“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido menos no defenderla” (General José de San Martín, Libertador de Argentina)
Jesús Antonio Petit Da Costa
Todos sabemos que Venezuela está bajo el control de Cuba desde cuando el difunto Chávez cometió la más grande traición a la patria que registra la historia universal: le regaló la soberanía a la monarquía comunista cubana, la dinastía de los Castro, a quienes se sometió convirtiéndose en su títere.
Todos sabemos que el cogollo de la MUD (AD, PJ, UNT) jamás denunció esta traición ni llamó a luchar por el rescate de la soberanía; por el contrario, aprobó la mayor humillación que ha sufrido Venezuela en toda su historia: la suma de indignidad que fue el proceso de la enfermedad y muerte de Chávez en La Habana.
Así el cogollo de la MUD se sumó a la traición ratificando su papel de comparsa colaboracionista.
Todos sabemos que fue Cuba la que escogió a Maduro como títere para suceder a Chávez manipulando la sucesión, de tal modo que aún hoy el pueblo venezolano ignora cuándo, dónde y de qué murió, algo insólito en la historia universal.
El cogollo de la MUD colaboró con Cuba, agravando su traición, puesto que ni siquiera cuando es mayoría en la AN ha exigido a Maduro la presentación del acta de defunción de Chávez, junto con la historia médica, sin la cual su juramentación debería declararse sin efectos jurídicos, siendo nula porque no existe la prueba legal de la falta absoluta por fallecimiento de su antecesor.
Sospechosa falta de diligencia del cogollo colaboracionista de la MUD (ni como condición para el diálogo la ha exigido) habiendo indicios de un delito conforme al testimonio público del Vice Istúriz: “a Chávez lo asesinaron”. Sólo Cuba y Maduro pudieron hacerlo.
Todos sabemos que, para la fecha de la muerte sospechosa de Chávez, se reunían en La Habana el gobierno de Colombia y los comandantes de las FARC, que son miembros del Foro de Sao Paulo (Internacional Narco-Comunista de América), cuyos jefes máximos son los hermanos Castro (Fidel y Raúl). Lo hacían con el propósito de facilitar el acceso al poder de las FARC en Colombia, usando el pretexto de la paz, y así, anexándose a Venezuela, constituir la Gran Colombia comunista dependiente de Cuba, la apoteosis de los Castro en su plan de dominación continental.
Para este propósito convenía la muerte de Chávez porque, ambicioso y mesiánico como era, pretendería que se le reconociera la jefatura como la reencarnación de Bolívar que se creía pero gobernando desde Caracas.
Posiblemente los Castro lo engañaron haciéndole la promesa, lo que explica su comportamiento con las FARC mientras vivió.
Astutamente los Castro optaron por Maduro, que por colombiano e ignaro garantizaba aceptación del gobierno de las FARC desde Bogotá, por lo cual pudieron haber precipitado la sospechosa muerte de Chávez.
El cogollo colaboracionista de la MUD (AD, PJ y UNT), agravando su traición, ha cooperado con la estrategia cubana de crear la Gran Colombia comunista (rica en oro negro-petróleo y en oro blanco-cocaína), con Venezuela sometida a Cuba y Colombia, al negarse a algo tan sencillo como exigirle a Maduro que pruebe ser venezolano por nacimiento y no tener la nacionalidad colombiana (exclusiva o conjunta), que sería suficiente para dejar sin efectos jurídicos su juramentación deponiéndolo del cargo.
No se ha atrevido siquiera a ponerla como condición para el diálogo.
El 6D el pueblo eligió a 112 diputados de la MUD dándole el mandato imperativo de salir de Maduro ejerciendo las atribuciones constitucionales de la AN.
En lugar de cumplir con el mandato, el cogollo colaboracionista de la MUD decidió entregarse a Maduro optando por un revocatorio que no se haría nunca porque, como lo sabía, lo impediría Maduro valiéndose del CNE y del TSJ.
Por presión del pueblo, el cogollo colaboracionista de la MUD (AD, PJ, UNT) inventó un juicio político y una manifestación de Miraflores que nunca hizo porque era un engaño; por el contrario, acordó convivir pacíficamente con Maduro.
Es lógico que títeres y colaboracionistas convivan porque coinciden en la traición a la patria. Son las dos caras de la misma falsa moneda.
Es la hora de unirnos los patriotas, militares y civiles (radicales independientes y partidos no colaboracionistas) en defensa de la patria, antes de que sea absorbida y sojuzgada en una Gran-Colombia comunista, con Cuba de Reino y Colombia de Virreinato, y contra los traidores (títeres y colaboracionistas) que cooperan con Cuba contra la patria, en el rescate de cuya independencia y soberanía valen todas las formas de lucha porque todas están permitidas con este fin como lo dijeron los libertadores.