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EDITORIAL: Peces gordos pueden estar tranquilos

Las instituciones son muy diligentes para investigar a los raspacupos, pero a las empresas de maletín ni las miran

Insisten en tapar la lista de las empresas de maletín. Utilizan algunos recursos como publicar largos listados de todas las miles de compañías que han recibido dólares preferenciales durante años, sin discriminar. Un truco que hace que algunos incautos piensen que ya se han publicado los nombres de los que han despilfarrado los recursos del Estado, cuando en realidad se les está camuflando a conciencia. El gobierno sabe quiénes son, lo sabe muy bien. Tiene todos los elementos para poder investigar, descubrir y encarcelar a los estafadores, pero no es su voluntad. El tiempo así lo demuestra. Prefiere desviar la atención. La Fiscalía, por su lado, se jacta de tener tras las rejas a algunos raspacupos, presuntos delincuentes que se transforman en niños de pecho cuando se comparan con los guisadores que desviaron miles de millones de dólares del pueblo venezolano. Una desfachatez, una bofetada a la decencia y la enésima muestra del mal gobierno.

Lo correcto, lo que nunca harán los burócratas enquistados en el poder, es dar los nombres de una buena vez y con transparencia. De forma tal que el ciudadano pueda tener acceso a esa información, que pueda saber con precisión quiénes son los dueños de esas compañías, de quiénes son socios, testaferros y familiares. Caiga quien caiga, como prometió Maduro alguna vez. Lo correcto es adecentar, que el Ministerio Público no dé espaldarazos continuos, por acción u omisión, al mal manejo. Lo correcto, el deber ser, es lo que no va a pasar, porque los responsables de las instituciones están irremediablemente enlodados y sólo la oscuridad, la opacidad, el silencio y la mentira los mantiene en su diaria labor de depredar los recursos de la nación.