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Víctor Álvarez: “El aparato productivo fue barrido”

Víctor Álvarez, economista

Víctor Álvarez, exministro de Industria y Comercio, considera que el control cambiario degeneró en un instrumento de dominación política


Andreína García Reina

El trabajo y análisis económico de Víctor Álvarez R., investigador del Centro Internacional Miranda (CIM), ha sido reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y ha sido merecedor dos veces de la Mención Honorífica del Premio Internacional “Libertador” al Pensamiento Crítico, el Premio Municipal “Gustavo Machado”, el Premio Ensayo Crítico “William Lara” y la Orden “Arturo Michelena”.

Fue ministro de Industria y Comercio en el primer período del fallecido presidente Hugo Chávez, pero en los últimos tiempos se le ha visto muy crítico frente a las decisiones económicas que ha tomado el gobierno. De hecho, fue uno de los expertos consultados por la Asamblea Nacional para rechazar el Decreto de Emergencia Económica hecho por Nicolás Maduro durante el mes de enero.

¿Cuáles son las medidas urgentes para salir de la crisis?

El gobierno aún tiene margen de maniobra para poner en marcha un programa de estabilización económica con bienestar social, con medidas que tendrían un impacto positivo sobre la economía y la sociedad. Puede sincerar el precio de la gasolina, unificar el régimen de cambios, reorientar en favor de la producción nacional las importaciones gubernamentales, reducir el gasto militar para priorizar la inversión en salud y seguridad, reprogramar el pago en divisas de las obras de infraestructura contratadas a Brasil, China, Irán, etcétera, recomprar la deuda externa que se remata con un descuento de más de 50%, renegociar la deuda externa para aliviar los pagos en 2016 y 2017, y sustituir los ineficientes subsidios directos por subsidios directos a los hogares pobres.

Algunos economistas han criticado que el gobierno ha tardado mucho en tomar medidas y aún si se aplican hoy mismo no será fácil salir de la crisis. ¿El panorama es así de negro para Venezuela?

— Las medidas económicas, aunque sean las correctas, si no se toman a tiempo luego no tienen el mismo impacto, el retraso las mediatiza y puede anular el efecto deseado. Es como un cáncer que, a pesar de haber sido diagnosticado, si no se trata a tiempo ni como es debido, los daños pueden ser irreparables. Y el caos económico y social que se genera puede provocar una crisis de gobernabilidad que desemboque en cambios políticos.

“La oposición juega a la inacción para que se siga deteriorando la situación y capitalizar electoralmente el descontento social”

Ante la inacción de las autoridades frente a la profunda crisis que atravesamos, ¿cree que desde el gobierno se apuesta por el caos? ¿A alguien le conviene un estallido social?

El gobierno no entiende la naturaleza de la crisis, hasta confunde inflación con especulación y por eso ataca el alza de los precios como si se tratara de un delito, a través de operativos, multas y cárcel. No logra reconocer el impacto de las distorsiones macroeconómicas, inseguridad jurídica y conflictividad laboral en la caída de la inversión productiva y la grave escasez que azota a la población. No comprende que el financiamiento del déficit fiscal con emisiones de dinero sin respaldo atiza la inflación. La oposición juega a la inacción para que se siga deteriorando la situación y capitalizar electoralmente el descontento social. Ya cobró jugosos dividendos en las elecciones del 6D y ahora espera amasar más ganancias en las elecciones de gobernadores. Pero apostar a una batalla final es provocar un conflicto social que puede terminar en una grave crisis de gobernabilidad. Lo que está en juego no es la estabilidad de un gobierno sino la viabilidad de una Nación.

¿Por qué cree que no se han tomado las medidas económicas? ¿Qué consecuencias tiene la demora?

El gobierno está preso de creencias limitantes. Le atribuye a las medidas económicas un impacto antipopular con el consiguiente costo político. Mas no termina de entender que lo antipopular es prolongar una serie de rígidos controles e ineficientes subsidios que no benefician para nada al pueblo que dice defender y, por el contrario, son aprovechados por las mafias de especuladores y corruptos que han amasado escandalosas fortunas aprovechando los incentivos perversos que ofrecen las desviaciones y errores de la política económica.

¿Considera necesaria la unificación cambiaria?

La unificación cambiaria es lo único que puede salvar al gobierno de su naufragio fiscal. No nos llamemos a engaños, las cifras sobre el cumplimiento de las metas de recaudación están abultadas por la inflación. En 2015 la contracción del PIB será mayor de 8% y muchas empresas cerrarán con pérdidas y no pagarán impuestos. La voraz inflación ha llevado a un proceso de des-informalización de la economía y un creciente número de operaciones de compra-venta se hacen sin factura para evitar el pago del IVA. Para tapar el hueco fiscal la única opción que le está quedando al gobierno es vender los dólares más caros.

“Lo que está en juego no es la estabilidad de un gobierno sino la viabilidad de una Nación”

¿De cuánto debería ser paridad?

La tasa de cambio es una relación entre dos monedas, en este caso entre bolívares y dólares. El gobierno va a devaluar al ojo por ciento, pero un criterio técnico para aproximarse a la nueva paridad pudiera ser la tasa de cambio implícita que resulta de dividir la liquidez monetaria entre las reservas internacionales. Con una diferencia superior a 150 veces entre el dólar oficial y el paralelo, una tasa de cambio baja seguirá siendo una tentación para los cazadores de rentas que siempre encuentran la manera de capturar los dólares baratos para después venderlos caros. Unificar en torno a la tasa Simadi, aunque apenas sea un 20% del paralelo, generaría suficientes bolívares para que Pdvsa pueda pagar nómina y deudas.

¿Cuánto le cuesta a Pdvsa producir un barril de petróleo?

No hay datos actualizados pero según el último informe de Pdvsa del año 2014, el costo de extracción promedio está en 18 $/b. Con precios del petróleo a 25 $/b y una Pdvsa obligada a vender su menguado ingreso en divisas a 6,30 o 13,50 se está matando la gallina de los huevos de oro. A la tasa de 6,30, por cada barril de petróleo de 159 litros que venda a 25 dólares, Pdvsa apenas obtiene 157,5 bolívares, menos de 1 bolívar por litro de petróleo. Y cuando vende los petrodólares a 13,50 bolívares, entonces obtiene 337,5 bolívares, 2,12 bolívares por litro de petróleo. A las tasas de Cencoex o Sicad, los bolívares que obtiene Pdvsa no le alcanzan para pagar una nómina de más de 140 mil trabajadores, honrar sus deudas con proveedores y contratistas, transferir aportes a los programas sociales y mantener al día las obligaciones con el fisco. Por eso se endeuda con el BCV que es obligado a realizar desmesuradas emisiones de dinero sin respaldo para financiar el déficit fiscal, cuestión que se ha convertido en el principal factor propagador de la inflación.

Se vence una cuota de la deuda y hay quienes plantean refinanciar la deuda, incluso hay quien dice que no se debe pagar. ¿Usted qué opina?

Venezuela debe pagar pero antes hay que sacar unas cuentas para ver si realmente puede pagar, sin sacrificar el objetivo prioritario de reactivar la producción para superar los problemas de escasez que tanto malestar genera en la población. Según datos de la Opep, Pdvsa extrajo 2.900.000 bdp en 2015. Para calcular el ingreso neto en divisas hay que restar el consumo interno de 750.000 bdp. Si se dejara de enviar petróleo a Cuba, Alba y PetroCaribe y se redujeran los envíos a China a 300 mil bdp, quedan 1.850.000 bdp para exportar. Si al menos se logra el precio de 40 $/b estimado en el Presupuesto 2016, el ingresó será de $ 27 mil 10 millones. Las cuentas no cuadran si se tiene en cuenta que las importaciones esenciales para evitar una contracción mayor del PIB no bajan de $ 25 mil millones, mientras que los vencimientos de capital e intereses de deuda externa en 2016 superan los $ 10 mil millones. El gobierno debe sentarse con sus acreedores y ratificarles su voluntad de pago a través de una reprogramación de los próximos vencimientos, los cuales se irían ajustando a medida que se recuperen los precios del petróleo.

¿Tendremos que acudir al FMI?

Ojo, lo que acabo de decir no quiere decir que el país inevitablemente se encamine hacia un default y tenga que morir en el FMI. El gobierno aún tiene margen para compensar la caída de la renta petrolera si adecua los convenios de cooperación energética, reduce el gasto militar, recompra la deuda externa venezolana que se remata a menos del 50% de su valor facial y reprograma el pago del componente importado de los proyectos de infraestructura contratados a Brasil, China, Irán, etcétera. Si aun así no le alcanza la cobija, entonces tiene que sentarse con sus acreedores y ratificar su voluntad de honrar la deuda, pero planteando la necesidad de reprogramar los próximos vencimientos de capital e intereses. Esto conviene a ambos ya que así se evita una cesación de pagos que pulverice la cotización de los bonos venezolanos, los cuales seguramente serán comprados por los fondos buitres que ya están sobrevolando Venezuela. Si no quiere terminar en el FMI, esta opción debe ir acompañada de un Programa Básico de Estabilización Económica, así como la designación de un equipo negociador experto y de alto nivel que genere confianza en los acreedores para flexibilizar las condiciones de pago hasta que mejore el mercado petrolero.

“El gobierno no termina de entender que lo antipopular es prolongar una serie de rígidos controles e ineficientes subsidios que no benefician para nada al pueblo”

Se dice que el español Alberto Serrano Mancilla asesora a Maduro en materia económica, ¿qué opina al respecto? ¿Considera acertado el diagnóstico que hace sobre la economía el Presidente?

El país necesita verdaderos expertos que entiendan la naturaleza del problema, profesionales capacitados y sensatos que no tengan su pensamiento hipotecado con ideas mohosas y fermentadas, sacadas de polvorientos panfletos de economía. Necesita un equipo económico con visión compartida, con una sólida unidad de criterios que asegure coherencia en la acción para que todos empujen la carreta en la misma dirección.

¿Se debe eliminar el control de cambio?

El control de cambios se aplicó por razones económicas pero degeneró en un instrumento de dominación política. Después de 13 años, es irrefutable que no dio los resultados esperados. Aumentó la fuga de divisas debido a los incentivos perversos a la sobrefacturación de importaciones, la subfacturación de exportaciones, las empresas de maletín que defraudaron a la Nación, y hasta los raspacupos fueron tentados por los siniestros estímulos de comprar dólares baratos para después venderlos caros. El control tampoco pudo defender las reservas internacionales y hoy no hay ahorros suficientes para cubrir las importaciones esenciales y honrar la deuda externa. Por si fuera poco, el control de cambios no sirvió para proteger el poder de compra de la moneda y el otrora bolívar fuerte que fue acuñado con tanta rimbombancia hoy está pulverizado. Si quieres resultados diferentes hay que hacer las cosas de manera diferente. Ante tan desastrosos resultados, hay que preparar las condiciones para unificar primero el régimen de cambios múltiples y posteriormente ir a la liberación cambiaria.

El FMI ha pronosticado una inflación de más de 700% para el año 2016 en el país, ¿es esto posible?

Según los datos atrasados que acaba de publicar el BCV, la inflación anualizada hasta septiembre en alimentos llegó a 254%. Los casos de hiperinflación estudiados en el mundo tienen tres características semejantes: 1) un recurrente y creciente déficit fiscal, 2) su financiamiento a través de emisiones de dinero sin respaldo, 3) poco ahorro en moneda nacional debido a su acelerada pérdida de valor. En Venezuela están dadas las condiciones para un proceso hiperinflacionario. En los últimos ocho años, el déficit fiscal supera el 10% del PIB, y en 2016 lo más probable es que rebase el 20%. El financiamiento de este creciente déficit se hace a través de emisiones de dinero sin respaldo por parte del BCV, lo cual causa inflación. Y con tasas de interés que no compensan lo que quita la inflación, en lugar de ahorrar las personas prefieren adquirir bienes o comprar dólares en el mercado paralelo.

¿Se hizo más rentista la economía venezolana en años de la “revolución bolivariana”?

El genoma de una economía rentista es portador de potenciales patologías que el gobierno bolivariano no fue capaz de prever y evitar. Al igual que los gobiernos de la IV República, también cayó en las tentaciones del rentismo y terminó hundido en la maldición de la abundancia. Tanto el capitalismo rentístico como el neorrentismo socialista se han sustentado en el extraordinario poder político, económico y social que confiere el control de la renta petrolera. El neorrentismo socialista es un modelo de dominación que se basa en el uso de la renta para financiar la inversión social y crear una red clientelar que le sirve de apoyo. Debido a la contracción del aparato productivo y su incapacidad para generar nuevos empleos, el neorrentismo socialista exacerbó el papel empleador-clientelar del Estado burocrático que funcionariza y somete a la fuerza de trabajo. Así, la dominación se logra a través de un sistema de premios y castigos para asegurar la lealtad de los seguidores políticos, comprar la simpatía de grupos ambivalentes y castigar o disuadir a los adversarios.

“El control de cambios se aplicó por razones económicas pero degeneró en un instrumento de dominación política”

¿Cómo describiría la situación actual del aparato productivo del país? ¿Es recuperable?

El aparato productivo fue barrido por el deslave de importaciones que se hicieron con un dólar barato. La inyección de petrodólares a la circulación nacional originó una demanda que no pudo ser abastecida por el precario aparato productivo local. Y entre producir e importar, el gobierno apeló al expediente fácil de importar lo que con esfuerzo y constancia tenía que producirse nacionalmente. Con el colapso de los precios del petróleo la fantasía de bienestar hizo crisis. Al no contar con un sólido aparato productivo, es imposible cubrir con producción nacional lo que ya no se puede importar. Y su recuperación no la puede acometer un gobierno que sufre severas restricciones presupuestarias. Tampoco la inversión privada fluirá en un ambiente de inseguridad jurídica y conflictividad laboral.

¿Cómo evalúa su paso por la CVG? ¿Cuáles fueron sus fallos y aciertos? ¿Por qué se separó de su cargo?

Fui ministro entre los años 2005 y 2006 y los resultados de mi gestión cualquiera los puede evaluar a través de los estados financieros auditados de las empresas básicas. Con la excepción de Alcasa, todas generaron ganancias. En ese par de años impulsamos la planta de purificación de mineral de hierro para alimentar la nueva siderúrgica de aceros especiales e inoxidables. También iniciamos los proyectos de la planta de tubos sin costura para la industria petrolera y petroquímica, la fábrica de rieles para el plan ferroviario y de estructuras metálicas para la Misión Vivienda, la laminadora de aluminio para dejar de exportar bobinas y lingotes sin valor agregado, la desmotadora de algodón para la industria textil-confección, la procesadora de madera para aprovechar las plantaciones de pino. Fueron aprobados los proyectos para concentrar territorialmente las misiones sociales en las Ciudades del Acero, del Aluminio y del Diamante, como pequeñas ciudades que crecerían en torno a esa nueva generación de industrias básicas. Lamentablemente, estos proyectos fueron paralizados y abortados. Las empresas básicas hoy están secuestradas y quebradas por el burocratismo, el pseudosindicalismo y la corrupción que sabotearon los ensayos de control obrero. Su decadencia se acelera debido a la crisis eléctrica que las somete a un severo racionamiento, afectando considerablemente sus niveles de producción. Para rematar, los frecuentes cambios en los equipos directivos sometieron a las empresas a la pésima conducción de personas sin ninguna formación técnica ni gerencial.

A raíz de un problema de salud que se fue complicando y me mantuvo un año en rehabilitación, solicité se me retirara del cargo y juré que más nunca volvería a sufrir la pesadilla de las intrigas palaciegas que soportan los ministros y altos cargos.


 

La vanguardia chavista no aprendió la lección

¿Quiénes son los culpables de la quiebra? ¿Cuál es la cuota de responsabilidad del fallecido presidente Hugo Chávez en el actual caos?

En el año 2010 el presidente Chávez celebró la contracción de 5,8 % del PBI como “el velorio del capitalismo». En respuesta a quienes consideraron aquella caída como el «fracaso del gobierno”, Chávez respondió afirmando que “la economía que está cayendo en Venezuela es la economía capitalista». Pero destruir la economía capitalista sin construir simultáneamente una eficiente economía socialista terminó siendo el atajo perfecto para hundir al país en este círculo vicioso de escasez, acaparamiento, especulación e inflación que atormenta a toda la población. Una Revolución verdadera es un proceso de destrucción creativa: destruye lo viejo e inferior y lo suplanta por lo nuevo y superior. Pero la gente que hoy sufre los estragos de la escasez, especulación e inflación ha llegado a la conclusión de que “si esta calamidad es el socialismo, mejor me quedo con el capitalismo”. Pasará mucho tiempo para que la gente sencilla del pueblo vuelva a creer en el socialismo como vía para lograr una sociedad libre de desempleo, pobreza y exclusión social. Esto ya pasó en los países del llamado socialismo del siglo XX, pero la vanguardia chavista no aprendió esa lección.

Chávez gobernó a través de medios que acentuaron el rentismo. Creer que los precios del petróleo siempre seguirían subiendo llevó a crear el Fonden para gastar todo el ingreso petrolero, en lugar de ahorrar parte de la renta en el Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM), tal como lo ordena el artículo 321 de la CRBV. Noruega, un país que hace 50 años era una de las economías más pobres de Europa, pasó a ser la más igualitaria del mundo. En lugar de crear fondos para gastar las reservas excedentarias o todo el ingreso petrolero por encima de precio presupuestado del barril de petróleo, Noruega creó fondos para ahorrar dinero y encarar los malos tiempos. Construyó un gran acuerdo nacional y estableció una regla que limita a 4% -el equivalente al rendimiento esperado del Fondo- el dinero que el gobierno puede retirar para completar su presupuesto, el cual se nutre fundamentalmente del ingreso fiscal no petrolero.