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JÓVITO, LÍDER DEL 28

Villalba tuvo una forma decente de entender y hacer política,factores que, seguramente, le cerraron las puertas para alcanzar la Presidencia de la República.

Absalón Méndez Cegarra
Registra la historia de la picaresca política venezolana del siglo pasado que Rómulo Betancourt utilizó la frase «cadáveres insepultos» para referirse al doctor Jóvito Villalba, uno de los más grandes tribunos venezolanos, fundador del partido Unión Republicana Democrática (URD) y líder estudiantil indiscutible de la generación de 1928, la cual enfrentó el gobierno de Juan Vicente Gómez. A Betancourt se atribuyen muchas salidas de este tipo, frases que se han hecho famosas en el país, pues, como todas las expresiones del lenguaje tienen un meta-mensaje y una capacidad descriptiva de la realidad circundante. Ignoramos el contexto en el cual el fundador de Acción Democrática se refirió así a su contrincante político, posiblemente, porque Villalba, tuvo en el acontecer político de Venezuela, momentos de auge y esplendor, destacándose por su civilismo y talante democrático y una forma decente de entender y hacer política, seguramente, factores que le cerraron las puertas para alcanzar la Presidencia de la República.
BENEFICIO PERSONAL
La frase atribuida a Betancourt tiene aplicación inmensa en la Venezuela actual. El gobierno nacional que preside Nicolás Maduro, enredado en mil asuntos en extremo complejos, con el propósito de lavarse la cara para presentarse con cierta dosis de decencia en la comunidad internacional, pues, a la nacional resulta difícil seguir engañando con las astucias de sus ductores cubanos y rusos, en fecha reciente ha convocado a un grupo de personas, con cierta figuración en la vida de la nación, ayer; pero, hoy, auténticos “cadáveres políticos insepultos”, cultivadores de un pasado que procuran revitalizar para beneficio personal, al frente de unas franquicias que denominan organizaciones con fines políticos, disfrazadas de oposición, para mejor ofrecerse y venderse cual vulgar mercancía en el mercado del estiércol partidista que el gobierno de Maduro ha venido utilizando para mantenerse indebidamente en el poder.
VIVIDORES DE LA POLÍTICA
Los cinco personajes que suscribieron un tal acuerdo gobierno-oposición no son más que vividores de la política, aparecen y desaparecen de vez en cuando, en momentos especiales, aprovechando alguna circunstancia para beneficiarse utilitariamente del poder, sin importar el daño que causan a la nobleza del pueblo venezolano, que, aun siendo cadáveres putrefactos, todavía hacen vida en la arena política del país para vergüenza de propios y extraños. Un gobierno sin escrúpulos los llama nuevamente a su servicio y, ellos, cual títeres, acuden diligentemente, en espera de la recompensa. La factura ha comenzado a ser pagada. La primera cuota la logró el exgobernador de Aragua: Didalco Bolívar. El gobierno logra su objetivo de ganar tiempo y seguir aparentando una conducta de amplitud y tolerancia que jamás ha pasado por su mente.
Los seis acuerdos suscritos por el gobierno nacional con los eternos comerciantes de la política venezolana, los mismos que le ha acompañado en todas las tropelías y trampas cometidas para mantenerse en el poder, tal es el caso de las elecciones fraudulentas del 20 de mayo del año 2018, son reveladores de un acto de desesperación y de la calidad de la amalgama que mantiene a Maduro y a sus colaboradores, en mala hora, en la conducción del país.
EL REGRESO DEL PSUV
Un ligero análisis del más importante de los acuerdos suscritos por los comediantes reunidos el lunes 16 de septiembre en la Casa Amarilla, da cuenta del absurdo y torpeza del mismo. Nos referimos al regreso de la bancada parlamentaria del PSUV al Congreso Nacional. Hay que ser definitivamente torpe para mostrarle a país como acuerdo para superar la grave crisis nacional, la vuelta de un grupo de diputados electos en el año 2015 a un cenáculo del cual nunca han debido retirarse, negando a sus electores su representación. Los diputados del PSUV que dieron la espalda a sus electores para montar tienda aparte en una ilegal e ilegítima Asamblea Nacional Constituyente y los que se fueron a usufructuar el poder en ministerios, empresas del Estado e institutos autónomos, han dejado de ser diputados a la Asamblea Nacional. Perdieron, constitucionalmente, tal representatividad popular, han dejado de ser diputados. Pero, en el supuesto que tal situación pase por debajo de la mesa, tal acto, sin excusas, es de reconocimiento puro y simple de la legalidad de la Asamblea Nacional, en cuyo caso el gobierno está declarando que se somete a la voluntad de la soberanía del pueblo representada en la Asamblea Nacional, no hay desacato a nada, y sus actuaciones cometidas en contra de esta rama del Poder Público, son nulas.