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La pandemia y la crisis nacional #Análisis #OscarBattaglini

Lo evidente es el uso manipulado y manipulador que la dictadura militarista de Maduro-Padrino López, ha hecho de la pandemia. Ello para bloquear la movilización de los trabajadores, de la población en general, y de la oposición democrática, con el evidente propósito de contener la resistencia social y política

Oscar Battaglini

Con la pandemia del Covid-19, en Venezuela está ocurriendo exactamente lo que la academia de medicina y los gremios de la salud (de los médicos y del personal de enfermería) han venido planteando acerca del desarrollo que inevitablemente, tomaría la enfermedad en nuestro territorio.

Como se recordará esta alerta temprana, la basaban estas instituciones, no solo en el conocimiento que progresivamente se ha ido adquiriendo con respecto al comportamiento altamente contaminante del virus generador de la pandemia, sino, fundamentalmente: 1- por el estado extremo de vulnerabilidad que bajo el régimen chavista exhibe el sistema de salud pública en nuestro país; 2- Por la negligencia que ha mostrado el régimen madurista en la toma de medidas efectivas que coloquen al país, desde el punto de vista sanitario, en mejores condiciones para enfrentar la emergencia planteada por la pandemia.

Esto se percibe muy claramente en la parsimonia desesperante con la que el régimen dictatorial ha actuado en relación a la adquisición de las vacunas, mientras que en la mayoría de los países de América Latina y sus respectivos gobiernos ya han adquirido importantes lotes de vacunas e iniciado el proceso de vacunación masivo de sus poblaciones, de acuerdo a los criterios establecidos por la OMS y la OPS.

Aquí en Venezuela apenas se han recibido cien mil dosis de la vacuna rusa, que, como se cometa en todas partes (vox populi) han sido utilizadas básicamente para vacunar a la camarilla civil-militar en el poder y a sus allegados.

Las posibilidades que tiene la dictadura de continuar aprovechándose de la pandemia para alargar su permanencia en el poder, son cada vez menores. En primer lugar, porque el gran número de casos positivas y el ritmo exponencial que ha tomado el curso de la pandemia en nuestro país, hará más evidentes las reales limitaciones que tiene»

Este retraso han tratado de justificarlo Maduro y su entorno palaciego, apelando de nuevo al manido ritornelo de las sanciones que, supuestamente le han impedido disponer de los recursos para concretar la compra de las vacunas, pero como todo el mundo sabe, sí dispuso de generosos recursos financieros para llevar a cabo el simulacro electoral del pasado 6 de diciembre, en el cual se gastaron (se dilapidaron) más de 60 millones de dólares.

Esto mismo, dicho de otro modo, quiere decir que para esto sí hay dinero, pero, para cancelar la deuda que el Estado venezolano tiene con el fondo rotatorio de la OPS, por el orden de los once (11) millones de dólares, que permitiría traer al país un lote importante de vacunas, no lo hay; 3.- y por la extremada irresponsabilidad puesta de manifiesto una vez más por Maduro y sus colaboradores inmediatos (que todo el mundo sabe quiénes son) en incitar a la población venezolana para que participara en el simulacro electoral del 6/12/20, para que saliera a las calles y playas de Venezuela a celebrar el carnaval; ahora la incitación es para que participe en las elecciones de gobernadores.

Lo evidente en todo esto es el uso manipulado y manipulador que la dictadura militarista de Maduro-Padrino López, ha hecho de la pandemia, para bloquear la movilización de los trabajadores, de la población en general, y de la oposición democrática, con el evidente propósito de contener la resistencia social y política.

Sin embargo, las posibilidades que tiene la dictadura de continuar aprovechándose de la pandemia para alargar su permanencia en el poder, son cada vez menores. En primer lugar, porque el gran número de casos positivas y el ritmo exponencial que ha tomado el curso de la pandemia en nuestro país, hará más evidentes las reales limitaciones que tiene para atender una emergencia de salud de tales proporciones; situación que la obligará no sólo a abandonar el lenguaje según el cual aquí la pandemia tiene un carácter light, sino que les impedirá seguir escudándose en ella para prolongar como se ha dicho, su sostenimiento en el poder; y en segundo lugar, porque esta situación le imprimirá un mayor peso a la crisis general (económica, política, social, etc, en desarrollo, y a la forma como esta incide en la estabilidad política de la dictadura militarista.

La oposición democrática, sigue tropezando contra la enorme dificultad de tener que vérnosla con un régimen político representativo de un típico Estado forajido, y por lo tanto, acostumbrado a actuar movido por el disimulo y la mentira»

A la luz de esa reflexión cobra una gran importancia las iniciativas políticas que desde la unión Europea, los Estados Unidos y algunos otros países por separado (Noruega entre ellos) se vienen promoviendo en función de adelantar una nueva negociación política entre la oposición democrática y la dictadura madurista, que definitivamente y si falta tenga como resultado un acuerdo político general que contemple básicamente:

1.- La legalización de todos los partidos políticos democráticos, y la restitución plena de los derechos políticos a sus dirigentes inhabilitados de manera arbitraria; 2.- El retorno al país de los dirigentes políticos democráticos que han sido forzados y condenados al exilio; 3.- La libertad plena de todos los presos políticos civiles y militares; la designación de un árbitro electoral (de un CNE) confiable y equilibrado, constituido por personalidades de reconocida honorabilidad y espíritu democrático; la convocatoria de unas elecciones libres (presidenciales y parlamentarias) en un lapso prudencial, y con la presencia de una observación nacional e internacional, reconocida por las partes participantes; 6- La designación de un Consejo de Gobierno que asuma la dirección política del país hasta la realización de las elecciones acordadas.

Evidentemente, el logro de estos objetivos que, por lo general, han guiado hasta ahora la posición política de la oposición democrática, sigue tropezando contra la enorme dificultad de tener que vérnosla con un régimen político representativo de un típico Estado forajido, y por lo tanto, acostumbrado a actuar movido por el disimulo y la mentira, hasta agotar el catálogo de la vileza ética y moral, como quedó plenamente demostrado en todas las oportunidades anteriores en las que se intentó acordar una salida constitucional y democrática a la crisis venezolana.

Pero, como dice la expresión popular: “Hoy, ya no es ayer. Hoy, como es objetivo y lógico, la crisis general que afecta a todo y a todos, tiene otra cara y otras dimensiones, de esto tenemos plena conciencia. Pero si de alguna cosa sabemos es acerca de la situación general en la que se encuentra el régimen dictatorial, y de los malabarismos que tiene que hacer para mantenerse en pie, entre ellos: -y que no es un secreto para nadie- el que se ejercita con la maquinita del Banco Central para cubrir el déficit fiscal, y el que se practica con el oro, el petróleo, el gasoil y la gasolina, en la llamada economía subterránea.

Mientas todo eso ocurre, la soga se sigue tensando como resultado, por un lado, de la acción de la potencia; esto es, del desarrollo natural de las cosas, y por otro, de la acción consciente de los actores políticos (nacionales e internacionales) interesados tanto en la reposición del proceso político-institucional-democrático del país, como de la recuperación de la economía nacional, y de las condiciones de vida de los trabajadores y de todos los venezolanos en general.

EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.

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