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Petro y Lula apadrinan pacto para salvar a Maduro

La pareja presidencial aceptaría irse antes que recibir un tiro hasta de su entorno

Hernán Lugo-Galicia 

“Ni por las buenas, ni por las malas”, vociferan en público los jerarcas del chavismo. 

A lo interno, en espacios cerrados, con aliados y hasta dirigentes opositores, han confesado el interés en negociar una salida que los libre de los juicios, de la cárcel y les permita tener una vida fuera del país. 

El hecho lucía fuera de la realidad hasta que los presidentes de Colombia y Brasil, Gustavo Petro y Lula Da Silva, plantearon la idea de incluir en las elecciones del 28 de julio un plebiscito el establecimiento de un pacto entre el ganador y el perdedor, que garantice la paz, el cese de la persecución y, por ende, una transición política, bajo la tutela internacional. 

Petro no adelantó cuál sería el tenor de la pregunta, el contenido del acuerdo y cómo se ejecutaría. Empero, él propuso en 2023 una cumbre mundial para tratar el caso Venezuela, pues su país y Brasil sufren por el éxodo de venezolanos, debido a la crisis humanitaria y el régimen que impera en Venezuela. 

Y, de paso, el paisano de Maduro una semana atrás estuvo en Miraflores, y luego se reunió con el gobernador del Zulia, Manuel Rosales, más no incluyó en la agenda a María Corina Machado. Y es que una fracción del chavismo ha señalado que si les ofrece una salida, que no implique ir a la cárcel, entregaría el poder. En esa onda, están Maduro y Flores, mientras en la “resistencia” andan los hermanos Rodríguez (Delcys y Jorge), Diosdado Cabello y el ala radical de la Fuerza Armada.  

Requisitos del pacto

Como condición reclaman: 

  • Uno, un interlocutor serio o válido que cumpla esa promesa. ¿Saldrá de la oposición? ¿O vendrá de Colombia y Brasil?
  • Dos, que se dé un salvoconducto para salir del país hacia donde quieran.

En todo caso, esto depende de una madurez o una estrategia dura, definida por la oposición. 

La política tiene varias cosas: Una de ellas, Negociar; y la otra, sobrevivir; y eso es lo que se percibe de la iniciativa Petro-Da Silva que, por los hechos, cuenta con la venia de Miraflores, porque, de lo contrario, nunca lo hubieran expresado. O tal vez, traten de usar el pacto para que la oposición termine aceptando la derrota a sabiendas que el proceso del 28 de julio nació viciado, al negarle el derecho a María Corina Machado a postularse y de la oposición a tener su propio candidato.

En Venezuela es factible una salida electoral negociada si se actúa con estrategias y no con las vísceras. El problema es que la oposición se cae a golpes internamente, en lugar de sobreponer el “interés supremo”: Despojar al chavismo del poder.

Manuel Rosales y MCM deben dejar las peleas, ya que ambos se necesitan: Uno, tiene la tarjeta; y la otra, los votos. Esto último es relativo pues la mayoría del país quiere un cambio político y votará por quien tenga mayor opción. 

La diferencia con el chavismo es que, ante el temor de perder la silla, se unen y van con un pañuelo y la pistola guardada a la espera del momento.

Hay hechos históricos que demuestran que es posible negociar o pactar.  

En Argentina, la Junta Militar acordó ir a elecciones sin que se postulara Juan Perón. El general lo aceptó. Postuló a alguien cercano que ganó y meses después renunció y convocó a elecciones que favorecieron a Peron. 

En España, el franquismo acordó una transición a la democracia con ellos en el poder.

En Venezuela, hace falta gente que haga política. 

La oposición ya sabe que Miraflores no quiere a MCM; que el chavismo se sabe perdido. Todas las encuestas, los informes de las Ubch y de MinDefensa así lo indican. Por ello, se dieron ese margen de 6 meses para dejar “minas” en las instituciones; y proceder al despojo de las atribuciones presidenciales y el traspaso al llamado poder popular.

Y entonces: ¿Habrá que esperar todo eso o buscar una salida?

Miraflores entiende que el costo baja si negocian una transición. 

¿Qué hacer?  Resuelve. Dale algo a cambio en convenio con países aliados. O juega duro. Al igual que Miraflores aprovecha la opción de una salida que los divida entre los que no quieren entregar y los que quieren irse con los reales, queridas y familiares a otra parte.

¿Vas a esperar que te frieguen o mueran venezolanos?

Que se fije la meta de sacar a Maduro con la posibilidad de que vaya ileso, no porque se ampara la corrupción, sino porque la meta es que esté fuera de Miraflores.

Ya MCM le dijo a NM que sería mejor que ella llegara al poder. Ahora, falta dar ese paso e incluso busquen aliados, como el embajador de Noruega, que avala el Acuerdo de Barbados, y planteen esa negociación.

Maduro y Flores públicamente no van a admitir, ni informar pero si desean irse con un vuelo, y no con un tiro en la cabeza, que provendría del entorno chavista.

@HLGNapita

El autor es escritor y periodista venezolano, actualmente exiliado en Estados Unidos.