Sería muy difícil para el régimen tratar de explicar a la comunidad internacional cómo quiere adelantar un diálogo al tiempo que mete presos a miembros del Poder Legislativo
Humberto González Briceño
I.- ANTIOBRERO. Nicolás Maduro de exdirigente sindical del Metro de Caracas ha involucionado para convertirse en el verdugo de los trabajadores venezolanos. Bajo su mandato el salario se ha pulverizado. La escasez y el desempleo han golpeado con severidad a las familias trabajadoras. Y por si la ruina fuese poca, ahora el régimen, para tapar su fracaso, intenta poner los trabajadores al servicio de las Fuerzas Armadas y su nuevo desempeño en la economía. La resolución 9.855 del Ministerio del Trabajo que obliga a los trabajadores a trabajar para las empresas militares del Gobierno es una medida que tiene a todo lo largo su indeleble signo fascista y antiobrero.
II.- NEGOCIADOR. José Luis Rodríguez Zapatero es uno de los negociadores más hábiles del régimen. RZ se mueve con la agilidad de una ligera garza en los cochinos pantanos de la política. Negocia por y para todos, y ambiciona quedar bien con todos. A los opositores les lleva recados del Gobierno y agrega sugerencias de su propia cosecha para que acepten la promesa de un canje de presos políticos y elecciones presidenciales para 2017. Ante el régimen actúa como su más refinado aval, sobre todo en instancias internacionales como la OEA, por lo cual es generosamente recompensado. Como una ñapa a sus honorarios logró para España que Venezuela revirtiera su decisión y entregara finalmente al terrorista vasco Iñaki de Juana Chaos, que tenía años oculto en Venezuela con apoyo del régimen. Con RZ nada es de gratis.
III.- AMENAZAS. El régimen prometió cárcel para los diputados de Amazonas y para la directiva de la AN si aquellos eran incorporados. El jueves 28 de julio la AN procedió a la incorporación de estos diputados en desafío a una sentencia inconstitucional del TSJ. Pero, así Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez se revuelquen en el piso pataleando, no habrá cárcel. La razón es política. Luego de seis meses la Asamblea Nacional se ha legitimado no solo dentro sino fuera del país. Sería muy difícil para el régimen tratar de explicar a la comunidad internacional cómo quiere adelantar un diálogo al tiempo que mete presos a miembros del Poder Legislativo con inmunidad parlamentaria. Explorarán otras vías para seguir anulando a la AN, pero presos no van. Después de todo, parece que sí hay fuerzas invisibles capaces de ponerle un freno al régimen.
IV.- DILEMA. La juramentación de los diputados de Amazonas desencadenará otros eventos que veremos en los próximos días y que redefinirá la correlación de fuerzas en la puja Gobierno-oposición. La AN prepara decisiones como la renovación de magistrados del TSJ y el CNE y, dependiendo de cómo tranque el juego el Gobierno con el revocatorio, hasta una enmienda para recortar el período de Maduro. A esto el régimen responderá con más decisiones fabricadas por unas autoridades, ya para ese momento, írritas. Ese conflicto de poderes le planteará un dilema a los miembros de las Fanb. Son leales a los poderes legítimamente constituidos o se lanzan al vacío con una autoridad que ha sido usurpada.
V.- FASE. El inminente fracaso del diálogo y la ya casi decisión del régimen de cancelar el revocatorio están definiendo una nueva fase en la lucha contra la dictadura bolivariana. En esta fase la MUD debe dejar de ser exclusivamente una formación electoral para transformarse en una alianza amplia política y social para el cambio. La MUD debe abrirse a diversas fuerzas sociales e incluso sectores políticos chavistas que quieren el cambio. Esto le daría más vigor a la lucha y ayudaría a lograr ese crítico punto de inflexión para derrotar en forma definitiva al régimen.