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González Urrutia: desafíos y oportunidades

El ééxito va a depender en buena medida de la Unión de todos

Celestino Aponte I Opinión

Al fin. Al fin los sectores políticos democráticos venezolanos designaron una candidatura presidencial viable para las elecciones del 28 de julio del presente año. El embajador Edmundo González Urrutia, hombre de dilatada trayectoria en las relaciones internacionales, de una notable formación académica, con experiencia política y, al parecer, con atributos personales y capacidades suficientes para asumir la conducción del país en momentos tan desafortunados como los actuales. Superadas como han sido las amenazas abstencionistas y divisionistas que condujeron a la oposición al borde del abismo en los días previos al 19 de abril, expresamos nuestra satisfacción por tan sabia decisión.

Justo es reconocer el extraordinario trabajo realizado por la Plataforma Unitaria Democrática y su Secretario General, Omar Barboza, para conquistar y consolidar la Unidad; el valiosísimo aporte de María Corina Machado cuyo desprendimiento brindó un soporte definitivo y fundamental para el acuerdo unitario como lo será también para la victoria electoral; y muy justo es reconocer la hidalguía, el espíritu unitario y el coraje de Manuel Rosales quien, además, de dar muestra incontestable de que es un hombre de palabra, “derrochó» sagacidad y capacidad política ante la exigente realidad nacional y ante la infame campaña de descalificación de la cual fue objeto.

Al candidato Edmundo González, a los partidos políticos y a la sociedad civil les aguardan un conjunto de desafíos. De la capacidad para afrontarlos depende la posibilidad de iniciar y consolidar una transición hacia la democracia. El éxito va a depender, en gran medida, a la unión de todos, postergando cada actor sus particulares intereses, quemando las “facturas” revanchistas que han marcado el pasado reciente de los actores políticos y, lo más importante, estableciendo unas líneas estratégicas y operaciones tácticas concertadas y coherentes. Sin pretender agotar el tema nos permitimos enunciar lo que consideramos son los cuatro mayores desafíos.

En primera instancia destaca las previsibles maniobras del agónico régimen madurista para impedir la sustitución de la candidatura de Rosales en el CNE y la amenaza de ilegalizar la tarjeta de la MUD, vía tsj. Sin descartar que el régimen reedite la vía Nicaragua-Daniel Ortega y proceda a inhabilitar ilegalmente a Edmundo González que se sumaría al proverbial ventajismo que le es consustancial. Para éstas eventuales maniobras inescrupulosas hay que estar preparados y con líneas de acción previstas para afrontarlas, sin lloriqueos. No estamos en democracia.

Una política electoral exitosa, ganar, «cobrar» y transitar cinco largos meses entre la elección y el traspaso de mando exige contar con un movimiento social y político organizado, articulado y coherente en el accionar. Este es un desafío sumamente exigente cuya construcción tiene que superar las obvias limitaciones de los partidos políticos de la actualidad y la dispersión de la sociedad civil. E, incluso, la apatía y la indiferencia de buena parte de la ciudadanía. Trabajar este asunto es una prioridad y los actores políticos y sociales deben salir de su área de confort y asumirlo a la brevedad.

González Urrutia tiene por delante el desafío de construir un relato político que facilite la transición, que construya “puentes» para la transición, que permita el diálogo con los «factores de poder», creando las bases para una Venezuela donde quepamos todos, sin espíritu de venganza pero con justicia y, sobremanera, destacando el cambio del modelo político y económico impuesto por el chavismo por uno democrático con justicia social, libertades y derechos fundamentales.
Es decir, expresando inequívocamente la aspiración de cambio de los venezolanos y, al mismo tiempo, dejando atrás la narrativa radical tan en boga en las redes sociales. Un relato que deje claro que el candidato y próximo presidente de la república es él y no otro.

Un último desafío sobre el cual quiero advertir es la de dotar a las fuerzas políticas y sociales democráticas de una dirección política unitaria y coherente. Una conducción política que contando con la experiencia de los partidos políticos y de calificados venezolanos como Gerardo Blyde, Eduardo Fernández, Maria Corina Machado, Andrés Caleca, Andrés Velásquez, Benigno Alarcón, Henry Ramos Allup, Américo D’Gracia y Simón García, para sólo nombrar unos pocos. Una dirección política de calidad, eficaz y eficiente es de suma urgencia y vital importancia.

Venezuela está colocada ante una extraordinaria oportunidad para iniciar una fase histórica de prosperidad y libertad. Así parece indicarlo la voluntad de más del 80 % de los venezolanos hartos del populismo y el autoritarismo, la firme disposición del 52 % del pueblo que se autodefine como chavista de no vota, en ningún caso, por Nicolás Maduro; las actitudes asumidas por los presidentes Lula Da Silva, Petro y Boric; el descontento en la FAN y el decidido apoyo de los EE.UU y la Unión Europea al retorno de Venezuela a la democracia. Seguro que un hombre del talento y el talante de Edmundo González sabrá sacar provecho de tal situación.
Ciudad Guayana, 21 de abril de 2024.