El régimen, asustado como está, y en medio de un escenario definitivamente adverso, recurre como es su costumbre, a los indecisos, los oportunistas
Rubén Osorio Canales
Llegar a la democracia en un Continente como el nuestro donde las autocracias, dictaduras y tiranías, nacen como la mala hierba resistente a cualquier pesticida es, sin duda alguna, un parto accidentado y doloroso.
En los actuales momentos el trabajo de parto dura desde el momento mismo en que una población engañada por un doble discurso, descubrió las malas intenciones del régimen sin que hasta ahora hayamos visto el alumbramiento. Y lo peor es que más tiempo pasamos sometidos a este régimen, más aumentan nuestras penurias, las arcas del tesoro se agotan sin dejar nada a cambio, nuestras mentes corren el riesgo de idiotizarse, la república y la democracia se siguen encogiendo con riesgo de desaparecer.
Todo cuanto se mueve en el aquí y ahora de nuestro país, está marcado por la perversidad que impone el resentimiento enquistado en el alma de quienes redujeron un gobierno a la despreciable categoría de régimen y para desgracia, fascio comunista.
«El 6D hagamos la gran cola de la libertad y la democracia y con nuestro voto logremos la tan esperada luz al final del túnel»
A dos meses escasos de unas parlamentarias cruciales para definir el futuro próximo de un país castigado en exceso por la intolerancia de un régimen dictatorial, lo que predomina en el paisaje es la arbitrariedad, las violaciones de la ley, el cinismo como conducta, la amenaza como discurso y la agresión como acto cotidiano expresada en modos tan disímiles como: dirigentes políticos presos, la inseguridad, el desabastecimiento, los cortes de luz, la escasez de productos de primera necesidad, el deterioro de nuestro sistema de salud, la falta de medicinas, el alto costo de la vida, las colas humillantes, la mentira como elemento principal en ese falso discurso del régimen que habla de paz pateando ciudadanos con la bayoneta en la mano, la creación de estados de excepción que crecen según los intereses fraudulentos del régimen, las trampas electorales avaladas por el organismo rector, el MP y el TSJ y todo ello acompañado muy ruidosamente con motorizados sembrando terror con granadas y explosivos, bandas armadas en pleno ejercicio de una barbarie que amenaza con prolongarse, en fin, una verdadera suma de perversidades, con el agravante de tener una oposición muy limitada en sus movimientos.
Si bien es cierto que el régimen forajido está gravemente herido, recurre con la fuerza de los desesperados, a cualquier instancia que le permita conservar el poder.
La realidad que el régimen tiene ante sus ojos, es tan grave que no ha dudado en acentuar la violencia, sembrar miedo al soltar como perros furiosos a colectivos armados, con el único propósito de robarle el protagonismo a la euforia que nos da la esperanza de un triunfo de la oposición.
«Los rumores, trapos rojos y amenazas surten su efecto para sumergir al votante incauto en un mar de dudas»
Ahora, el régimen, asustado como está, y en medio de un escenario definitivamente adverso, recurre como es su costumbre, a los indecisos, los oportunistas, los anti parabólicos, los desvergonzados, los infiltrados y los miedosos, para ver si, como en otras ocasiones, los rumores, trapos rojos, gritos y amenazas, surten su efecto para sumergir al votante incauto en un mar de dudas, y procurando que los descontentos en sus filas, cambien el voto castigo por una tímida abstención y tratar por todos los medios de que la oposición no obtenga la mayoría calificada para hacer de la AN un verdadero cuerpo legislativo y dejar atrás la camorra en que fue convertida por los gorilas del régimen.
A este punto es bueno que la MUD, en el poco tiempo que queda, tome nota y busque, tanto razones como remedios, para enfrentar la caída de cinco puntos porcentuales pasando de 55 a 49,9 en el último mes.
Esto lejos de ser una casualidad es producto de una estrategia en la que han intervenido varias manos ajenas que posiblemente no logre sus objetivos, pero hay que estar alertas porque aquellas preguntas surgidas en cada proceso electoral sobre si reconocerán o no, si entregarán o no, si cobraremos o no, si hay pactos secretos o no, por desgracia han vuelto a sonar, aumentando los dolores e incertidumbres del parto democrático, y solo se apagarán cuando el 6 de D, si nos dejan, con toda la energía que la sola posibilidad de un cambio regala a nuestros espíritus, hagamos la gran cola de la libertad y la democracia y con nuestro voto logremos la tan esperada luz al final del túnel. (La historia de este parto continuará).