes legalizar el mercado negro.
Esto lo digo para que todo el que haya acumulado dólares del mercado negro, habiéndose endeudado, pueda traer sus dólares, con lo cual se acumularían reservas internacionales, y con esos dólares conseguir los bolívares para repagar el crédito. Porque quien se endeudó para comprar dólares a tasas del mercado paralelo, posterior a la unificación que va a ser muy inferior a la de ese mercado, va a enfrentar problemas de morosidad.
Usted ha dicho que con una tasa de 150 bolívares por dólar, Pdvsa extraería liquidez a un ritmo que estaría en línea con lo que sería la norma histórica. ¿Qué significaría eso?
Que unos ocho meses de la factura de exportación petrolera sería lo que compraría la liquidez en bolívares a la tasa de 150 bolívares por dólar, un número de meses cónsono con la norma histórica. En palabras llanas, que en torno a ese nivel podría fluctuar la tasa de unificación.
¿Ahora, ese dólar que colocaría el BCV en el mercado cambiario, no sería factor en sí mismo de aumento de la liquidez?
Ninguna devaluación causa inyección de dinero. Las devaluaciones en Venezuela lo que hacen es extraer dinero. Por ejemplo, de extraer 6,30 bolívares, el Estado podría pasar a extraer 150. Lo que inyecta liquidez es el gasto público. La devaluación que lo que hace es aumentar la recaudación.
Por supuesto, si posterior a la devaluación se sigue con los aumentos salariales superiores a los de la productividad, o si el gobierno usa los recursos que recauda para expandir el gasto, entonces sí se reinyectará liquidez. Pero, son dos decisiones independientes.
«Hay que establecer aumentos de salarios al mismo ritmo del incremento de la productividad»
¿Cómo quedarían las tasas de interés, pues se dice que toda unificación implica una liberación de las tasas de interés?
Al unificar, la tasa nominal de interés va a subir, y va a subir más o menos dependiendo de lo que toleren las autoridades. Probablemente suba unos 20 o 30 puntos porcentuales en términos nominales.
Pero lo más importante no es la tasa de interés nominal, sino la tasa de interés real. Si bien la unificación cambiaria va a conducir a un proceso de inflación en promedio, también es cierto que va a haber muchos rubros que van a estar sujetos a deflación. Dependiendo del rubro, los hogares o las empresas que acumulen ese rubro van a enfrentar tasas reales positivas o reales negativas.
Si para un rubro se espera que va a haber inflación, producto de la unificación cambiaria, entonces en ese caso se van a enfrentar tasas reales negativas, y tendría sentido endeudarse para acumular ese rubro; por ejemplo, harina de maíz. Pero si un rubro con la unificación enfrentará deflación, una caída del precio, como televisores, lavadoras, bienes raíces o automóviles, no tendría sentido endeudarse para acumularlos ni para el hogar ni para la empresa, porque se van a enfrentar a tasas de interés reales positivas.
Yo no recomendaría esto si no estuviese seguro de que va a venir una unificación cambiaria.
Para algunos economistas, que disienten de usted, eso es un albur, es decir, algo que no se sabe si va o no a pasar. ¿Qué opina usted?
La política ahora es una variable, no un dato. Hoy tenemos un gobierno, pero mañana podemos tener otro. Eso va a depender de si este gobierno está dispuesto a negociar con la AN, para llevar a cabo la reforma. Ahora, si no está dispuesto a negociar, entonces están los mecanismos constitucionales para cambiarlo.
Para nosotros es un hecho la unificación cambiaria, porque para que no lo fuese tendría que pensarse en el establecimiento de un totalitarismo, y las Fuerzas Armadas ya han dado una señal muy clara de que no están dispuestas a acompañar procesos violentos en el país. Entonces, el totalitarismo no es lo que va a prevalecer en Venezuela, sino el restablecimiento del mercado, es decir, el levantamiento de los controles de cambio y precio.
De hecho, ya el control de precios reventó desde abril de este año, y el control de cambio también se puede decir que reventó, sólo que no se ha formalizado el proceso, ni se ha formalizado la derogación de la Ley de Precios Justos, ni se ha formalizado el levantamiento del control de cambio, pero ya estallaron ambos regímenes. Para que el país pueda recuperar el orden, necesariamente tiene que reformarse la economía.
Lo que no sabemos nosotros es si esa reforma se va a producir en el primero, en el segundo o en el tercer trimestre de 2016. Si es en el primero, va a ser un año muy bueno; si es en el segundo va a ser malo; y si es en el tercer trimestre será un año terrible.
Se señala que ese concepto que usted maneja de “hipermafia”, en lugar de hiperinflación, no deja de ser político más que económico, puesto que, al final, los factores del fenómeno terminan siendo económicos. ¿Qué opina usted?
Yo he dicho: parece chikungunya, pero no es chikungunya. Parece hiperinflación, pero no es hiperinflación. ¿Hay déficit fiscal?, sí el mayor del planeta: 20%. ¿Hay impresión de dinero para financiar el déficit fiscal? Sí hay. ¿Hay caída de la demanda de bolívares como activo, de la demanda de saldos reales? Sí la hay, así que parece hiperinflación. ¿Hay un mercado homogéneo de dinero en el que todo el mundo quiere comprar dólares, y todos quieren deshacerse de los bolívares? Sí lo hay, parece hiperinflación.
«Para que haya hiperinflación de precios, tiene que haber hiperinflación de salarios»
Pero, no hay hiperinflación de salarios. Por tanto, no va haber hiperinflación de precios. Los precios no pueden llegar a la luna, y los salarios no seguir el mismo ritmo, porque si eso ocurre, nadie podría consumir. Para que haya hiperinflación de precios, tiene que haber hiperinflación de salarios, y eso no está ocurriendo. Por eso digo, parece hiperinflación, pero no lo es.
El déficit fiscal existe porque el dólar se regala a 6,30 bolívares a la mafia. Cuando ya no se regale a la mafia, sino que se venda a 150 bolívares, de déficit vamos a pasar a superávit, y no habrá necesidad de imprimir dinero. Entonces, aparecerá un oferente de última instancia de las divisas, y un demandante de última instancia del bolívar.
Ahora, es muy importante estar claro que no es hiperinflación, sino hipermafia, en razón de que si es hiperinflación el dólar negro está barato, mientras que si es hipermafia, el dólar negro está caro, y en el marco de una unificación cambiaria éste va a caer y converger hacia la tasa de cambio oficial, que pudiera estar alrededor de 150 bolívares.
“Probablemente iremos al FMI”
¿Cuánto va a pagar Venezuela el año que viene por concepto de deuda externa?
Mucho dinero, alrededor de 17,5 mil millones de dólares, dependiendo de si se acuerda o no un cambio del servicio de deuda con los chinos. Probablemente, terminemos acudiendo al FMI, institución que exigiría una reforma como la anteriormente descrita. Lo cierto, en definitiva, es que la reforma es un dato y que Venezuela más temprano que tarde ha de transitar el camino hacia la recuperación y reconstrucción.