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ABDÓN VIVAS TERÁN: «La catástrofe está aquí desde hace años» #Entrevista

«La pandemia de coronavirus hará aún más grave la crisis terminal, global y profunda que el régimen chavista de Maduro»

Enrique Meléndez

El economista, exparlamentario y exgobernador de Caracas, considera que en Venezuela no hay que esperar por ninguna catástrofe económica a consecuencia del Covid-10“.

Y aunque hoy analizamos solamente la materia económica, es necesario señalar que la crisis es total, desde lo político, lo económico y el ecocidio sobre el medio ambiente, hasta lo que se ha dado en llamar con especial perspicacia y precisión sociológica el mal antropológico”, considera el ex dirigente nacional de Copei.

¿No tienen parangón hasta el presente la crisis que se está viviendo en la economía mundial, a consecuencia de las repercusiones que ha tenido la pandemia del Covid-19?

-Debido a la pandemia, se estima que la economía mundial caerá en una de las mayores depresiones de toda su historia y su hundimiento será súbito y agudo; todo, entre los dos meses finales del primer trimestre de este año y los meses siguientes correspondientes al segundo trimestre. La pandemia es percibida como una expresión inesperada de la globalización que hasta ahora abarcaba otras cosas cruciales tales como la cultura, la economía, las relaciones internacionales y las comunicaciones. Precisamente, son esos mecanismos modernos de interacción, transporte y comunicación responsables por la rápida propagación del virus. Sus consecuencias económicas serán devastadoras y se medirán en la pérdida de empleos, el aumento de la pobreza, la destrucción parcial del aparato productivo, el desquiciamiento de las cadenas productivas sectoriales e intersectoriales, el tremendo desbarajuste del comercio mundial y la estrepitosa caída del Producto Interno Bruto mundial y nacional.

¿Cuál sería la situación en ese mismo ámbito, si nos enfocamos en particular sobre nuestro país?

-Para aproximarnos a esta materia comenzaremos con una afirmación concreta, demostrable e irrefutable. Se puede aseverar que la pandemia de coronavirus hará aún más grave la crisis terminal, global y profunda que el régimen chavista de Maduro ya ha desatado de manera planificada, consciente y metódica en todos estos últimos años con mucha antelación a la aparición de la pandemia. Esta crisis impuesta a Venezuela sería fatal incluso si no se hubiese presentado el coronavirus. En el caso de nuestro país el efecto de la pandemia es muy diferente al que ésta desatará sobre el resto de los países del mundo. En Venezuela no hay que esperar por ninguna catástrofe económica, esa catástrofe ya está aquí desde hace años y se ha extendido por todo el país y por el entorno de la economía. Y aunque hoy analizamos solamente la materia económica, es necesario señalar que la crisis es total, desde lo político, lo económico y el ecocidio sobre el medio ambiente, hasta lo que se ha dado en llamar con especial perspicacia y precisión sociológica “el mal antropológico”. Este mal antropológico es la deformación que se ha tratado de inculcar en los venezolanos, en su escala de valores, en su imaginario, en su conciencia cívica y su libertad personal, al pretender convertirlo en un ser sometido, dependiente absoluto del Estado, colonizándole culturalmente y sembrándole el terror de discrepar frente aquellos que están en el poder. La economía es uno de los campos más apetecidos, asimismo más propicios, para desarrollar la programada acción destructora del régimen. Apunta a destruir el aparato económico de la nación para campear sobre sus ruinas y asegurar así la eliminación de cualquier vestigio de oposición al proyecto de control político totalitario que buscan mantener. De esta manera imitan el ejemplo que miran continuamente, y que les ha dado Cuba, con la permanencia del Partido Comunista en el poder durante ya más de sesenta años.

¿Qué opina usted de la forma como el régimen de Nicolás Maduro ha reaccionado frente a la pandemia del Covid-19?

-La feroz pandemia que azota al globo, agravará el desastre sustancial y radical en que el país ya estaba sumergido antes de que aquella hiciera su aparición; seguro que esto ocurrirá, a menos que causas sobrenaturales o causas naturales de reacción temprana y no conocidas, puedan proteger a la nación y a sus habitantes. Nada podemos esperar del régimen el cual ya ha tomado algunas medidas que son contraproducentes, en especial desde el lado de la oferta, y, ridículamente escasas o hasta negativas, desde el punto de vista de la demanda con relación a las acciones sociales y económicas adecuadas que deberían ser tomadas y que lucen cada día más urgentes e impostergables. Como demostración de la anterior aseveración podemos referirnos a recientes decisiones tomadas por el régimen de Nicolás Maduro, desde el lado de la oferta, y que afectan a todo el sector productivo. En particular destacamos la decisión de ocupación decretada de varias empresas que, aun en medio de las dificultades y hostilidades a que están sometidas desde el régimen, continúan produciendo alimentos básicos tales como Alimentos Polar, Plumrose, Coposa y el Matadero Industrial de Turmero. Desde el punto de vista de la demanda el régimen acaba de tomar, hace apenas pocos días, la decisión de aumentar, por decreto y mediante anuncio público del ministro del Trabajo Eduardo Piñate, la pensión del Seguro Social y el Salario Mínimo. La primera llegará hasta 400.000 bolívares y el segundo se establece en 800.000 bolívares. Estas cantidades son equivalentes, a 2,28 dólares para la pensión y de 4,55 dólares para el salario mínimo. Para obtener estas cifras hemos aplicado la tasa de cambio oficial del dólar al bolivar publicada por el BCV el 29 de abril del 2020 que es 175.659,84 bolívares. Solo citar estos ingresos para la pensión y para el salario mínimo que reciben millones y millones de venezolanos produce indignación y escalofríos al permitirnos constatar, más allá de cualquier duda, como se extiende la miseria a la que el régimen ha conducido a las grandes mayorías de trabajadores del país. Hace un par de párrafos nos referimos al comportamiento del PIB de algunos países y de ciertos bloques de ellos, antes de la presencia del coronavirus, y pudimos introducir una estimación acerca del comportamiento de sus economías medido por el comportamiento de sus PIB respectivos.

¿Usted cree que incidirá sobre nuestra economía el actual panorama petrolero, sobre todo, la baja drástica de los precios?

-Desde hace meses la demanda de crudo se venía debilitando; Rusia y Arabia Saudita  no pudieron concertarse en un acuerdo de disminución de la producción, que estaba planteado rompieron amargamente y se desató entre ellos una feroz guerra de precios. La sobre oferta en el mercado mundial era evidente en esas circunstancias. Entonces llegó el coronavirus que agravó toda la situación desde el punto de vista de la demanda y precipitó al abismo el nivel de precios del petróleo en todo el mundo. Este declive, en las particulares circunstancias de sobre abastecimiento, escasez de facilidades para almacenarlo y presencia activa del coronavirus, llegó a manifestarse en una forma totalmente insólita, se afirma que esto no se había dado en el caso del petróleo con anterioridad, cuando el pasado 20 de abril el West Texas Intermediate llegó a ser cotizado en la Bolsa de Nueva York a un mínimo de -40,32 dólares para entregas a futuro en el mes de mayo. Estos hechos produjeron algunas respuestas con relativa rapidez. La OPEP se reunió telemáticamente el día 10 de abril, participaron 32 países, y llegaron a un acuerdo general para intentar, mediante una reducción programada de la producción, detener el desplome de los precios y buscar, en el corto y mediano plazo, suavizar su impacto. El acuerdo, que fue recibido por EEUU con beneplácito, aun cuando no es miembro de OPEP y, aun así, se comprometió a reducir su propia producción en 300.000 b/día, consistió en líneas generales en acordar que, a partir del 1º de mayo, se reducirá la oferta petrolera en 9,7 millones de b/día y que esta reducción operará por los dos meses siguientes. De igual manera se ha adelantado que la reducción se mantendrá en el nivel de 8 millones de barriles/día en los meses de julio a diciembre de este año y que, luego, desde enero del 2021 hasta abril del 2022, se reducirá hasta los seis millones de b/día. Habrá que esperar que la OPEP ratifique estas últimas propuestas y esperar, asimismo, para ver si este esfuerzo logra levantar los precios del petróleo a niveles más aceptables para los productores.

-En las circunstancias del coronavirus vuelve a ser importante para Venezuela considerar con cuidado el asunto del precio y de la cantidad de petróleo que puede ser diariamente producido y exportado. Veamos primero el asunto de la producción. El país ha visto mermar su producción diaria de petróleo a cifras realmente mínimas. La causa principal de este declive pronunciado está constituida por el conjunto de medidas que el régimen ha tomado sobre PDVSA y la situación de abandono y de postración gerencial, técnica y administrativa que el conjunto de ellas ha significado para esta, otrora, gran empresa. Vale señalar que, según fuentes oficiales de OPEP recogidas en su último informe mensual, la producción diaria de Venezuela para esta fecha ha llegado a ser 680.000 b/día. Si a la anterior cantidad restamos el consumo interno que, luego de la destrucción causada por el régimen, ha quedado reducido a la misérrima cifra de 80.000 b/día de los 700.000 b/día que no hace mucho tiempo llegó a utilizar el país, obtenemos entonces el monto máximo posible de exportación de petróleo desde Venezuela que es de 600.000 b/día. La caída abrupta hacia la baja de los precios del crudo en los mercados internacionales se debe, en buena medida, a las transformaciones económicas causadas por el coronavirus, pero la baja de la producción de Venezuela es causada totalmente por la gestión pésima del petróleo por parte del régimen del socialismo del siglo XXI.

-Resulta sorprendente, y demuestra que el régimen está navegando en aguas muy procelosas, la declaración de Maduro de fecha 21 de abril según la cual “Estamos preparados y, nos hemos entrenado y a Venezuela no la detiene ni petróleo a diez, ni a menos de 10 dólares”. Ya analizamos anteriormente que, a precios internacionales del petróleo para el día de hoy, incluso un poco superiores a los que señala Maduro en sus declaraciones, cesa totalmente el flujo de divisas que Venezuela recibe por exportaciones petroleras. ¿Qué busca entonces el Jefe del régimen con esa mezcla de prepotencia, ignorancia, desafío, o mala orientación de sus asesores en esta área? La escasez evidente de divisas que, como venimos comentando, comienza a enfrentar el país puede tornarse aún más severa si incorporamos, en el análisis, otros factores adicionales todos ellos relacionados entre sí. Nos referimos a la declaración de default que el régimen bolivariano hizo sobre la deuda titularizada de la República y de PDVSA, lo que ha llevado a un cierre total de la nación para recurrir a los mercados internacionales de crédito. También señalemos la severa caída de las remesas en divisas que la diáspora venezolana, aventada a los cuatro puntos cardinales del Planeta, experimentará en el curso de este año debido precisamente a la irrupción en el escenario internacional de la pandemia y al efecto sobre los puestos de trabajo que aquella enorme comunidad de venezolanos está experimentando por su presencia. Paralelo a estas, nada gratas informaciones, es necesario apuntar adicionalmente al vertiginoso crecimiento de la deuda externa de la República y de PDVSA que el régimen ha impulsado en el curso de los últimos años. Se estima su monto en unos 180.000 mil millones de dólares. De ellos se le deben a China unos 15.000 millones de dólares y la deuda con Rusia ha de amortizarse mediante el pago de unos 4.000 millones de dólares en el curso del 2020. -Conviene que veamos, entonces, cuál sería la realidad de los ingresos en divisas que Venezuela puede recibir en este año suponiendo que exporte en su totalidad los mencionados 600.000 b/día. Proponemos utilizar, para el cálculo respectivo, el precio del WTI (West Texas Intermediate) y el precio de la Cesta de la OPEP para el día 29 de abril del 2020. El precio para esa fecha del WTI era de 15,39 dólares y el de la Cesta OPEP era de 12,41 dólares. Tomemos un respiro; para que esa venta produzca alguna utilidad, aun cuando sea mínima, la entidad vendedora, en este caso PDVSA o empresas asociadas, debe deducir el costo de producción de su petróleo de ese precio. Se tiene una información bastante precisa acerca del costo promedio de producir un barril de petróleo en Venezuela, ese costo promedio de producción puede estimarse con bastante precisión, para el año 2018, en 17,14 dólares, esto sin tomar en cuenta el pago de la regalía correspondiente; probablemente a la fecha en que hablamos sea un poco más elevado. Si comparamos los precios anteriormente mencionados con el costo de producción promedio del petróleo de Venezuela observamos indubitablemente que el país perderá dinero si hace estas ventas, en las condiciones en que opera hoy el mercado internacional de hidrocarburos. De manera que, si no nos equivocamos y ojalá sea así, el país enfrentará una muy delicada situación en sus ingresos de divisas por exportaciones petroleras, como consecuencia de una combinación letal entre el coronavirus y la incompetencia y ceguera del régimen del socialismo del siglo XXI, en su gestión político y administrativa del oro negro nacional.

Algunos economistas también vienen señalando que a este cóctel se agrega el tema del financiamiento del déficit por la vía monetaria. ¿Qué piensa usted?

-En efecto, uno de los aspectos a destacar en relación con lo que acabamos de apuntar es la actuación desquiciada que el régimen del socialismo del siglo XXI ha seguido en relación con la creación de cantidades fabulosas, astronómicas, de dinero inorgánico. El régimen viene financiando sus gastos ordinarios diarios, los de empresas del Estado, incluida PDVSA, y sus déficits públicos a través de la creación de este tipo de dinero. Esta es una política de reciente factura y se puede situar hacia mediados del año 2019, la fecha en la cual el régimen socialista del siglo XXI perdió los frenos, al respecto, y enloqueció con su decisión de crear dinero inorgánico sin medida y sin parangón en toda nuestra historia. De modo que desde esa fecha hasta el día 27 de marzo pasado el régimen había creado la increíble cantidad de, redondeando las cifras, 1.832 billones de bolívares; esto es, escribiendo todo el número, la cantidad de 1.832.000.000.000.000 bolívares. No se refiere esta cantidad a la circulación de billetes y monedas nuevas. No, en absoluto. Se refiere a la sumatorias de órdenes para apertura de cuentas corrientes en instituciones financieras del Estado o al aumento directo de los saldos de cuentas de empresas no financieras del Estado en cifras descomunales mediante el mandato de algún burócrata de alto coturno. En medio de este increíble despelote financiero, el régimen ha subido a elevada velocidad la liquidez, pero a limites mucho menores que la emisión inorgánica. El volumen de la liquidez, para tenerlo a la vista, fue para el día 27 de marzo del 2020, de 74.192.3123.000.000 bolívares. Esta manera de manejar la masa de dinero dentro de la política monetaria ha producido la evaporación del valor adquisitivo del bolívar; para decirlo en palabras que Chávez solía aplicar para señalar el destino que, según él, les esperaba a sus adversarios, el régimen ha reducido el valor del bolívar a “polvo cósmico”, ha pulverizado los salarios reales y ha extendido la pobreza de manera inmisericorde a lo largo y a lo ancho de la extensión de la patria venezolana.

¿Qué podemos prever, entonces, como posibilidad de recuperación para la economía venezolana, después de la pandemia, dadas las situaciones que ha planteado?

En las últimas semanas se ha viralizado en el mundo de la comunicación social, pero también en los estudiosos de este mismo tema a escala mundial, ofrecer como respuesta a preguntas iguales o similares a esta, una imagen construida a partir del uso de las letras del alfabeto para explicar cómo sería ese proceso de recuperación en los distintos países de la Tierra. Así, una recuperación en U significa una caída abrupta y una recuperación muy rápida de la economía, como ejemplo el caso de China y de EE. UU; una recuperación en V transmite la idea de una caída muy abrupta y una recuperación más prolongada, pero de duración relativamente definida, como ejemplo señalan a la Unión Europea y Japón. Una recuperación en L apunta a la idea de una economía que experimenta una caída fuerte y prolongada, que se estabiliza luego en un nivel mucho más bajo y que permanece en ese nivel por un espacio de tiempo prolongado. Tal vez sea esta, con las caracterizaciones específicas que demanda el estado actual de Venezuela, la imagen que podemos aplicar para el caso de la recuperación de la economía del país dada la fuerza destructora del agente básico constituido por el socialismo totalitario venezolano.

Se tiene hoy la convicción, en diversos medios de comunicación y en consultoras de mucho prestigio, que algunas economías del Planeta experimentarán el ultimo tipo de recuperación que acabamos de describir pero que, la base horizontal de la L, no será muy prolongada en el tiempo ya que entrarán en acción fuerzas combinadas, del sector público y privado, las cuales actuarán de manera conjunta e incidirán de esta manera para que la base horizontal recta de la L vuelva a emprender con relativa prontitud el ascenso. Este no será el caso de Venezuela. En nuestro país la caída ha sido abrupta desde antes de la presencia de la pandemia, pero se ha acelerado hacia abajo por sus consecuencias sobre todo el tejido social en especial el económico. Traduciendo esta descripción a la imagen que estamos usando, ello significa que la sección vertical de la L será mucho más larga que la que otros países de la tierra van a experimentar. Esa caída se prolongará hasta que el régimen esté satisfecho de su obra de destrucción del sistema productivo nacional. En ese punto, girará hacia la derecha para comenzar a construir la base horizontal de la línea en L, que es la imagen que aplicamos para describir el proceso de recuperación. Este segmento horizontal tenderá a alargarse indefinidamente en el tiempo y, sólo se interrumpirá ese curso, cuando irrumpan en el escenario nacional fuerzas exógenas que sean suficientemente potentes para que logren cambiar la orientación de ese segmento impulsándolo de nuevo hacia arriba; es decir, hacia una recuperación del tejido social. Se buscará un cambio de gobierno, de modelo, de perspectivas, de políticas públicas, de participación popular en el poder. Ese renovado impulso deberá tener como función la creación de un sistema político de democracia integral, una economía ecológica y social de mercado, un cambio de perspectivas que harán posible la construcción de la sociedad moderna, equitativa, y productiva, basada en la eminente dignidad de la persona, celosa defensora de los derechos cívicos y humanos y que considera al trabajo de los ciudadanos como elemento esencial al desarrollo social y al proceso de producción de bienes y servicios.

Abdón Vivas Terán, es economista egresado de la Universidad Central de Venezuela, master en Economía del Desarrollo en el Williams College, Williamstown, Massachusetts, Estados Unidos, doctor, cum laude, en Ciencias Políticas y Desarrollo Económico y político de América Latina en la Universidad Complutense de Madrid, dirigente del partido Copei, parlamentario y exgobernador de Carcas, durante la segunda presidencia de Rafael Caldera.