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El poder político ilegítimo #Análisis #OscarBattaglini

De esos procesos electorales amañados, la dictadura madurista sale cada vez más deslegitimada

Oscar Battaglini

Es un hecho universalmente aceptado que para ser ejercido en una sociedad democrática, el poder político requiere necesariamente de dos tipos de legitimidad:

La legitimidad de origen, que se gana en las urnas, en unas elecciones libres, y la legitimidad de desempeño que viene dada no solo por el estricto apego al orden constitucional (democrático) vigente, sino por la ejecución de una acción de gobierno consustanciada con la realización satisfactoria y efectiva de los intereses generales de la sociedad.

Es a partir de la consideración de este problema político fundamental, que ha podido establecerse una diferenciación entre las formas de gobierno rectas, y las formas defectuosas o aberrantes (corruptas), producto estas últimas, por lo general, de los flujos políticos circunstanciales, de los accidentes históricos, y de la casualidad, en la que esta pasa a ocupar de manera coyuntural el lugar de lo permanente.

En estos momentos, el chavezmadurismo es un ejemplo típico de esta forma de gobierno, la cual, habiendo dispuesto inicialmente de la legitimidad de origen, ha degenerado en un poder despótico que busca indigna y desesperadamente la auto legitimación mediante el fraude electoral recurrente. Se comprende que a esta situación signada por la deslegitimación absoluta, se llega como consecuencia del carácter fallido del Estado chavezmadurista.

La caída de la producción (extracción) petrolera ha provocado el descalabro en las finanzas públicas; la paralización de los seis complejos refinadores de petróleo de Pdvsa»

Esta es la imagen que, de manera invariable, siempre aparece cuando se revisan los resultados del desempeño de la camarilla civil-militar que ha usurpado el poder político en nuestro país durante más de veinte años.

Eso es lo que se observa, queremos insistir:

1-. En la economía nacional, la cual ha sido objeto de un proceso masivo, sostenido y sistemático de destrucción, al que no ha escapado ninguna de sus actividades fundamentales. De ahí la quiebra generalizada que presenta, no solo un amplísimo sector de la industria nacional, sino el estado ruinoso en el que se encuentra sumida la inmensa mayoría de la población venezolana.

Son muchos los indicadores que dan cuenta de esta situación, entre ellos, la caída de la producción (extracción) petrolera a niveles de 1934 (300 mil b/d), cuestión que ha provocado el descalabro en las finanzas públicas; la paralización de los seis complejos refinadores de petróleo de Pdvsa.

Este hecho explica la escasez crónica de gasolina y otros derivados; la debacle de la agricultura, la industria pesada y manufacturera, y el comercio en general; actividades estas que se han visto forzadas a operar por debajo de un 20% de su capacidad instalada.

Esa actitud de Maduro y su entorno palaciego no es nueva, desde un principio la asumieron para afirmar que aquí no había crisis, ni mucho menos una crisis humanitaria»

Pero lo más grave de esta situación socioeconómica generada por el desempeño del chavezmadurismo en el ejercicio del poder político -y que sin duda, constituye un crimen de lesa humanidad- es la pulverización del salario y las pensiones de millones de trabajadores, profesionales y técnicos que se ven condenados a sobrellevar junto a sus familias, las más indignantes y penosas condiciones de vida; esto es, a no poder cubrir de manera satisfactoria ninguna de las necesidades básicas, sino a tener que enfrentar a diario los riesgos del hambre, la enfermedad y la muerte.

Esa situación que ha sido ampliamente recogida y documentada en los informes de Provea y otras ONG defensoras de los derechos humanos en Venezuela, Caritas, Encovi, el Informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la Naciones Unidas, y últimamente por la comisión especial designada por el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, no solo es desconocida cínicamente por la camarilla cívico-militar que usurpa el poder en Venezuela, sino que llega al extremo de intentar descalificar tanto la veracidad de los informes presentados por esas organizaciones y sus organismos auxiliares sobre la situación venezolana, como la seriedad y competencia profesional de las mismas (incluida las de la propia Naciones Unidas) en el cumplimiento de sus funciones en la defensa de los derechos humanos.

Cabe señalar que esa actitud de Maduro y su entorno palaciego no es nueva, desde un principio la asumieron para afirmar que aquí no había crisis, ni mucho menos una crisis humanitaria. Después, como se sabe comenzaron a combinarla con la “tesis” de que las sanciones son la causa de la tragedia por la que atraviesa nuestra sociedad.

Los simulacros electorales (al fraude electoral) en procura de una autolegitimación, no le proporciona ningún reconocimiento político (nacional o internacional)»

Con esto se pretende que los venezolanos nos olvidemos, de que las sanciones (particularmente las económicas y financieras) comenzaron a hacerse efectivas hacia finales de enero de 2019, cuando ya la crisis general que nos afecta gravemente, estaba en pleno desarrollo. 2- En el caos existente en la administración de todos los servicios públicos (salud, educación, electricidad, gas, gasolina, transporte), circunstancia que hace aún más penosa la situación general por la que atraviesa la población venezolana, de la que se calcula que alrededor de cinco millones han salido del país huyendo despavoridos de este horror en que ellos han convertido al país.

3- En el grave y profundo quebrantamiento que ha experimentado el orden constitucional – democrático bajo la restauración dictatorial militarista impuesta por el modelo chavezmadurista; expresión política formada por una suerte de populacho de aventureros y advenedizos que, en un ejercicio perverso del poder han destruido al país, y persisten en permanecer aferrados a él contraviniendo todo sentido o juicio razonable e infligiéndole un daño mayor al que hasta ahora le han hecho.

He ahí resumidos algunos de los resultados más importantes del desempeño gubernamental del chavezmadurismo, que lo han condenado a su total deslegitimación. Esto es lo que, en definitiva, explica el lugar cada vez más importante que ocupa la violencia oficial y los organismos encargados de aplicarla como política de Estado (Ejército, Guardia Nacional, policías, cuerpos paramilitares y parapoliciales) se hayan convertido no sólo en los instrumentos garantes de la seguridad del gobierno sino en la representación real del poder político.

De ahí que el régimen autoritario de Maduro-Padrino López, haya comenzado a hablar de la “unión cívico-militar policial”, como parte de su conversión en un Estado policial. 2.- La recurrencia permanente a los simulacros electorales (al fraude electoral) en procura de una autolegitimación, -como ya ocurriera en el simulacro electoral del 20/05/18 – que si bien consigue con amaños, no le proporciona ningún reconocimiento político (nacional o internacional), ni le permite aliviar la crisis de legitimidad por la que atraviesa, lo que quiere decir que, de esos procesos electorales amañados, la dictadura madurista sale cada vez más deslegitimada, de ahí que no resulte difícil pensar que eso mismo ocurrirá, de persistir la dictadura en su empeño de realizar el simulacro electoral en marcha, sobre todo si se tiene en cuenta lo expresado por la Misión de la Unión Europea que acaba de visitar al país.

En su declaración pública al término de su actividad: … “actualmente no existen las condiciones para que se lleve a cabo un proceso electoral libre, justo y democrático”…

EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.

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