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Militarismo y poder público en Venezuela

Fantasea la burocracia chavista cuando cree que atrincherándose en el militarismo y la violencia se pondrá a salvo del destino inexorable que la espera


Oscar Battaglini

Como puede observarse con entera facilidad, el madurismo ha continuado impulsando el proceso de militarización iniciado en el ejercicio del poder por el teniente coronel Hugo Chávez. Para Chávez, el elemento militar debía primar en la Constitución y en la dinámica del poder establecido. Esta visión de las cosas es lo que explica su tendencia a dotarse de un aparato militar propio que le permitiera pasar a ejercer tanto el control político del Estado, como el de la sociedad venezolana en su conjunto. Ese es el papel que ya en vida de Chávez comienza a cumplir la autodenominada fuerza armada chavista. A eso se debe igualmente el hecho de que Chávez –cosa que ha continuado haciendo su sucesor- haya inundado la administración pública de militares tanto activos como en condición de retiro. Militares que, por cierto, no se han destinado en la realización de las labores que les han sido encomendadas. Este es el caso, por ejemplo, del general Marco Torres, ministro de Alimentación, quien se ha desempeñado al frente de diversos cargos estratégicos y en lo único “notable” en lo que ha aparecido hasta ahora, es en la repartición de bolsas de comida que se ha comenzado a hacer desde los Clap.

Un aspecto importante que vale la pena resaltar, es la primacía que Chávez otorgó a los oficiales de su fuerza armada particular para intervenir –violando flagrantemente la Constitución Nacional- activa y directamente en la vida política del país, como auténticos representantes del partido militar en el poder. Se trata de una práctica que se ha venido fortaleciendo en el interior del Gobierno del sustituto circunstancial de Chávez, en la medida en que se ha venido acentuando su debilitamiento político. No por casualidad es ahora cuando tanto Maduro como Padrino López, han comenzado a hablar con mucha insistencia de la necesidad de que el chavismo gubernamental se articule (se disuelva, fusione o amalgame) definitivamente en la FAN chavista, y empiece a funcionar como una estructura de poder “cívico-militar”. Fantasea la burocracia chavista en su representación civil y militar; piensa (imagina o sueña) frente a la metástasis política por la que atraviesa, que atrincherándose en el militarismo y la violencia, se pondrá a salvo del destino inexorable que la espera en el corto o mediano plazo; como le fuera recordado y advertido por la inmensa mayoría del pueblo el pasado 6D.

Un dato curioso relacionado con esta situación, es que los representantes más conspicuos (civiles y militares) de esta burocracia se siguen comportando en el uso del poder como si nada hubiese cambiado políticamente en el país después del 6D; como si ellos continuaran manteniendo el control omnímodo que ejercieron en el pasado. Se equivocan, pero la prepotencia militarista, la zafiedad y el resentimiento social que los anima no les permite ver que se encuentran ante una nueva realidad social y política que ya no se adecúa a sus intereses y que mayoritariamente exige su salida inmediata del poder.

Nadie puede pensar que esta burocracia no tenga una cabal noción de lo que está ocurriendo en la sociedad, y de lo que esta situación específica dentro de ella, pero, por lo que aquí se ha dicho, se niegan a aceptarlo, y lo que es peor, no sólo adelantan preparativos para intentar perpetuarse en el poder, sino que están dispuestos a hacerlo a precio que sea y como sea, según lo que han venido expresando desde hace ya bastante tiempo. Esto quiere decir que Maduro y su entorno palaciego, no están pensando seria y honestamente en hacer una contribución política y constitucional que le baje el tono al conflicto existente.

De manera contraria, como lo hemos dejado dicho, lo que se percibe son claros indicios de que lo que se quiere es hacer tiempo para la maniobra que en alguna medida de permitirle resarcirse de las consecuencias más gravosas de la profunda crisis que los afecta. Pero sobre todo se observa una clara tendencia en esa burocracia a establecer en Venezuela, un régimen de un mayor contenido militarista. Creen (Maduro se encarga de manifestarlo permanentemente), en correspondencia, con la tradición militarista que los venezolanos hemos conocido y padecido, que mediante la implantación de un orden de esa naturaleza, lograrán prolongar su permanencia en el poder, así sea de manera autoritaria, lo que es decir: por medio de la conculcación definitiva de nuestros derechos democráticos. Este es el sentido que tienen, como ya lo hemos señalado, los preparativos que hoy se adelantan en el seno de la fuerza armada chavista, entre los que destaca la reciente creación de las denominadas “Fuerzas de Acciones Especiales”, a las cuales se les deben haber asignado tareas muy importantes en la realización de los planes que se anuncian con dichos preparativos.

No es casualidad que esto este ocurriendo en un momento en que cada vez es más ostensible la debilidad y la crisis de gobernabilidad por la que atraviesa el chavismo oficial en el ejercicio del poder. Se trata de una situación que básicamente encuentra su explicación en las siguientes determinaciones:

1.- El progresivo aislamiento intencional en el que ha ido cayendo el chavismo gubernamental. Lo evidenciado con motivo de lo que hoy se discute en la OEA sobre el caso venezolano, es muy elocuente a este respecto, así lo demuestra la derrota sufrida por la diplomacia chavista, en su intento por impedir que el secretario general de esa organización subregional expusiera el informe elaborado por él, en relación a la situación por la que atraviesa nuestro país. Otra muestra de lo mismo es el proceso de descomposición del Alba. Sus integrantes, con la sola excepción de Cuba y Nicaragua, están en franca retirada. Otro tanto puede decirse de Unasur, que ha fijado como posición la tesis (Samper) de que ellos no ven ninguna contradicción entre el diálogo propuesto y la realización del referendo revocatorio. Pero donde la situación se ha tornado más adversa al madurismo es en el seno de Mercosur, cuyos miembros vienen votando en la OEA, en contra de la posición de la diplomacia chavista.

2.- El referendo revocatorio impulsado por la oposición; iniciativa que pese a todos los obstáculos que le ha opuesto el oficialismo por intermedio del CNE, mantiene su marcha en pos del objetivo trazado. En estos momentos, no obstante haberse cumplido con el requisito de la validación de las firmas que fueron entregadas al CNE, el Gobierno, en connivencia con el CNE y el TSJ, se dispone a invalidarlo definitivamente, alegando para ello los pretextos y subterfugios más viles y miserables que sólo mentes enfermas y alevosas son capaces de concebir. Eso, a no dudarlo, acarrearía una mayor agudización del conflicto político en desarrollo, con consecuencias impredecibles. Esperamos que ante una situación como esa, el pueblo venezolano encuentre y dé las respuestas que permitan desbloquear el camino hacia la recuperación de la normalidad perdida.