“El principal problema de los venezolanos es la emergencia económica, reflejada en alimentos y medicamentos”, sostiene Héctor Rodríguez, jefe de la bancada oficialista en la AN
Gabriela González
El diputado Héctor Rodríguez (Psuv/Bolívar), jefe de la bancada oficialista en la Asamblea Nacional, se muestra fiel creyente de la intervención del Estado en la economía y de su papel como contrapeso de lo que llama “poderes fácticos”. Asegura luchar por un “estado social de derecho y justicia” donde existan “los derechos mínimos para que la gente viva con dignidad”.
En relación al debate de si la Carta Democrática está o no aplicada, para el diputado lo importante es que no hay ruptura del orden constitucional. “La Organización de Estados Americanos (OEA) no puede intervenir cada vez que en un país ocurren conflictos de poder”, que es lo que ocurre en Venezuela a juicio del parlamentario.
“Hay problemas con algunos productos de la cesta básica»
Aunque desecha la tesis de que el Tribunal Supremo de Justicia limita las funciones de la Asamblea, pues asegura que en la Constitución está planteado que la Sala Constitucional revise las leyes, Rodríguez insiste en que sí hay conflicto, ruptura no. “Es normal que haya conflicto cuando dos fuerzas distintas tienen poderes”, señala.
Usted siempre se refiere al “cálculo chiquito” y la “política mezquina”. ¿No cree que hacer como punto de honor el no recibir medicinas es mezquino cuando está en juego la vida de miles de venezolanos y el propio decreto de emergencia económica es un reconocimiento de la existencia de una crisis?
El principal problema de los venezolanos es la emergencia económica, reflejada en alimentos y medicamentos. Creo que si trabajamos juntos para resolver ese problema, lo haríamos mas rápido. No creo que el supuesto canal humanitario o la declaratoria de crisis humanitaria sea la salida. Muy por el contrario, creo que es peligrosa políticamente.
No desprecio la intervención del Comando Sur (Estados Unidos) de que si en Venezuela hay una crisis humanitaria y un organismo como la OEA lo declara, estarían dispuestos a intervenir. Ese es el mismo Ejército que intervino en Afganistán, Libia, Irak y todos bajo supuestos falsos, bajo supuestos humanitarios, todos en países petroleros.
Creo que mas allá de las diferencias políticas, nosotros no podemos evaluar eso con ingenuidad. Nuestra línea es no irnos por la declaratoria de emergencia. Eso es una línea política. Eso no niega que si algún país, alguna asociación quiera ayudar, bienvenida. De hecho, ahí esta Lilian (Tintori) entregando medicinas en plazas, ¿eso soluciona el problema? No.
Quien más debería ayudar es la oposición y no ayudan porque en su análisis llegan a la conclusión de que están en su mejor momento político. Y eso puede ser cierto, pero es miserable. Hay momentos de momentos. Y éste es el de ayudar. En cambio, hacen un show. Nosotros no hemos parado nada. ¿Hay un problema real de medicamentos? Sí, lo hay. Lo veníamos diciendo desde hace tiempo.
Usted insiste en que es una posición política no aceptar la declaratoria de la crisis. Es decir, ¿aceptarían la ayuda si no se califica así?
Todo el que pueda ayudar, quiera ayudar, es bienvenido. No tenemos problemas con eso. No me lo envuelvas políticamente de esa manera. La mejor manera si un país quiere ayudar es que dejen el bloqueo financiero. No nos irrespeten. Venezuela es capaz, con los recursos que tiene, de salir de esta situación. Es una decisión de los poderes fácticos no prestarle un dólar a Venezuela.
Pero China ha prestado…
Y con eso estamos haciendo todos los esfuerzos. Estamos pidiendo refinanciar nuestras deudas. Es natural.
“El mercado internacional no nos ha dado opciones”
¿A eso se refiere con guerra económica?
Yo creo que hay una guerra, aunque hay muchos que no comparten esa tesis. Venezuela es buen pagador. Jamás ha dejado de pagar su deuda. Es un país con respaldo. Compromiso que adquiera es un compromiso al que puede responder en los próximos 30, 40 años.
No hay razón justificable, desde el punto de vista de las reglas económicas, para considerarlo un país riesgoso para prestarle o para refinanciar su deuda. ¿Por qué no lo hacen? Porque es una decisión política de guerra. Digamos que es que no hay confianza para invertir pero para prestarle o refinanciar la deuda si siempre ha pagado, no hay una sola justificación para considerarlo más riesgoso que Siria.
Pero en el marco del decreto de emergencia económica, ¿no es un error estar pagando si hay requerimientos importantes a lo interno?
Por eso estamos pidiendo refinanciamiento. Pero el mercado internacional no nos ha dado opción. ¿Por qué? Si no hay guerra económica, refinánciame la deuda y déjame pagártela en diez años con los intereses naturales. Imagina que Maduro se consolida, suben los precios petroleros.
Venezuela podrá pagar esa deuda en diez años. Lo pongo incluso al revés. Hay revocatorio, sale Maduro, se montan los adecos… Igual, Venezuela podrá pagar esa deuda en diez años. No hay duda. Pero no. El problema es político porque creen que si nos ahorcan económicamente, lo arrodillan y renuncia [Maduro] y desaparece el chavismo.
Vuelvo al tema de la salud. En 2014, siendo vicepresidente del Área Social, usted señaló que la “producción, importación y distribución de medicamentos, además del fortalecimiento de la red hospitalaria y ambulatoria del país, serán los temas a los cuales se les dará prioridad” y agregó que, “se ejecutarán medidas para evitar que en Venezuela exista déficit de medicamentos e insumos, fijando como meta optimizar el funcionamiento de los hospitales”. ¿Qué pasó?
Es uno de los temas más sensibles. Bajó el ingreso petrolero.
“Creen que si nos ahorcan económicamente, lo arrodillan y renuncia [Maduro], desaparece el chavismo”
¿Y qué pasó cuando estaban altos en más de 100 dólares el barril?
Creo que fue correcto lo que se hizo en materia de salud. Colocamos centros de salud en los barrios, en donde no había. Por eso este pueblo vive más. El debate es más cultural. En Venezuela hay capacidad para producir el 76% de las medicinas pero no hay cultura de usar genéricos. Aquí se consume 80% de marcas oficiales, 20% genéricos. La media mundial es al revés. Por eso digo que hay que debatir patrones de producción y consumo. ¿Ese debate es fácil darlo en este momento de polarización? No.
¿No hay un “mea culpa” de que algo no se hizo bien en estos 17 años, priorizando la importación o distribuyendo los recursos petroleros?
Estoy de acuerdo con que es un momento de oportunidades. También con el mea culpa, pero no en ese sentido. Yo no hubiese dejado de importar lo que el pueblo necesitaba. Y seguirlo haciendo hasta que nosotros produzcamos, por lo menos, lo necesario en alimentos y medicinas.
Pero en Venezuela se han producido alimentos desde siempre
Venezuela tiene cien años sin producir en cifras gruesas. No ha producido sino el 10% del consumo venezolano. Los venezolanos hace dos años, para sacarlo de la emergencia, comían carne todos los días. Había que importar más porque se consumía más.
Según la Encuesta sobre Condiciones de Vida (Encovi) de noviembre de 2015, más de 3 millones de venezolanos comen dos veces al día o menos. Incluso, expertos alertan sobre graves problemas de desnutrición
No lo sé. No digo que no sea un momento difícil pero eso de que en Venezuela no se consiga nada, no lo creo. No se consiguen productos determinados. Yo hice mercado en el Mercado de Quinta Crespo y eso está full.
Pero esos productos determinados son productos considerados como básicos…
No lo niego. Pero decir que hay 10% de la población desnutrida, no es verdad.
Si salimos y hacemos una encuesta rápida y preguntamos cuántas personas están haciendo las tres comidas…
Yo creo que hay problemas con algunos productos de la cesta básica. Yo pondría el debate en eso, en la inflación. La oposición debería estar ayudando a trabajar en eso. A lo mejor eso no te da dividendo político-electoral en la coyuntura pero en lo estratégico sí. Pero están desconectados en su ambición.
¿Y esa desconexión no es en general, Gobierno y oposición?
Puede ser.
El “mea culpa” de Rodríguez
“Si trabajamos juntos para resolver el problema, lo haríamos mas rápido”
“A la gente le interesa que le resolvamos la cola, la inflación, la inseguridad”
“La lucha por el poder no es el principal problema de la gente”
“A mí me parece muy peligroso la forma como estamos haciendo política”
“No me importa de dónde venga, la violencia no puede ser la forma de hacer política”
“Hay que empezar a discutir matrices de consumo, producción, cultura de la producción. No hay cultura de la producción”
“Es un error plantear [el problema político] como algo existencial. Todo o nada”
“La política tiene que elevar el vuelo, ser más pedagógica. Hacerse sin descalificativos”
“Tenemos que canalizar el tono de la pasión”
“Yo reconozco que ahora las universidades tienen que ser mejores, que los salarios no alcanzan”
¿Para usted cuál es el error político?
Es un error plantear el problema político venezolano como un problema existencial. Si mañana los militares dan un golpe y [Henry] Ramos Allup es presidente, ¿el chavismo va a existir o no? Lo planteo al revés. Se dispara el petróleo y Nicolás [Maduro] sube en las encuestas, ¿la oposición va a dejar de existir? No. Es un error plantearlo como algo existencial. Todo o nada. No es así.
Pero ha sido un juego discursivo de ambas partes. Se ha jugado a desaparecer al “enemigo”
Lo reconozco. Pero una cosa es la pasión en el debate y otra cosa es la acción política. La guarimba no fue un juego, así lo quieran disminuir. Y todavía no han hecho [la oposición] un mea culpa. Estuvimos a punto de irnos a una guerra civil. No hay una condena firme. Hay titubeo. Yo no le pido a la oposición que sea chavista sino que condenemos eso. Esa forma de hacer política.
¿No cree que ha faltado fuerza en el mensaje no violento de parte y parte?
De parte nuestra no. Por el contrario. El mejor ejemplo es 2014. Hubo un debate interno fuerte. Muchos querían salir después de que un loco salió a decir que había que colocar guayas y hubo degollados y, aún así, dijimos no, no podemos permitir que nos lleven a la violencia. Hemos sido garantes de la paz, a pesar de las provocaciones.
Pero se hacen puntos de honor con ciertos hechos de violencia y se desmeritan otros. Por ejemplo, no se rechazó con la misma vehemencia que el ataque a los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, los hechos ocurridos en la Avenida Fuerzas Armadas contra periodistas
Yo los rechacé. No me importa de dónde venga, la violencia no puede ser la forma de hacer política.
Pero insisto, ¿cree que el mensaje de no violencia está llegando correctamente?
Ante la posición firme de nosotros está la actitud violenta de ellos [oposición]. Necesitamos que se enserien en ese tema. Que dejen el racismo.
La manera en que se están llevando los debates políticos, esa polarización extrema, ¿cree que pueda estar perjudicando a la población?
Puede ser. Yo estoy de acuerdo contigo pero aclaremos algo. En la Asamblea las reglas de juego las ponen ellos. La forma de debatir.
Usted en algún momento comentó que la actual Asamblea no podía justificarse en la saliente porque “prometieron un cambio”. ¿No hace lo mismo el Gobierno con el discurso de los 40 años? Ustedes prometieron una revolución
Si uno ve la fotografía de 1998 o la de 2013, ¿hay un cambio o no? La oposición dice que Venezuela está peor que en el 98. Nadie me puede decir que la Venezuela de hoy está igual que la del 98, 99. ¿Que si es suficiente? No. Pero no podemos negar que el país cambió. Nadie puede negarlo, puede gustarte o no.
Puedes decir que no es suficiente para los recursos que tenemos, te lo acepto. Pero que es peor que en el 99, no lo acepto. Yo te reconozco que hay problemas, reconóceme tú que hubo un cambio. Que antes había población flotante o bachilleres sin cupo y hoy no.
Pero hay una crisis universitaria severa
No lo niego. Pero este no es el punto final. Yo reconozco que ahora las universidades tienen que ser mejores, que los salarios no alcanzan. Cuando fui ministro de Educación mi planteamiento fue: ok, masificarnos pero hay que trabajar en calidad. Mi posición con las universidades es que necesitan más recursos.
Ahora, tengo mis serias diferencias en cómo administra sus recursos la UCV, por ejemplo. Tiene casi el 30% del presupuesto universitario y no es la que en mejor condición está. Estoy de acuerdo con que, en general, hay que invertir mas en educación.
“Si algún país, alguna asociación, quiere ayudar, bienvenida”
¿Y discursivamente cree que es correcto apelar siempre a lo pasado? ¿No es justificarse?
¿Discursivamente es correcto? Yo creo que sí por un tema de pedagogía educativa. Porque ahí se expresan dos visiones de sociedad. No voy a decir que en los 40 años hubo la misma visión pero nadie puede negar que en la última década y media se aplicó el modelo neoliberal.
A mí me gusta contrastar los modelos porque sí hay dos visiones encontradas. A lo mejor en el discurso de la oposición no se ve claramente, pero hay sectores que plantean el Estado mínimo, hay sectores que plantean menos inversión en educación y salud para tener un gasto “más ordenado”. Y ese debate no se da en la sociedad venezolana. Yo estoy seguro que si lográramos despolarizar en el debate actual y polarizáramos en cuanto a los modelos de país, mucho opositor terminaría aquí.
¿Ese es el juego democrático, no?
No sé si es el juego democrático pero es el juego de poder. La lucha por el poder que no es la totalidad de la política, es una parte. Y tenemos que tener cuidado los políticos en creer que es la totalidad porque podemos terminar despolitizando la sociedad. A mí me parece muy peligroso la forma como estamos haciendo política.
¿Pero en esa reflexión incluye a todos? ¿Gobierno y oposición?
A todos. Incluyéndome. Es una reflexión que yo hago siempre con mi equipo. La lucha por el poder no es el principal problema de la gente.
Efectivamente. En una cola, en el metro, la gente está desesperanzada, preguntándose dónde están y qué están haciendo la oposición y el Gobierno
Y dicen, “me siento solo”. Ya no es un debate en la esquina. Es un debate en la misma familia que te dice, “ustedes no piensan hacer nada”. Y allí juegan un papel importante los medios porque lo que más se muestra es lo que decimos un grupito: los políticos. Para mí, es lo más peligroso porque el problema político existe y se va a resolver por referendo, por golpe de Estado, por elecciones.
Unos preferimos que sea por la vía electoral, constitucional y pacífica, otros estarán jugando a otra cosa pero, al final, el problema político se va a resolver. Pero, ¿y el problema de la gente? Ese es el principal problema. Tú me preguntabas si es correcta la forma de debate de contraste. Yo creo que sí. Tenemos que hacer un esfuerzo por debatir más las ideas que lo chiquito. Hay que insistir en un discurso más responsable. Más político en el sentido aristotélico de la política y no en el sentido maquiavélico.
¿Sabes qué es malo? Que en Venezuela digamos que el problema de la cola, de la escasez, se resuelve con referendo porque no es verdad. Hay que empezar a discutir matrices de consumo, producción, cultura de la producción. No hay cultura de la producción. Eso no es un problema chavista-antichavista.
“Estamos pidiendo refinanciar nuestras deudas, pero es una decisión de los poderes fácticos no prestarle un dólar a Venezuela”
¿Cree que el oficialismo está leyendo correctamente al pueblo?
Creo que tenemos clara nuestra prioridad. El 80% se lo estamos dedicando al sistema productivo y a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).
Reitero, ¿están leyendo correctamente al pueblo, sus necesidades?
Creo que sí. A la gente le interesa que le resolvamos la cola y la inflación. No le interesa más nada. Nada de referendo. Cola, inflación e inseguridad y después, debatimos lo demás. Eso sí es existencial. Por eso el presidente Maduro plantea que primero es la agenda económica. Segundo, las Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP) y tercero, el diálogo con la oposición. Creo que estamos leyendo correctamente la calle.
VIOLENCIA POLÍTICA
¿Cómo garantizan que los Clap no serán un motivo de discriminación en un país polarizado?
Por tus actos te juzgaré. Así dicen, ¿no? ¿Dónde está la primera persona que hemos discriminado por militar en la oposición?
¿Y las denuncias de despido en la Administración Pública por haber firmado para solicitar el revocatorio?
Hemos entregado un millón de viviendas, tres millones de pensiones, cuatro millones de Canaimitas y ahí, en todo eso, hay opositores. Nosotros no pedimos militancia para la política social. Jamás lo haremos. Si alguien en la estructura lo hace, puedes tener la plena certeza de que lo vamos a perseguir por sentido social y por realidad política porque es una brutalidad. No tiene racionalidad ni política ni humana. No lo hemos hecho y no lo vamos a hacer. Nosotros nos estamos planteando la universalidad de las pensiones y para eso, no hay manera que no haya un escuálido pensionado, por ejemplo.
¿No cree que un discurso con etiquetas como “escuálido” o “enchufado” afecta a la sociedad?
Hay que ver qué tan cierto es eso. Pero en una cola hay chavistas y escuálidos y, ¿se están matando entre ellos? No. A veces nosotros dibujamos, en la política, una Venezuela que para mí es inexistente. Yo tengo amigos muy queridos de oposición con los que comparto y cuando discutimos sobre política podemos pasar semanas sin hablarnos pero así es el país. Hay gente que aspira hacer política sin reconocer nuestra cultura.
Venezuela es un país tan emotivo que se lanzó a caminar la montaña de los Andes para irse a Colombia a echarse plomo por la libertad de otros. Es un error negar la pasión que caracteriza, históricamente, al venezolano. Lo que sí tenemos que hacer es canalizar el tono de la pasión.
Pero sí existen situaciones de intolerancia. Eso es un hecho.
Sí. A eso hay que bajarle dos. Pero no lo veo como una intolerancia de la dinámica política.
¿A qué se lo atribuye?
A una violencia política que hay que rechazar. No hay que justificarlo pero tampoco lo generalicemos al pueblo. Hay casos puntuales que hay que frenar. Pero creo que hay que exaltar más al pueblo que es apasionado en la política y se respeta.
«¿Dónde está la primera persona que hemos discriminado por militar en la oposición?»
Se está aplanando el camino para un posible diálogo entre oposición y Gobierno. ¿Cómo sentarse a dialogar si no se reconocen los interlocutores?
Nosotros reconocemos a la oposición. Yo coincido en que la política debe hacerse sin descalificativos. Ahora, yo no aspiro a que no los haya para sentarnos a discutir. Entonces, no esperemos llegar a una guerra civil para dialogar. La política tiene que elevar el vuelo, ser mas pedagógica. Hacerse sin descalificativos, sí. ¿Es necesario para dialogar? No. Mientras más distantes estemos, es cuando más necesario se hace dialogar.
Cuando planteamos diálogo a la oposición no le estamos planteando que nos quieran, sino poner reglas mínimas de juego. El Presidente ha puesto tres puntos, no condiciones: respeto a las instituciones, paz (no usar la violencia) y elevar la producción. No dialogamos con condiciones. Al final es que no se ponen de acuerdo entre ellos [oposición] y eso les impide sentarse a dialogar.
¿Por qué no someterse a un revocatorio? Si tienen el apoyo, eso los puede fortalecer políticamente
No es prioridad para nosotros. Así de sencillo. No es prioridad para los venezolanos.
De Río Chico a Bolívar
Héctor Rodríguez Castro tiene 34 años. Nació en Río Chico, estado Miranda, en el año 1982. Se graduó de abogado en la UCV, donde fue dirigente estudiantil.
En el año 2008 el difunto presidente Hugo Chávez lo nombró ministro del Despacho de la Presidencia, miembro de la dirección nacional del Psuv y coordinador nacional de la Juventud de ese partido.
En 2009 es nombrado viceministro de políticas estudiantiles, del Ministerio de Educación Superior. En 2010 es ministro del Deporte. En febrero de 2011 fue designado como segundo vicepresidente para el área social.
En 2013 Nicolás Maduro lo juramenta como ministro de la Juventud y en 2014 como ministro de Educación y vicepresidente del Consejo de Ministros para el desarrollo social y misiones.
El 6 de diciembre de 2015 resultó electo como el único diputado del Psuv en el estado Bolívar. Desde el 6 de enero de 2016 es el jefe de la bancada oficialista, ahora minoritaria.