“Si no retorna la confianza al país, no van a retornar jamás los capitales”
Enrique Meléndez
El economista Alejandro Moncada está seguro de que Venezuela este año no se declarará en default y que para 2018 puede conseguir un refinanciamiento de su deuda, de acuerdo a lo que ha señalado el presidente Nicolás Maduro, siempre y cuando lleve a cabo un cambio drástico de su política económica.
¿Qué opinión tiene usted de la política salarial de este Gobierno?
—Yo realmente no lo veo positivo en términos normales. Cualquier aumento salarial es celebrado por todo el mundo, menos por los patrones, por supuesto. Pero resulta que en Venezuela tiene la característica de que se traduce realmente de inmediato en un sueldo que se convierte en algo figurativo, porque enseguida te aumentan todos los productos. Donde no hay producción no se puede estar aumentando los salarios. Si bien es cierto que hay una masa monetaria en las manos del público, no deja de ser cierto que esa masa monetaria circula a través de unos billetes que tienen el equivalente a los billetes del famoso juego de monopolio: no compran nada porque no hay producción.
Aquí hay que lograr reactivar la producción. En el país cualquier rubro que escojas es muy escaso, tomando en cuenta que no se está produciendo nada.
Pero el Gobierno alega que frente a una inflación desmedida lo mejor es empoderar el salario del trabajador
—Bueno, como economista yo te voy a decir lo que yo haría en el caso de fuera el ministro de Finanzas: hay que generar una política de shock que incluya el desmontaje de todos los controles, y si acaso aprobar una unificación cambiaria llevada a cabo por un Banco Central de Venezuela que goce de la autonomía que le corresponde, que maneje la política monetaria, y el Ministerio de Finanzas la política fiscal. En la medida en que se respete la independencia de los poderes hay equilibrio y hay confianza.
Si no retorna la confianza al país, no van a retornar jamás los capitales. Al no haber inversión, no hay producción, y al no haber producción no podemos de ninguna manera frenar la inflación.
«Esa masa monetaria que circula a través de unos billetes, tienen el equivalente a los billetes del famoso juego de monopolio: no compran nada porque no hay producción»
Según alegan sus colegas, ese retorno de la confianza pasa por un cambio de régimen, lo cual luce muy alejado de acuerdo a la realidad que tenemos presente…
—Exactamente, pero yo siempre he venido sosteniendo que hay que respetar las canales institucionales y democráticos. Yo, que soy un opositor al Gobierno del presidente Nicolás Maduro, como lo fui del de Hugo Chávez, he sostenido esa tesis respetando los lapsos institucionales establecidos. Por eso he estado en total desacuerdo con las guarimbas, con las huelgas, con las marchas, con las contramarchas, como sí he estado de acuerdo con las elecciones: a voto limpio, cuando corresponda, es cuando podemos hacer el cambio político.
La oposición venezolana, en general, cometió un gravísimo error al retirarse de la participación de las elecciones de alcaldes. Los espacios políticos no se pueden ceder y uno en la medida en que gane espacios políticos, más allá de las dificultades, va en esa ruta hacia 2018 cuando correspondan las elecciones. ¿Qué hay riesgos? La impresión que yo tengo es que el Gobierno va a adelantar las elecciones presidenciales.
Lo que pasa es que la ciudadanía, en su conjunto, a raíz de una serie de maquinaciones que hizo el Consejo Nacional Electoral, como la reubicación de centros de votación, quedó como aprehensiva frente al voto. ¿Cómo lo ve usted?
—Efectivamente. No es que el Gobierno hace trampa. El Gobierno se vale del ventajismo, que es muy diferente a hacer trampas. Trampa es que tu marques un voto en esas máquinas, y sale una cuestión diferente. Es como una carrera de 200 metros donde tú participas con zapatos y yo descalzo, y en esas condiciones, si tú ganas no es por trampa, porque si yo decido participar tengo que aceptar que efectivamente este es un gobierno que te pone obstáculos, pero por encima de los obstáculos está la voluntad de triunfo.
Acuérdate de lo que pasó en Chile, donde la oposición, luego de un largo y tortuoso camino, logró salir del Gobierno del dictador Augusto Pinochet. Si aquí cada vez que nos ponen obstáculos lo que hacemos es que nos abstenemos o nos retiramos, no vamos a poder salir por los canales constitucionales y democráticos del Gobierno de Maduro, y creo que por ese camino dicho Gobierno será reelecto en diciembre de 2018.
«Si aquí cada vez que nos ponen obstáculos lo que hacemos es que nos abstenemos o nos retiramos, no vamos a poder salir por los canales constitucionales»
Pero para entonces la economía chilena ya era exitosa, no le creaba tantas dificultades a la población, especialmente a nivel de la escasez, mientras que la crítica situación de nuestra economía no le hace pensar al venezolano sino en proveerse de comida…
—Efectivamente, y creo que esos son los correctivos que debería hacer el Gobierno del presidente Maduro, y no esperar a que lo saquen a voto limpio. Pero vamos a partir de que ellos no van a corregir eso: si tú llamas en el sector opositor a no votar, y el Gobierno maneja, pase lo que pase, cinco millones trescientos mil votos duros que de manera irracional o racional se consignan a favor de ellos, con esa gran abstención y la irresponsabilidad de algunos políticos de la oposición que llaman a no votar, ganan nuevamente con esos números.
Pero esto no es ningún invento mío. Eso está basado en un estudio muy importante de la Universidad Simón Bolívar que me lo explicó el profesor Jesús Arapé, técnico en matemáticas electorales, y quien me decía que las elecciones las podía volver ganar el Gobierno con esos cinco millones de votos más allá de los errores y aciertos que pueda tener la política económica de este Gobierno.
Renegociación
El Gobierno ya ha pagado en un alto porcentaje de los bonos que estaban pendientes para este año, y la parte que queda pendiente, al parecer, va a ser renegociada. ¿Qué sabe usted al respecto?
—En lo que se refiere al pago de la deuda, yo te puedo garantizar, no porque hablo con el Gobierno, sino que justamente vengo regresando de Nueva York donde me reuní con varios corredores de bolsa de esa ciudad, además de asesores financieros, que Venezuela va a cumplir como ha ido cumpliendo todos sus compromisos de pago de deuda externa venezolana, referentes al año 2017.
La posibilidad de caer en default este año es imposible, y lo he venido sosteniendo. Para el año 2018 hay una confusión: una cosa es el refinanciamiento y otra es reestructuración. El refinanciamiento es de manera amigable llegar con los tenedores de bonos a un acuerdo, y correr la arruga, como se dice coloquialmente, de los pagos de los bonos y de los cupones.
«El refinanciamiento es de manera amigable llegar con los tenedores de bonos a un acuerdo, y correr la arruga»
El Gobierno ahí no habla muy claro: un día habla de refinanciamiento y otro día habla de reestructuración. Reestructuración significa que una de las partes, en este caso el Estado venezolano, impone unas condiciones, y la otra parte, que son los tenedores de bonos, verá si la acepta o no, y seguramente, como no las van a aceptar, entonces en este caso sí caemos en el grave peligro de litigios.
Existe el antecedente en Argentina, donde hubo los que compraron los bonos buitres, a propósito de la caída que experimentaron en su valor, como está sucediendo con los bonos venezolanos; luego esta gente nos gana los juicios en Nueva York, de modo que no hay más camino para el Gobierno que venga de honrar esa deuda. Por lo tanto, yo creo que el Gobierno venezolano se va a ir por la vía del refinanciamiento, que es diferente a la reestructuración.
Yo creo que al presidente Maduro en ese momento se le pasó, para no decir otra cosa, y dijo que era un refinanciamiento y reestructuración. O se hace refinanciamiento o se hace reestructuración. Yo tengo la convicción de que se va a ir por el camino del refinanciamiento y, además, te aclaro que en el año 2018 los compromisos de pago de deuda externa de Venezuela son menores que los del año 2017, que era el más apretado de los últimos años.
«Reestructuración significa que una de las partes, en este caso el Estado venezolano, impone unas condiciones, y la otra parte, que son los tenedores de bonos, verá si la acepta o no,»
Además, hay otra coyuntura a favor de Venezuela, y es que están subiendo los precios del petróleo. El petróleo venezolana va raspando los 50 dólares por barril, y el petróleo venezolano en el año 2016 llegó a estar entre 22 dólares el barril. O sea que Venezuela, con una buena renegociación, sale adelante porque tiene los recursos y el potencial económico para hacerlo. Pero se tiene que producir un cambio en la conducción de la política económica del Estado.
¿Usted cree que si el propio presidente Maduro lleva a cabo un cambio drástico en su política económica, pudiera ser atendido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un refinanciamiento de la deuda?
—Bueno, yo no sé que realmente pensaría el presidente Maduro, porque yo no soy parte del Gobierno, ni amigo suyo. Pero yo creo que si realmente él quiere cambiar la política económica, el FMI, el Banco Mundial y otros organismos financieros del mundo estarían dispuestos a ofrecer los recursos que corresponden a Venezuela para reflotarla hasta que se arregle el problema económico, que no sería una cuestión de años. Este es un problema que, manejándolo bien, en menos de dos años lograríamos equilibrar la economía, porque tenemos el potencial en hierro, oro y petróleo, para hablarte de las tres “commodities” más importantes de Venezuela.
Si el presidente Maduro, junto a sus asesores, decide lanzarse por el camino de refinanciamiento, que sería lo que yo le recomendaría, podría recibir esa ayuda que nos correspondel, pues se trata de algo que nos corresponde, con bajísimas tasas de interés, como nos lo ofrecería el FMI. Y ese dinero que le prestarían a Venezuela, y que está dispuesto ya, oscila entre unos 32 mil millones y 33 mil millones de dólares, sin contar la ayuda de otros organismos financieros internacionales. De modo que sacaríamos sin duda al país de este mal momento por el que estamos pasando.
«Si realmente él quiere cambiar la política económica, el FMI, el Banco Mundial y otros organismos financieros del mundo estarían dispuestos a ofrecer los recursos»
¿Eso se lograría a pesar de hay algunas figuras principales de este Gobierno que serían objetables a nivel internacional?
—Efectivamente, eso ya sería un escollo de tipo político sobre el cual es complicado opinar. Pero en efecto el Departamento del Tesoro de EEUU tiene sancionado al actual ministro de Economía y Finanzas, Simón Zerpa; al vicepresidente Tarek El Aissami, y, ciertamente, no me corresponde a mí juzgarlos, ya que se trata de una materia estrictamente política. Yo, que he que sido senador y diputado de Acción Democrática, en este momento prefiero declarar en particular como Alejandro Moncada, y pensando en el bien de Venezuela, por encima de las diferencias ideológicas, y políticas que pudiera tener con el Gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Que por cierto, esa es una crítica que yo le hago a la oposición venezolana: no pueden estar apostando al fracaso del país, pues el fracaso del presidente Maduro en estos intentos suyos de refinanciamiento implica el fracaso de toda Venezuela, pues eso se traduciría en consecuencias negativas, para todos los sectores, en especial para los sectores más desposeídos, que constituyen la mayoría del país.
“No hay que tener complejos para pedir prestado”
Se dice que Venezuela cuenta con el respaldo de China y de Rusia, en caso en que se vea en la necesidad de declararse en default. ¿Está de acuerdo?
—Efectivamente. Hace dos días nos reunimos un grupo de economistas para analizar entre otras cosas esa temática, y veíamos esa posibilidad, tomando en cuenta que China y Rusia serían los primeros interesados en que Venezuela no caiga, de modo que le otorgarían la línea de crédito necesaria con las garantías que puede dar Venezuela. De hecho Citgo está comprometida hoy en día con la empresa Rosneft. Aquí eso está satanizado, pero se puede dar en garantía pedazos, trazos, de la Faja Petrolífera del Orinoco, y obtener créditos. Esa es la realidad. El problema no es pedir crédito, ni refinanciar, el problema es el mal manejo de lo que hacen después con esos recursos.
Pero tener esos recursos bien administrados, sería algo bien bueno para Venezuela. No hay que tener complejos para pedir prestado. Te pongo un ejemplo: el país que tiene la deuda más grande del mundo es Japón, y este es uno de los países más importantes desde el punto de vista económico y financiero del mundo. Es ya hasta una potencia militar en el sureste asiático.