Si el cogollo colaboracionista de la MUD acepta ir al revocatorio en 2017, confirmará la existencia de un pacto secreto con Maduro traicionando a sus electores, del cual no pueden participar los no-colaboracionistas
Jesús Antonio Petit Da Costa
En la MUD hay un cogollo colaboracionista, que la controla y toma las decisiones, sin consultar a los miembros no-colaboracionistas, marginando a la disidente en libertad (María Corina Machado) y aprovechándose de la prisión de López y Ledezma, de quienes presumimos que siguen pensando como lo estaban cuando plantearon La Salida, con esta consigna: la salida está en la calle.
Para inducirnos a votar en la parlamentaria del 6D los señores de la MUD (colaboracionistas y no-colaboracionistas) nos hicieron la promesa solemne de salir de Maduro apenas se instalara la AN.
Fue esta promesa la causa del mandato recibido del pueblo. Para que no hubiese excusa para su cumplimiento los electores le dieron mayoría calificada (115 diputados).
Se instaló la AN el 5 de enero y los diputados de la MUD faltaron a su promesa.
En lugar de proceder de inmediato (“tumbando y capando”) como lo habían prometido, dijeron que no sabían cómo salir de Maduro y anunciaron que lo iban a pensar.
Era sospechoso que después de tantos años no supieran cómo salir de Maduro.
Olía a colaboracionismo, sobre todo si tomamos en cuenta que desde su elección hasta la instalación de la AN pasó un mes durante el cual han podido planearlo, si fuera verdad su ignorancia.
Se hizo evidente el dominio del cogollo colaboracionista en la MUD.
En una maniobra que, por los acontecimientos posteriores parece convenida con el enemigo, el TSJ suspendió inconstitucionalmente a los cuatro diputados de Amazonas.
Y en lugar de defender la inmunidad parlamentaria respondiendo con la remoción de Maduro y del TSJ, la AN controlada por el cogollo colaboracionista acordó desincorporarlos, lo que le daba la excusa, para no actuar, de que no ya no tenía la mayoría calificada de dos tercios. Otro gesto colaboracionista.
El colaboracionismo se evidenció en seguida cuando no atendió la solicitud de civiles y militares de dejar sin efectos la juramentación y toma de posesión de Maduro, declarando la falta absoluta por incumplir el requisito concurrente para el desempeño del cargo exigido por los Arts. 41 y 227 de la Constitución (ser venezolano por nacimiento y no tener otra nacionalidad), a pesar de que la decisión no requiere para su validez de mayoría calificada, sino de la mayoría absoluta que tiene la MUD en la AN.
El colaboracionismo se hizo aún más evidente cuando la MUD le entregó a Maduro las llaves de la puerta de salida, al tomar la vía del revocatorio por votos sabiendo que depende del CNE y del TSJ, ambos propiedad de Maduro.
Si no fueran colaboracionistas, habrían explorado todas las formas de lucha, privilegiando el revocatorio de calle que los sucesos de 2014 demostraron ser la temida por la tiranía, además de la más eficaz para ponerle fin.
Con el cuento del revocatorio por votos, la AN dominada por el cogollo colaboracionista de la MUD, extremando su colaboracionismo, se negó: 1.- A debatir siquiera sobre la nacionalidad de Maduro, a pesar de haberlo solicitado por dos veces la diputada Melva Paredes, y desde luego rehuyó dejar sin efectos la juramentación de aquél declarando la falta absoluta; 2.- A deponer a Maduro invocando los Arts. 333 y 350 de la Constitución, a pesar del informe emitido por Secretario General de la OEA en el cual reconoce haberse alterado el orden constitucional; y 3.- A destituir a Maduro por aplicación del Art, 233 de la Constitución, a pesar de haber decretado inconstitucionalmente el estado de excepción, constituyéndose así en gobierno de facto cuyo ejercicio delegó en el general Padrino que se constituyó por ello en Jefe del Gobierno de facto.
Declarado ahora por el CNE que el revocatorio del gobierno de facto se celebrará, si acaso, en 2017, el cogollo de la MUD se ha quedado sin excusa para su colaboracionismo.
Si acepta, confirmará el pacto secreto con la tiranía para que Maduro dure hasta 2019, traicionando al pueblo, lo cual justificará la insurgencia de un nuevo liderazgo cívico-militar que encabece el revocatorio de calle.